Granada en la posguerra y el robo de bebés

Granada en la posguerra y el robo de bebés

Marisa Ruiz*. LQSomos. Septiembre 2017

A partir de los años cuarenta y en plena dictadura franquista Granada era testigo, como el resto del país, del sufrimiento de valientes y nobles mujeres a las que el régimen le había robado sus bebés, de todas las lágrimas derramadas por haberles arrebatado sin motivo y sin piedad lo que más querían, de la profunda tristeza y sufrimiento que alberga un alma rota en mil pedazos que ve como el ser más importante de su vida desaparece para siempre solo por el capricho de alguien incapaz de sentir ni una pizca de humanidad.

En la capital granadina las madres “rojas´´ salían en medio de la noche o a plena luz del día y saltaban desesperadas las tapias de los hospicios u orfanatos con el fin de recuperar a los hijos que la guardia franquista les había robado, pero desgraciadamente casi nunca llegaban a tiempo de verlos por última vez pues habían sido entregados a familias acaudaladas y afines al régimen que habían hecho una importante aportación económica.

A día de hoy existe en la Diputación de Granada el libro de registro de adopciones de la mayoría de los hospicios de la ciudad pero no aparecen los datos de las familias biológicas de los niños y niñas dados en adopción así como que faltan muchísimos casos, todo fruto de una manipulación feroz del régimen que se encargó de encubrir adopciones y de robar bebés para recibir cantidades de dinero desorbitadas a costa del sufrimiento infinito de muchas madres. En la actualidad existen personas que fueron adoptadas y ni lo saben, y resulta realmente decepcionante y desolador descubrir que tu vida es una mentira, que tu pasado es una falsa y que tan solo fuiste el “objeto´´ de valor de un tráfico humano que supuso la humillación de tu madre biológica por el capricho de una clasista que optó por comprar una vida.

El orfanato provincial granadino se situaba en el Hospital Real y en el momento de la posguerra se usó no solo como centro de maternidad y manicomio sino también de lugar de “intercambio´´ de bebés con el fin de darles una mejor vida y criarlos “bajo la doctrina franquista por la gracia de Dios´´. Existían casos en los que los padres habían muerto en la guerra o se encontraban en campos de concentración y sus hijos eran entregados a este lugar u otros de la misma índole con el fin de ofrecerles una familia, pero también se podía ver como las madres de ideología republicana que daban a luz en este lugar salían con un luto indefinido porque les habían dicho que sus hijos habían nacido muertos siendo una vulgar mentira, y todo con el beneplácito y colaboración de la iglesia católica.

Diversas órdenes religiosas o la Asociación Granadina de Caridad se encargaron de crear varios centros de menores en distintos lugares de la ciudad para hacer de algunos de ellos verdaderos infiernos en los que los niños eran maltratados solo por el mero hecho de pertenecer a familias comunistas o anarquistas. Un informe gráfico sobre la inspección del Hospital Real dejó muy claro las pésimas condiciones del centro y los peligros que entrañaba debido al hacinamiento, infecciones así como la deplorable situación de la estructura, la escasez alimentaria y diversos brotes de enfermedades que ocasionaron la muerte de muchos niños y niñas inocentes que no tenían la culpa del desvarío y locura de un dictador psicópata y estúpido con ansia de poder.

Entre 1937 y 1942 pasaron más de 500 niños por estos lugares granadinos, unos era cierto que no tenían familia pero otros habían sido robados a traición y los más “idóneos´´ según la enfermera o religiosa de turno eran vendidos a las familias que los solicitaban. Las futuras madres solicitaban niños al gusto, como si de una prenda de ropa se tratara, elegían color de pelo y de ojos, varón o hembra, tono de piel, estatura según la madre y otro sin fin de estupideces que no eran más que dignas de verdaderas arpías que si no eran capaces de ser madres por ellas mismas es porque no merecían portar en su vientre ninguna vida ya que cada poro de su piel supuraba puro veneno.

En 1941 y por culpa de una guerra absurda más de 4000 niños practicaban la mendicidad en Granada debido a que habían quedado huérfanos y por ello a muchos se les destinó al centro de leprosería que se situó a las afueras de la ciudad pero que anteriormente se encontraba en San Lázaro. Muchas familias lejos de querer a estos niños como hijos los compraban cual esclavos para utilizarlos según les convenía, las niñas para trabajo doméstico y los niños para el trabajo del campo. Si dieron muchos casos en los que niñas de 12 a 14 años eran utilizadas por los `caciques´ de la zona para disfrute sexual dejando a muchas embarazadas y teniendo que vender o matar a los hijos al nacimiento. Se acudía a los orfanatos para solicitar mano de obra barata y abusaban de los menores sin hogar creando verdaderos esclavos que muchos no llegaban a aguantar una campaña entera y morían de hambre o por sobreesfuerzo, sobre todo los que se dedicaban al duro trabajo del campo a merced de las condiciones meteorológicas.

El robo de bebés, otra práctica de la aberrante dictadura que comenzó hace más ochenta años y que a fecha actual la seguimos manteniendo pero teñida con un manto de falsa democracia …….¿Hasta cuándo? Hasta que el pueblo tome consciencia de los derechos que le corresponde y el daño que ocasiona el solventar a la mafia corrupta que nos sigue gobernando.

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