Fosas comunes descubiertas en Canadá

Fosas comunes descubiertas en Canadá

Por Nònimo Lustre*. LQSomos.

En el otrora paradisíaco Canadá, a raíz del descubrimiento de cientos y miles de cadáveres de niños y niñas indígenas almacenados en varias fosas comunes clandestinas escondidas en terrenos eclesiásticos –especialmente católicos-, el pueblo canadiense ha respondido entrando en santa cólera y, ahora, está incendiando un puñado de internados, iglesias y centros de catequesis. Esto de quemar edificios sacros no es la única manera de protestar ante un genocidio racista pero sí una que mucho aprovecha a los media. Hay otros métodos… pero el fuego los resume a todos y no hay nada más espectacular y fotogénico que las llamas anticlericales.

Se han exhumados los restos de las víctimas. Ergo, si tenemos los cuerpos de los delitos y conocemos a los directores, curas y monjas, que perpetraron esos delitos, ¿a qué esperan en Canadá para procesarlos? Aducirán que han muerto; bueno, pues que los quemen en efigie como acostumbraba a hacer la Inquisición con sus relapsos. Algunos viven todavía pero son muy ancianos; bueno, pues que lo lleven presos como hacen en Alemania con los nazis aunque sean centenarios. Sea como fuere, todos esos genocidas se saltaron las leyes civiles, mintieron a los registros demográficos –como para fiarse de los legajos de las sacristías-, y, sobre todo, negaron a los familiares de las víctimas la oportunidad de enterrarlas como es debido.

¿Porqué tanta ignominia? Porque podían, porque la Iglesia estaba por encima de las leyes y porque se sabían impunes. Y, finalmente, porque eran niños/as indígenas, súcubos infrahumanos tan brutos que se morían con tal de no ir al aula –al comedor iban menos, para lo que les daban allá… ¿Algún jerarca pedirá perdón? Alguno habrá, porque cuesta muy poco afligirse en los media. ¿Alguien en el Vaticano pensará en indemnizar a las familias indígenas? Sí, las rezará docenas de responsos pero, si toca rascarse el bolsillo, entonces recurrirán a la autonomía de los obispos y le pasarán la patata caliente a los cardenales canadienses. A fin de cuentas, el Vaticano es intrínsecamente racista desde el momento en que su labor es arrasar a las creencias ajenas, sean indígenas o taoístas –la new age puede estar tranquila, entre irracionales puros no se pisan la manguera.

El pueblo canadiense –nos importa un rábano si son minoría o mayoría-, está haciendo lo que debía: mostrarse como una ciudadanía civillizada que reacciona ante la inmensidad de los delitos contra la infancia indígena. Como dirían en Venezuela parafraseando la letra de su himno nacional, pueblos del Mundo, “Seguid el ejemplo que Canada dio… “

Beneficios marginales –fringe benefits

En Canadá no sólo están quemando iglesias cristianas sino que, de paso, también derrumban estatuas monárquicas. Sabia medida que ataca a la raíz del delito.

Otros edificios sacros

21 agosto 1969, un turista sionista incendia en Jerusalén la mezquita Al Aqsa.

Mezquitas

Por cada iglesia cristiana que se carboniza, hay miles de mezquitas que son destruidas por el fuego. Sin contar la partida más abundosa –el fuego militar-, todos los días son quemadas mezquitas en todo el mundo. Los media occidentales, no informan de ninguna dellas. Pero nosotros vamos a dar un par de ejemplos: la mezquita de Al Aqsa, el Vaticano de los musulmanes, y un brevísimo apunte sobre incendios intencionales perpetrados por cristianos:

Etiopía, país cristiano con mucha población musulmana, tiene como fiesta nacional quemar mezquitas

Sinagogas

En España abundaron las sinagogas… hasta que el alto clero decidió que ya estaba bien de tolerancia y de aquellas Tres Culturas que hicieron famoso en Europa el modo español de manejar la tolerancia religiosa.

Alfonso X llamado el Sabio, lo cuenta en una de sus Cantigas escritas en lo que llamaríamos portuñol:

Esta é como Santa Maria se queixou en Toledo eno dia de ssa festa de agosto, porque os judeus crucifigavan a omagen de cera, a semellança de seu fillo.

