La homeopatía ‘no funciona’…pero los fármacos son 3ª causa de muerte mundial

La homeopatía ‘no funciona’…pero los fármacos son 3ª causa de muerte mundial

homeopatia-loquesomosUrania Berlín*. LQSomos. Diciembre 2016

“Cada día, 44 personas mueren en los EE.UU. por sobredosis de analgésicos recetados y muchas más se vuelven adictas a ellos” (1)

Estados Unidos obliga a la homeopatía a informar de que no funciona. Con este pomposo titular varios diarios españoles (brazos mediáticos de la industria de las drogas legales) señalaban hace tres días que el gran lobby de presión farmacéutico de EEUU se dispone a abrir un nuevo capítulo de guerra contra la homeopatía. En el falsimedio de la fachenda política, La Razón, advertían que en 200 años de historia la homeopatía no ha demostrado científicamente que sea capaz de curar más allá del efecto placebo, y desde hace unos días los preparados homeopáticos que se vendan en Estados Unidos van a tener que advertirlo con una etiqueta en sus envases que informe de que “no existen evidencias científicas” de que ese producto funcione. La realidad de todo ello es que la industria farmacéutica no tolera que una terapia que actúa al margen de su monopolio criminal de la cronificación no pueda ser eficaz o curativa porque, según ellos, “no hay evidencias científicas”. Pero es que no puede haberlas, lógicamente, cuando el control mafioso de la industria de la enfermedad está en manos del crimen organizado (Peter Gotzsche, dixit).

Con esos preceptos la industria homeopática factura unos 60 millones de euros al año en España y sus defensores dicen que funciona, aunque no expliquen el cómo, afirman en el diario de la carcundia pro-mafia médico-farmacéutica. Calderilla, esos sesenta millones, frente a los miles de millones de euros que se embolsa Farmaindustria dejando cada año un reguero de muertos por fármacos con potenciales efectos letales, además de minimizar hasta lo irrelevante un sinfín de efectos secundarios declarados (y no declarados) en los prospectos de sus medicamentos. Otro día hablamos de vacunas y antibióticos salvavidas.

La mafia farmacéutica controla los ensayos clínicos de sus drogas legales a través de una fuerte financiación que implica, forzosamente, que se den unos resultados favorables a sus intereses y sean, por tanto, esas investigaciones susceptibles de ser fraudulentas, como así se ha demostrado a lo largo de los últimos años. Después toca trabajar a los “matasanos” en el Departamento de corrupción médico-farmacéutica a través de los mercenarios que la farmafia envía a los hospitales y Centros públicos de Salud. Trajeados y acorbatados, normalmente ellos, o vestidas con sugerentes trajes ceñidos, maquilladas y con tacones de putánganas de cuarta, ellas. Todos andan apostados a las puertas de los consultorios o pasillos hospitalarios con sus maletines repletos de sobornos para el galeno de turno, que les recibe con la correspondiente cara de felicidad (no es para menos). Dicho lo cual, es cierto que existen profesionales de la salud (sería de necios no reconocerlo) humanistas, muy válidos y entregados a sus pacientes, pero eso no opta para señalar sus vínculos contaminantes con las farmacéuticas.

Los consumidores (entre los que no me encuentro) de la homeopatía, que son legión, dicen que funciona porque así lo han experimentado objetivamente, abandonando incluso, muchos de ellos, los tratamientos convencionales de la fracasada (en muchos aspectos) medicina oficial y con resultados muy positivos para su estado de salud. Sin embargo, sus detractores, el oficialismo médico y los cruzados pseudoescépticos, objetan lo contrario…Te ha funcionado, dicen, porque seguramente eres tonto, tomaste placebo y colorín colorado…el círculo pseudoescéptico se ha cerrado. “No funciona” porque a los anti-homeópatas les da la real gana.

