¡A por la República! A la tercera va a la vencida

El país se desmigaja día a día, incapaz de soportar más corrupción, más engaño y más vueltas de tuerca para los ciudadanos  de a pie.    No hay sector que no agonice vapuleado por las políticas neoliberales asesinas de una Europa que para sobrevivir, tiene que sacrificar a personas hasta donde sea necesario, no importando ni el sufrimiento humano ni siquiera  las vidas de millones de ciudadanos que entran sin remedio, en el derrotero del hambre, la miseria y la exclusión social. Somos los más débiles de la Familia, ¿qué le vamos a hacer? Siempre ha habido pobres. Es inevitable, dicen.  ¡Quién nos viera y quién nos ve!
España, toda ella, se precipita sin remedio hacia una suerte de aquel tercermundismo al que antaño se miraba por encima del hombro desde el espejismo de nuestra engañosa y alegre democracia.
Ahora la realidad cruda y dura, pone las verdades encima de la mesa y ya es incapaz de esconder el derrumbre del castillo de naipes sobre el que se había montado, tan malévola,  ruinosa y esperpéntica manera de organizar la vida Nacional, el Estado español.
La España que conocemos hoy, con la herencia franquista a flor de piel, con una Monarquía embarrada hasta las cejas en sus propios excrementos;  con una Iglesia oficial anclada en el pasado, incapaz de pasar al zaguán de la modernidad, con una profunda crisis ideológica y ética en sus filas y activa protagonista también del saqueo al sufrido erario público de este pobre país;  con una Milicia incapaz de ser otra cosa que la guardiana de este desorden establecido; con unos cuerpos represivos que se expresan en dos vertientes: por un lado los medios de comunicación mediáticos cautivos en manos del Poder, que los usan como correa de transmisión de sus intereses y que crean  y difunden “su opinión” o lo que es peor la negación de la opinión; y por otro lado, los medios físicos de represión, Ejército y Policía al servicio del Miedo, la Muerte y como garantes del sostenimiento y salvaguarda de este desorden corruptelar general que padecemos.
Al final de la imagen, cual inmensa Pradera de San  Isidro de Goya, una mancha inmensa allá en el horizonte. Es el pueblo, somos nosotros, los ciudadanos de a pie, los sufridos pordioseros de la desdicha, los no invitados al festín de la corrupción, los saqueados, los vilipendiados, los votantes sumisos, los ciudadanos de tercera, los europeos vergonzantes, los pobres de solemnidad, los imbéciles de turno. Añada el lector los adjetivos que crea que mejor nos definen…
Pero todo ello, ocurre en un contexto, en un marco particular y cambiante, con un líder inaudito, un Chavez recién estrenado para la Humanidad; otra vez un indio pobre  que tuvo la osadía de enfrentarse al Imperio, de hacerse Uno con su pueblo,  despertándole su dignidad dormida y el más difícil todavía, un guerrero capaz de resucitar al magnífico Bolivar y enseñar al mundo entero (a España también, la antigua Madre Patria)  que si es posible que los pueblos, cualquier pueblo, pueda ser artífice de su liberación, pueda ser capaz de derrotar a cualquier Goliat  que el neoliberalismo se fabrique.
Ahora, con un Papa nuevo, con una historia más que negra en su currículum, con una Iglesia Católica herida de muerte por los dardos de su propia Corrupción con mayúscula, a todos los niveles, con un Imperio americano, más imperio que nunca, con un desbarajuste planetario ocasionado por las revelaciones de tanto archivo informático que ha puesto al Mundo al descubierto de si mismo, con una China cabalgando a prisa por terminar su obra de apropiación de los mercados, con un planeta con clima enloquecido e infestado de polución y basuras….. en medio de este panorama, nosotros, la pequeña España, la de eterno sol, jamón de bellota y tablao, ya se desangra, con dos millones de ciudadanos  expulsados de su patria por el hambre y la miseria que el gobierno expande;  con ciudades fantasmas llenas de casas vacias y juzgados repletos de casos con casas por vaciar;  con bancos usureros y delincuentes, ladrones a manos llenas;  con empresas cerrándose  día a día;  con un gobierno corrupto por su propia naturaleza;  con un bipartidismo de espanto y juzgado de guardia; con unos sindicatos de azúcar y cartón;  España con todo por rehacer.
Ante este esperpéntico panorama, no hay otra solución posible que volver a tomar el hilo de nuestra Historia, cerrar este paréntesis tan nefasto  de políticas para el enriquecimiento personal y clasista y volver a la Repúblicaque fuimos.  A la república que nos han robado los mismos, por dos veces ya. Aunque sólo sea por una cuestión de supervivencia ante tanto mangante, ante tanta desfachatez magnificada.
Es la República, la III República la única fuerza hoy capaz de aglutinar, más allá de los partidos,  al pueblo español en su lucha por el cambio.  Una república moderna, progresista, una república del pueblo y para el pueblo.
Que sepan los viejos guardianes de la política española que no queremos a ningún partido de la vieja España, que ninguno de ellos nos representa, que ha llegado la hora de los colectivos sociales, del pueblo organizado en sus Asociaciones, en sus Movimientos, en sus Asambleas, en sus Plataformas; aquí está el Poder soberano, aquí están los nuevos camaradas, los nuevos revolucionarios, el germen de la Tercera.
Solo la opción de la República será el reclamo capaz de movilizar a millones de españoles. Porque ha resurgido el espíritu republicano en nuestro país, porque no estaban muertos ni Federico García Lorca, ni Miguel Hernández, ni Juan Negrín….  Por eso, cuando decimos República, nos referimos a una España sin monarquía sin reyes ni príncipes ni princesas; una España laica sin una Iglesia oficial inmiscuida en la vida civil y política;  una España donde el Ejército sea del pueblo y para defensa de nuestras libertades ciudadanas, no una despensa de jóvenes dispuestos a matar en nombre de una Europa al servicio del imperialismo;  una España dispuesta a reconquistar inmediatamente nuestra Sanidad, nuestra Enseñanza, nuestra Cultura;  una España libre de las mentiras de unos medios de comunicación, al servicio del Poder neoliberal; una España irremediablemente amiga y colaboradora en los procesos de liberación de nuestros pueblos hermanos: los griegos, los portugueses, los saharauis
… Una España que tendrá de nuevo que mirar a América Latina,  para volver a Descubrirla, pero ahora en el respeto y admiración por los procesos  liberadores y apasionantes que lideran los compañeros Evo, Correa… Hemos de volver a aquellas amadas tierras para aprender de sus batallas, para encontrar nuestra propia vía.
Mujeres de España, campesinos, estudiantes, empleados, desempleados, abuelos, inmigrantes,  compañeros todos, hemos de luchar, ya se están quedando con nuestras casas, con nuestra salud, con nuestra educación, con nuestros trabajos, solo nos va quedando nuestra dignidad mancillada ahora, pero enaltecida mañana. De nosotros depende, vencer o sucumbir.  Porque no vale solo pedir la dimisión del Gobierno, la obra de la Revolución que necesitamos es tarea de todos; no hemos de querer cambiar un gobierno por otro, hemos de querer cambiar un sistema por otro, cambiar un modo de hacer política por otro: esta es contra el pueblo y nosotros queremos una política a favor del pueblo, hecha por el pueblo y para el pueblo, por eso tod@s hemos de implicarnos.
Tod@sa por la República de nuestros sueños, a por la República del pueblo soberano.
¡A la tercera va la vencida!
¡Si podemos!

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