Un progrom cualquiera; nunca faltaba la leña verde –insignia de la Inquisición

Poi-la missa foi cantada, / o Arcebispo sayu da eigreja e a todos / diss’ o que da voz oyu; e toda a gent’ assi lle recodyu: “Esto fez o poblo dos judeus malvaz.”

Enton todos mui correndo / começaron logo d’ir dereit’ aa judaria, / e acharon, sen mentir, omagen de Jeso-Crist’, / a que ferir yan os judeus e cospir-lle na faz.

E sen aquest’, os judeus / fezeran a cruz fazer en que aquela omagen / querian logo põer. E por est’ ouveron todos de morrer

Es decir, que los progromos no fueron estallidos populares –aunque alguno hubo así-, sino decididos e inventados por el alto estamento tonsurado, en este caso nada menos que por el arzobispo de Toledo.

Mezquita de Córdoba y Palacio ‘de Carlos V’ en la Alhambra

En España, raramente se queman iglesias pero, las pocas veces que acontece esa preciosura, permanecen parasitando a la Historia cual garrapatas como si hubieran sido miles. Tampoco se incendian mezquitas porque apenitas hay. Aquí somos muy civilizados, aquí simplemente canibalizamos las mezquitas y los palacios moros hasta volverlos irreconocibles.

Desde el año 1.260, la ‘reconquista’ se paraliza pero Granada resiste más de dos siglos. Hoy, es bien sabido que el castellano actual comprehende no menos de 4.000 palabras árabes o arabismos. Muchos dellos son de uso tan común que no vamos a comentar ni, menos, enumerar. Sólo apuntaremos que, desde el siglo VIII, pocos meses después de que los Amazigh (bereberes) cruzaran Gibraltar, los arabismos entraban en los documentos escritos –repetimos, escritos- en aquella fantástica mezcolanza de latín vulgar, galaico-portugués, catalán-provenzal, residuos iberos, celtas e indígenas. Huelga añadir que, si ya se escribían, era porque se usaban cotidianamente. Veamos unos ejemplos:

Siete palabras árabes –no demasiado conocidas- que enriquecieron el castellano cuando éste todavía se estaba formando (Extraídos de Eero K. Neuvonen, 1941, Los arabismos del español en el siglo XIII, Helsinki; disponible en internet):

Annubda; hoy olvidada, era el “servicio que consistía en vigilar los lugares expuestos a los enemigos”; aparece escrita desde el año 774, “Es, con alfoz, uno de los más antiguos arabismos atestiguados.”

Mezquino; desde el siglo X, “Es uno de los primeros arabismos atestiguados literariamente”.

Barragán; desde el siglo X, “quizá voz peregrina porque también aparece, desde el siglo XIII, en portugués, francés y catalán”. Era un “género de tela hilada sutilmente, y hecha de lana de diferentes colores”; hoy es muy conocida ‘barragana’, amante de potentados y comunes.

Fasta; desde el siglo X, “Esta preposición y adverbio, el ascendiente del moderno hasta, conoce en el siglo XIII aproximadamente el mismo uso que hoy”. En castellano, no es frecuente que aparezcan nuevas preposiciones y adverbios, de ahí que la anotemos.

Algodón; desde el año 950 en la forma de algoton.

Maquila; siglo XI, “Porción de trigo que se pagaba al molinero por la molienda”. Como sinónimo de franquicia con trabajo esclavo, es hoy muy conocida en América Latina.

Aldea; siglo XI, “En el siglo XII todavía no aparece la inferioridad de los aldeanos respecto a los de la capital”. Interesante apunte.

Pues bien, el clero cristiano no pudo quemar estas palabras pero hizo lo imposible para borrar de Hispania todo recuerdo de las culturas amazigh, árabe, siríaca e incluso bizantina. Abrasó a fuego lento a cuanto ‘moro’ tuvo la mala suerte de ser capturado, incendió cuanta mezquita pudo y arrasó bruta y antieconómicamente cuanta obra pública –por ejemplo, hidráulica- había sido construida con el sudor de los ‘otros hispañioles’. Y, siglos después, así sigue, orgulloso de su pésimo gusto y de su hostilidad psicopática contra el arte y la hazaña utilitaria de esa otra gente que, no sólo conformó el castellano sino que, además, embelleció a España. Sólo dos ejemplos asaz nombrados:

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