¿Cómo se puede llegar a tan altas de cotas de estupidez y majadería pseudocientífica de considerar incapaces mentales a miles o tal vez millones de personas que consumen homeopatía a diario para combatir tal o cual dolencia? Es que, argumentan los heraldos de la fe científica: “no es medicina basada en la evidencia”. ¿Pero en la evidencia de quién…habría que preguntarse? ¿De una mafia del medicamento que se ha demostrado que soborna a gobiernos, manipula sus ensayos clínicos, tiene compradas a todas las revistas científicas de “prestigio” que supuestamente publican “por pares” y corrompe a profesionales de bata blanca? ¿La evidencia de alguien que no permite ni permitirá jamás arruinar su negocio de la cronificación?

En los últimos años ha habido un esfuerzo concertado para atacar la homeopatía de todas las maneras imaginables, etiquetándola desde “píldoras de azúcar”, “brujería”, “pseudomedicina basada en placebo”, etc. El último ardid es decir que los pacientes no están recibiendo “medicina real” y podrían poner su salud en grave riesgo. La industria de la farmafia, con los bolsillos bien repletos de dinero, con influencia masiva en los mass-mierda y en los grupos del radicalismo científista, intenta influir en la opinión pública como el reciente acuerdo de la Comisión Federal de Comercio estadounidense de exigir a las compañías de productos homeopáticos que indiquen claramente en su etiqueta que “no hay evidencia científica que respalde las afirmaciones de la homeopatía”.

Organizaciones escépticas como la Fundación Randi en los Estados Unidos han sido creadas y financiadas por intereses farmacéuticos con el objetivo de atacar no sólo la homeopatía sino toda la medicina natural, al igual que aquí, en España, ocurre con colectivos de la pseudociencia más inquisitorial. Se sabe que, al menos en EEUU, ejecutivos de las compañías farmacéuticas forman parte de los consejos de las empresas de medios de comunicación, de ahí su capacidad para influir en la prensa y los artículos que se publicarán con posterioridad serán favorables a las empresas farmacéuticas y en contra de terapias como la homeopatía.

La dinámica de las multicriminales farmacéuticas es medicalizar todo lo posible, crear pacientes nuevos y crónicos, de tal modo que si una persona comienza a tomar medicina alopática es difícil que salga de ella “gracias”, entre otras cosas, a los efectos secundarios que provoca y que son muy a menudo devastadores. Una vez que un paciente comienza a tomar medicina farmacéutica muy pronto aparecerán en él síntomas nuevos (efectos secundarios) y tendrá que continuar con otro medicamento y así sucesivamente en una cadena medicalizada sin fin. Por tanto, promover la negatividad de otras terapias alternativas se hace indispensable para todo este complejo delincuencial médico-farmacéutico, arguyendo continuamente mentiras basadas en el dogma cartesiano de la “evidencia científica”. Pero sobre todo de lo que se trata es de poner a buen recaudo su posición dominante en el mercado de la enfermedad.

Esto último, lo argumenta muy bien Dana Ullman en un artículo (2) titulado “La campaña de desinformación contra la homeopatía”. Ullman explica que los que niegan la homeopatía buscan crear desinformación mediante el uso de tres técnicas sencillas. En primer lugar, hacen una acusación falsa muy simple, mediante una mentira, y lo repiten constantemente y constantemente en un intento de que se convierta en una verdad. En segundo lugar, esta repetición se realiza en el contexto de un elemento de legitimación. En el caso de los niegan la homeopatía, ese elemento es una corrupción de la ciencia normal, un análisis de la evidencia científica crea razones (excusas) para excluir estudios de alta calidad que muestran resultados positivos (incluso aquellos estudios que se han publicado en revistas médicas), así como un mal uso del concepto del escepticismo. Los negacionistas de la homeopatía ignoran o minimizan el cuerpo sustancial de evidencia de la ciencia básica y la investigación clínica, desde los estudios de resultados a los estudios de coste-efectividad y de evidencia epidemiológica, y sólo cita de los estudios que verifique su propio punto de vista, en lugar de revisar todo el cuerpo de la evidencia. El tercer componente de la técnica, dice Ullman, es vender la mentira a una población vulnerable en un intento de tener controlado a ese grupo.farmacos-que-matan-loquesomos

