Julio Verne: católico, contra-revolucionario y patrón de yate

Julio Verne: católico, contra-revolucionario y patrón de yate

Por Nònimo Lustre. LQSomos.

Con este ensayito comenzamos una serie de 5 estampas que parten de un prejuicio muy extendido -“la Historia, esa maestra que siempre se equivoca”- para socavarlo demostrando con hechos que la equivocan los historiadores fachas, equidistantes, tibios y otros enchufados temerosos de dios. Dentro de la I Parte (Magnos eventos del pasado), el venerado Jules Verne es nuestro primer hipócrita a derribar…

Jules Verne (1828-1905) es modelno, pero no es original ni inventor porque no es pionero de la Ciencia-Ficción (SF) Prefiere entretener al vulgo con unas aventuras fuera del alcance de los desheredados. Después de breves coqueteos con los esperantistas y con los anarquistas a quienes vampirizó su imaginación pero no su ideario, se sabe que Verne “No participó nunca de una manera efectiva en las convulsiones políticas que se sucedieron a lo largo de su extensa vida y acogióse a amplios e inciertos simbolismos” (Diccionario Bompiani)

Sin embargo, no toda la obra verneana es incierta. En concreto, hay una novela que denota abiertamente de qué lado está: en 1864, Verne publica El conde de Chanteleine, una explícita, proselitista y panfletaria alabanza de la contrarrevolución llamada ‘de la Vendée’ (su lema: Por Dios y por el Rey; financiada por los terratenientes, todavía hoy es ensalzada como “epopeya católica”) Esta novelucha suele omitirse en sus ‘obras completas’. En Francia no se publicó íntegra hasta 1971 y 1994. Sin embargo, es contundentemente significativo que, en la aherrojada España entre los años 1940’s y 1950’s, se publicaran varias ediciones con gran éxito –de la propaganda franquista.

La familia paterna de Verne era de origen hugonote y Pierre-Jules Hetzel, su editor y mecenas, fue un republicano que había militado en la revolución de 1848. Quizá para no discutir con protestantes ni con republicanos, el crítico ultracatólico Louis Veuillot (1813-1883) lamenta que, en general, en el corpus la obra verneana lo que encontramos es “una religión sin ritos, sin dogma, más teísta que cristiana y más cristiana que católica… donde la idea de un juicio post mortem está ausente, y el premio y el castigo tienen lugar en esta tierra”.

Analicemos algunos de los píos prejuicios que ha diseminado la propaganda verneana-monárquico-franquista:

El chisme de su facultad visionaria: La SF es una categoría literaria presente en medio mundo desde hace milenios. Ni por asomo la inventó Verne. Podemos analizarla en sus dos versiones básicas: la SF ‘hacia atrás’ – desde la “conquista del fuego” que nutre las series ‘holocénicas’ de los J.H. Rosny hasta su serie más popular, Los Picapiedra, un prodigio de majadería carente de todo atisbo de inspiración-. Y la SF ‘hacia el futuro’ intergaláctico; esta variedad se materializa en constantes viajes al espacio sideral, unos proyectos tan actuales como carísimos que nos han obligado a declarar en un documental que el Espacio nos importa un bledo, entre otras razones porque no tenemos ninguna intención de “evangelizar a los selenitas”. Verne se nutrió de estas dos versiones pero más por la segunda.

El chisme de su reclusión voluntaria: Verne, nunca fue el “anacoreta de Amiens” que nos encarecen sus parroquianos. Al contrario, cuando se hizo millonario por sus derechos de autor popularísimo, compró una serie de yates, los St. Michel, con los que navegó por Inglaterra, Escandinavia, etc. El más caro fue el St. Michel III (31 mts. eslora, con motor de vapor, tripulado por 10 marineros)

El chisme de su simpatía por las revoluciones europeas. Verne fue siempre católico y dícese que murió confortado por los sacramentos. Sus obras, con un Dios Creador onmipresente pero en sordina, reflejan la idolatría de una Ciencia puesta al servicio del imperialismo europeo. Léase, no hay pruebas de que su conservadurismo fuera instigado por Hetzel –un bulo perverso. Más bien, las hay de lo contrario, entre ellas el dato irrebatible de que fue hijo fiel de un abogado católico -no sólo fiel sino hasta virtuoso feligrés. Estas simples evidencias, nos permiten subrayar que Verne fue contrarrevolucionario, a veces sibilina y, a veces, activamente. Item más, magnifica el papel fundamental de la religión en el falsamente campesino alzamiento vandeano. Lo cual, añadido a la leva obligatoria de tropas para defenderse del terrorismo propio de las monarquías europeas y del despoblamiento de la campiña, provocaron la irritación de los campesinos. Pero Verne está más molesto por otra razón: por la propagación de unos párrocos juramentados seudo-republicanos que sustituyeron a los curas monárquicos. La reacción ¿rural? contra esos ‘traidores’ que habían osado jurar la Constitución Civil del Clero, llevó a la formación de un sanguinario y atrabiliario Ejército del altar y del trono en el que, especulamos por puro capricho, Verne se hubiera enrolado –de haberlo llegado a conocer.

Antecedentes españoles de las entelequias vernianas. Entre 1330 y 1335, en El conde Lucanor se incluye el cuento “De lo que aconteció al deán de Santiago con don Illán, gran maestro que moraba en Toledo”, gracias al cual su autor -don Juan Manuel, Príncipe de Villena- es descrito como un “precursor de los viajes en el tiempo o de los mundos paralelos”. Asimismo, en la Crónica sarrazina (Pedro de Corral, 1499), el protagonista encuentra en la Cueva de Hércules una especie de televisión de azogue (mercurio) Y, sólo tres décadas después, Juan Maldonado narra un viaje a la Luna en su galáctica Somnium (1532)

En cuanto al más famoso ítem de la proto-SF hispana, el leñoso caballo Clavileño que irrumpe en la II Parte de don Quijote, no añadiremos ni un adarme de tinta al océano que lo analiza desde cientos de métodos y de criterios.

Finalmente, hemos de señalar que, para los hiper-nacionalistas hispanos de los siglos XX y XXI, el vernismo patrio “fue más atrevido y más imaginativo” que el original. Como acostumbra, el facherío hispano es más papista que el Papa –aunque, como ahora se dice en España, de aportar pruebas, si eso ya tal

PD. Hoy, es famoso en Castilla el parque temático Puy de Fou. Lo dirige el dizque aristócrata ultra Philippe de Villiers, admirador confeso de la Vendée. Damos por supuesto que, en la versión toledana actualmente abierta al público, no se aludirá a las vandeanas matanzas de sans-culottes patrocinadas por los antepasados de este ‘noble’ empresario.

Jules Verne contra las revoluciones europeas del siglo XIX.
Desde el confort de su globo aerostático,
amenaza con bombardear a los revolucionarios.

Y tenemos más ‘Top collages’:
. Magnos eventos del pasado: 15 estampas
. Segunda parte: Diez estampas femíneas en sus collages
· Primera parte: Diez estampas femíneas en sus collages
· Otra serie de collages sobre la reproducción animal y humana

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