La Flotilla de la Libertad intenta romper el bloqueo contra Gaza

Por Margaret Knapke*
Muchas personas, armadas únicamente con convicciones morales y políticas, se sentirían demasiado intimidadas como para enfrentarse directamente a un ejército o una marina. Pero no todas.
Doce activistas no violentos de derechos humanos de la Coalición Internacional Flotilla de la Libertad (FFC, por sus siglas en inglés) están navegando actualmente en un pequeño barco, el Madleen, hacia Gaza. Esperan crear un corredor marítimo humanitario a través del bloqueo ilegal de Israel. Si todo va bien, deberían llegar este fin de semana con «leche en polvo para bebés, harina, arroz, pañales, productos sanitarios para mujeres, kits de desalinización de agua, suministros médicos, muletas y prótesis para niños».
Son conscientes del peligro. Diez voluntarios fueron asesinados por comandos israelíes cuando abordaron el Mavi Marmara en 2010. Pero, como dijo Greta Thunberg antes de embarcar el domingo pasado: «Hacemos esto porque, independientemente de las dificultades a las que nos enfrentemos, tenemos que seguir intentándolo, porque en el momento en que dejemos de intentarlo es cuando perderemos nuestra humanidad».
Cómo lo ven los palestinos
La historia es importante, y no hace falta estar de acuerdo con el ataque de Hamás contra civiles israelíes en octubre de 2023 para comprenderlo.
Durante la Nakba de 1948, al menos 750.000 palestinos fueron desplazados violentamente de sus tierras por paramilitares sionistas y las incipientes fuerzas israelíes. Como dijo recientemente la palestino-canadiense Samah Al-Sabbagh ante una multitud, los que sobrevivieron a esa embestida colonial abandonaron sus «hogares, tierras, olivares e incluso el pan recién horneado».
La ocupación nunca ha cesado, y ahora la violencia es más tecnológica y tiene un alcance más amplio. En Gaza, las bombas (suministradas en gran parte por Estados Unidos) han destruido casas, edificios de apartamentos, escuelas, universidades, hospitales, mezquitas, iglesias y mucho más, dejando a miles de personas sepultadas bajo los escombros. A esa pesadilla se suma el informe de los médicos sobre el asesinato intencionado de niños con balas de alta velocidad que pueden destruir los tejidos y órganos circundantes.
El número de muertos es abrumador. A fecha de 27 de mayo de 2025, el Ministerio de Salud palestino en Gaza informa de que al menos 54.056 personas, entre ellas al menos 17.400 niños, han sido confirmadas como muertas en Gaza desde octubre de 2023.
Para los que siguen vivos, el control de Israel sobre la ayuda humanitaria internacional ha provocado una malnutrición y una hambruna generalizadas, siendo los bebés y los niños los más vulnerables. «Una de cada cinco personas en Gaza, unas 500.000 personas, se enfrenta a la hambruna, según informó el 12 de mayo la plataforma de Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria», según la ONU. De hecho, la ONU califica a Gaza como «el lugar con más hambre de la Tierra».
Israel y sus cómplices, entre ellos Estados Unidos, se niegan a tomar en serio las sentencias de la Corte Penal Internacional y la Corte Internacional de Justicia, y mucho menos a los numerosos grupos de derechos humanos que denuncian el genocidio, y menos aún a los estudiantes y a la gente que sale a la calle para reclamar justicia.
Quizás los responsables piensan que ignorar la voz del pueblo hará que esta se acalle, que las personas desconsoladas renunciarán a su capacidad moral y jurídica. Deberían pensárselo dos veces.
Una iniciativa global de la sociedad civil de civiles desarmados
Huwaida Arraf es una abogada y activista palestino-estadounidense. Ha trabajado con el Movimiento de Solidaridad Internacional, el Movimiento Free Gaza y, más recientemente, con el FFC. ¿Cuál es su razonamiento para enviar pequeñas embarcaciones desarmadas en acciones directas no violentas contra la política israelí? «Nuestros gobiernos han fracasado. Por eso, el pueblo está tomando medidas».
Los abogados Arraf y Luigi Daniele afirman que existe una sólida base jurídica para que los ciudadanos actúen, ya que los gobiernos mundiales ignoran sus «obligaciones humanitarias claras y urgentes».
En agosto de 2008, el Movimiento Free Gaza logró entregar ayuda a Gaza utilizando dos pequeños barcos pesqueros llamados Liberty y Free Gaza. Entre los participantes se encontraban 44 activistas de 17 países, quienes prometieron que seguirían regresando «hasta que se rompiera el bloqueo de Gaza».
Entre la ayuda que llevaron se encontraban 200 pares de audífonos, muy por debajo de los 9.000 solicitados, ya que muchos niños sufrían pérdida auditiva como consecuencia de los estampidos sónicos de Israel.
Dos años más tarde, el 31 de mayo de 2010, la marina israelí abordó el Mavi Marmara. Este barco formaba parte de una flotilla más grande, que transportaba a casi 700 personas y que intentaba entregar 10.000 toneladas de ayuda humanitaria a Gaza. Los israelíes mataron a 10 activistas —uno de ellos murió tras permanecer en coma durante cuatro años— e hirieron a otros 50.
Aunque el Consejo de Derechos Humanos de la ONU declaró ilegal el ataque, y a pesar de la disculpa del primer ministro Netanyahu ante Turquía, cuyos ciudadanos fueron asesinados, Israel continuó con su bloqueo opresivo.
Entre 2010 y 2024, las fuerzas de la ocupación siguieron desafiando el asedio. Pero «todos los barcos fueron pirateados por el ejército de la ocupación, y los participantes fueron agredidos, secuestrados, interrogados, encarcelados y/o deportados».
Para el 2 de mayo de 2025, la FFC había preparado su siguiente intento. El barco se llamaba Conscience (Conciencia), como un llamamiento a la conciencia del mundo. Estaba anclado en aguas internacionales cerca de Malta, esperando a que los voluntarios subieran a bordo y partieran hacia Gaza. Pero la tripulación oyó drones y el Conscience fue alcanzado por dos explosivos.
«El bombardeo fue un acto deliberado de agresión e intimidación», escribió el FFC en su sitio web. «Cuatro miembros de la tripulación resultaron heridos, el barco se incendió, las comunicaciones se interrumpieron y la embarcación quedó a la deriva y haciendo agua. El ataque se produjo en aguas europeas, en violación del derecho internacional».
Madleen: Nunca te rindas
Los activistas dicen del Madleen: «Puede que sea pequeño, pero su misión es poderosa: romper el silencio. Desafiar el bloqueo ilegal de Israel mediante la acción directa no violenta. Mantener una postura firme y sin complejos, junto a Gaza».
El Madleen zarpó el 1 de junio, un día después del decimoquinto aniversario del sangriento asalto al Mavi Marmara. Los activistas se reunieron en Catania, Sicilia, para preparar su lanzamiento. El barco lleva el nombre de la primera pescadora de Gaza que desafió los roles de género; ella personifica la firmeza de FFC.
La homónima del barco, Madleen, se enamoró del mar cuando era niña. Con solo 13 años, se hizo cargo del barco pesquero de su padre, que estaba herido, y se convirtió en el principal sustento de su familia. Aunque Madleen se centraba en la supervivencia de su familia, y no en la política, compartió las experiencias de los pescadores con las patrullas israelíes. Ella relató: «A menudo atacaban directamente mi barco. Me robaron las redes de pesca más de una vez. La cuestión es que cada vez que me atacaban, me hacía un poco más fuerte. Nunca me rendí».
Años más tarde, espera que sus dos hijas se conviertan en «dos pescadoras fuertes».
Que Madleen y los activistas se reúnan felizmente en Gaza este mes. Y que esta «iniciativa de la sociedad civil de civiles desarmados», obstinadamente comprometida, ayude al mundo a ver que las obligaciones legales y morales no pueden ser anuladas por las corruptas agendas coloniales de los gobiernos.
Con ese fin, la Coalición de la Flotilla de la Libertad (FFC, por sus siglas en inglés) pide a la gente que alce la voz y se ponga en contacto con los medios de comunicación y los funcionarios del gobierno para expresar su apoyo al fin del bloqueo contra Gaza.
Los lectores pueden seguir el progreso del Madleen en tiempo real y explorar formas de apoyar el trabajo de la FFC. Ellos prometen: «Navegaremos hasta que Palestina sea libre».
* Nota original ⇒ The Freedom Flotilla: Bravely Breaking the Siege Against Gaza.
– Traducido por Sinfo Fernández en Voces del Mundo.
– Margaret Knapke es una curtida y veterana activista por los Derechos Humanos en América Latina.
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