Joachim Hagopian, ex oficial del ejército de EEUU, lo tiene aún más claro. Para Hagopian existe una agenda asesina de la FDA y Big Pharma para destruir la medicina homeopática.. En particular, Hagopian refiere que En los últimos tres meses, la FDA ha establecido su última cruzada advirtiendo a los estadounidenses sobre los posibles efectos secundarios nocivos de sustancias curativas naturales que han existido durante siglos. La FDA ha advertido falsamente a los consumidores y a los médicos que los medicamentos homeopáticos son perjudicialmente peligrosos para su salud. Un ejemplo de ello viene relacionado en la página web de la FDA: “La FDA advierte a los consumidores a no confiar en productos etiquetados como medicamento homeopático para el asma que se venden sin receta (OTC). Sin embargo, en el uso de productos de grandes empresas farmacéuticas a menudo prescritos para el tratamiento del asma, tales como los inhaladores Advair, Serevent y Foradil, fueron encontradas evidencias por investigadores de Cornell y Stanford, hace varios años, que indicaban un aumento del riesgo de muerte hasta tres veces y media y de hospitalización hasta dos veces y media más que otros estudios sobre pacientes que tomaban fármacos con placebo. Los resultados mostraron que los inhaladores de Big Pharma causaban hasta el 80% de las muertes relacionadas con el asma.

FDA, agencia a sueldo de la farmafia y la gran industria alimentaria de EEUU

La Agencia Federal de Alimentos y Medicamentos de EEUU, más conocida por sus siglas FDA, es la encargada de regular todo lo relativo a la aprobación de fármacos y productos alimentarios. Por tanto, uno podría pensar, con lógica y de partida, que ese organismo debería proteger los intereses de los consumidores estadounidenses. Pero hay que ser muy cándido para creerse tal aseveración puesto que la FDA, en realidad, es una herramienta más de las grandes multinacionales fármaco-alimentarias sobre las que opera. En la práctica, la FDA actúa como una sucursal de compañías como Monsanto o los lobbys de presión farmacéuticos. Pero con ser esta una de las puntas del iceberg el panorama se vuelve más siniestro cuando aparecen nombres y expedientes de personas de la FDA que trabajan en alianza con esas corporaciones mafiosas, con el Congreso y con la Casa Blanca para promocionar el crimen farmacéutico.

Uno de los casos más vergonzosos y criminales de la FDA fue el del fármaco Vioxx, de la multinacional Merck (ya señalado en otra ocasión en un capítulo de las entradas sobre el Complejo médico farmacéutico), retirado del mercado hace ya más de una década después de que un estudio demostrase que duplicaba el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Fue utilizado por aproximadamente 20 millones de pacientes y los casos de fallecimientos por ataques al corazón se estiman que fueron de entre 27.000 a 140.000. Los datos del riesgo cardiovascular fueron deliberadamente retenidos por la FDA, revistas médicas como JAMA y los médicos que administraban a los pacientes esas drogas. La compañía autora del genocidio desembolsó más de 4.500 millones de dólares en concepto de indemnizaciones a los afectados. Pero sin duda, el beneficio obtenido del fármaco superó con creces el pago que tuvo que hacer Merck por la matanza. Ni que decir tiene que no hubo responsabilidades penales a nivel de directivos o responsables directos de la compañía, algo que les permite a estas empresas vivir en un entorno o limbo de impunidad permanente. Pues bien, se supo con posterioridad que 10 asesores del panel de “expertos” de la FDA, en el caso Vioxx, habían tenido vínculos con empresas farmacéuticas.

