La carta, envenenada, del rey

La carta, envenenada, del rey

No dejas de asombrarme, y de revolverme, Juan Carlos de Borbón. Para algunos Rey y para otros, entre los que me encuentro, testaferro del mismo imperativo legal que, ayer encarnado en dictadura y hoy disfrazado de democracia, sigue obligando al vasallaje, pero a diferencia del feudal y en detrimento nuestro, en este sistema no ha lugar para la felonía, pues la obligación contractual contigo está refrendada por una firma que no estampamos y cuyos términos si estamos forzados a acatar, aunque te colasen de matute en una Constitución, más ficticia que real, como adenda de aquel Caudillo cuyas risas todavía se escuchan. Y en esta época más nítidas y estruendosas que nunca.

Qué facilidad para apretar el gatillo. Lo mismo disparas contra un oso o un elefante, que le metes un tiro entre ceja y ceja a la dignidad y la libertad de unos ciudadanos a los que nunca has dejado de considerar súbditos al estilo del Antiguo Régimen, por más que adaptes tu imagen a una modernidad que te sirve para disfrutar, a nuestra costa, del último y más caro modelo en coches, motos, barcos, armas o sillas para cazar sin fatigarte, pero no para comprender que tu fondo está tan a la vista como evidente lo inútil y lesivo, material y moralmente, del cargo que ostentas por la G. de Franco, y la pleitesía cómplice de quienes recibieron complacidos parte de su herencia.

¿A qué llamas dividir fuerzas, alentar disensiones, perseguir quimeras o ahondar heridas? Imagino que sientes cómo tiembla tu trono y se tambalea tu corona cuando el pueblo ejerce su legítimo derecho a reflexionar, decidir y reclamar en aquello que le concierne, pero no tengas el cinismo de hablarnos de generosidad o de ética. No tú que no muestras ni una ni otra, no tú que fuiste digno siervo y estómago agradecido de tu mentor el dictador, que hay más sombras que luces sobre tus filias en el 23F, que tus relaciones con José Mª Cuevas, Ruiz Mateos, Mario Conde o Valls Taberner, entre otros, huelen a algo más que apretones de manos, que paseas tu calderilla por Forbes, que mandas callar a un Jefe de Estado que SÍ fue elegido democráticamente, o que eres mecenas moral y formal, espectador de honor y actor en diferentes formas de crueldad extrema con los animales.

¿Tú dando lecciones de generosidad y de ética? ¿Tú hablando de una sociedad sana y viva? No me hagas reír Borbón que me entran ganas de llorar. Tú quieres y necesitas servidumbre y leyes que la amparen para que no te cierren el mayestático chiringuito.

Más artículos del autor

 

LQSomos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Nos obligan a molestarte con las "galletitas informáticas". Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. más información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar