#Hoy soy Bogotá

Gustavo Petro, un alcade sin miedo.

Y hay humanos cuya dignidad, cuya sinceridad, coraje, honestidad y ética son impronta en su ADN. Coman de la asistencia social o de su salario, sean limpiabotas u ocupen un importante cargo político, hay personas inmunes a la cobardía, a la soberbia, a la codicia y al brillo para otros cegador del dinero o de la fama.
Cierto es que cuanto mayor es su status o el poder que detentan más difícil se hace encontrar a seres con estos valores, pero existen, tienen nombre, tienen rostro y tienen una carga de ejemplo y valor para los que sabemos que si en el hombre está la responsabilidad de tanta crueldad, violencia y destrucción, también en el hombre y sólo en él está la posibilidad de ponerle fin.
Gustavo Petro, Alcalde de Bogotá, encarna esa figura honrada, sensible y valiente. Esa figura tan poco habitual y tan necesaria para todos los que pertenecemos a una sociedad en movimiento por los derechos de los animales y, sobre todo, tan imprescindible para esos animales no humanos.
Gustavo Petro no lo dudó, no tuvo ni miedo ni precio, se enfrentó a poderosos lobbies cuando se propuso acabar con las corridas de toros en Bogotá. Y lo logró. Pero no se detuvo ahí. Su siguiente empeño fue terminar con la tracción a sangre tal y como propone la Campaña Basta de TAS. Y de nuevo, como en el caso de la tauromaquia, tuvo que verse la cara con sectores cargados a menudo de energúmenos, tal cual suele ocurrir con aquellos que defienden la violencia y el sojuzgamiento de otras criaturas. Pero tampoco se amilanó, ni frente a quienes se lucraban con el sufrimiento y muerte de seres sintientes ni ante una derecha que ha hecho, hace y hará todo lo posible por borrar de la escena política a Gustavo Petro, porque les molesta y asusta su ética universal.
A pesar de los explotadores, a pesar de esa derecha reaccionaria, a pesar de los dinamiteros del progreso y de los homicidas de la libertad, a pesar de todos ellos hoy comienza en Bogotá la entrega de vehículos mecánicos a los carreteros y la recuperación de los caballos que, empleados para esas labores hasta ahora, arrastraban por las calles su tristeza, su terror, su dolor y su sangre hasta que un día se derrumbaban sobre el asfalto para no volver a levantarse.
Porque le preocupan los animales no humanos, como ya demostró con los toros y ahora lo hace con los caballos, porque le importan los humanos y por eso mejora las condiciones de trabajo de los carreteros, porque no le tiene miedo a las presiones, porque emplea los presupuestos públicos en inversiones que hablan de justicia, de libertad y de vida, porque en definitiva es el alcalde que tantos quisiéramos en nuestra ciudad: ¡¡Gracias Gustavo Petro!!
@JortegaFr