Las compañías farmacéuticas, en esta intrincada y perfectamente organizada red de delincuencia contra la salud, pagan enormes cantidades, (se habla de siete cifras) que van a parar a las arcas de la FDA para obtener la aprobación de sus medicamentos. Los funcionarios de la FDA saben que el dinero significa salarios más altos y más beneficios en el presupuesto de la agencia. Una bicoca nada despreciable que hace que las puertas giratorias y los conflictos de intereses trabajen a pleno vapor entre la Agencia reguladora y estas empresas multicriminales, intercambiándose ambas empleados clave para sus respectivos propósitos. Todo sea por “velar” por nuestra “salud” (en este caso, la de los americanos; aunque aquí el sucio negocio médico-farmacéutico es exactamente calcado al país del Tío Sam).

Mientras, decenas de drogas legales peligrosas continúan en el mercado acumulando miles de millones de dólares para la industria de la farmafia, con la aprobación previa de la FDA. Cito ejemplos que señalaba hace tres años el site Institute for Natural Healing (3): Las demandas siguen sumando contra Pradaxa, una droga que sólo ha estado en el mercado unos dos años. Pradaxa es un anticoagulante usado para prevenir derrames. La FDA lo aprobó como una alternativa a la warfarina, también conocida como Coumadin, debido a los peligros relacionados con ella. Los efectos secundarios de la warfarina lo convierten en una de las principales causas de muertes en urgencias hospitalarias. Sólo en 2011 causó 1.106 episodios adversos graves y 72 muertes. Pero eso no es nada comparado con su “alternativa más segura”. Pradaxa tuvo 3.781 eventos adversos en 2011. Eso incluyó 542 muertes y 2.367 hemorragias. Recuerde, Pradaxa obtuvo la aprobación como alternativa más segura en sustitución de la warfarina. Entonces, espera…la FDA sabía que el Pradaxa era realmente más peligroso que la Warfarina y… ¿no lo sacaron del mercado?

Es decir, la FDA y sus compinches de las farmacéuticas saben perfectamente el grado de gravedad o letalidad de sus medicamentos genocidas, pero los ponen en circulación a sabiendas. Cabe preguntarse…¿y estos asesinos en serie de la FDA son los que braman contra la homeopatía intentando estrangularla con campañas intimidatorias en detrimento de la mafia del medicamento? Se me antoja un poco fuerte el asunto, la verdad.

peter-gotzsche-loquesomosPeter Gotzsche, un médico contra el terrorismo farmacéutico

Peter Goetsche, director de la prestigiosa publicación médico-científica Cochrane, es conocido entre otras cosas por ser el autor del tremendo libro “Medicamentos que matan y Crimen Organizado”. El danés se expresa con contundencia: “Nuestros medicamentos recetados son la tercera causa principal de muerte después de las enfermedades cardíacas y el cáncer. Basado en la mejor investigación que he podido encontrar, he estimado que los fármacos psiquiátricos por sí solos son también el tercer mayor asesino, principalmente porque los antidepresivos matan a muchas personas mayores a través de caídas. Esto nos dice que el sistema que tenemos para investigar, aprobar, comercializar y usar drogas legales está completamente fracturado”.

Gotzsche apunta en la diana tan certeramente como lo hace en su libro: Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (NSAIDs) llevan un gran número de muertes, principalmente por el sangrado de úlceras de estómago e infartos de miocardio. Los fármacos antidepresivos son otro gran asesino. Su efecto sobre la depresión es cuestionable. Los resultados estándar son altamente subjetivos. Muchos otros fármacos que probablemente no tienen efecto real como los anticolinérgicos para la incontinencia urinaria y fármacos anti-demencia, también tienen efectos secundarios cerebrales y pueden matar a los pacientes. La mayoría de las muertes son invisibles. Las personas sufren infartos de miocardio y fracturas de cadera y los médicos generales no tienen idea de que matan a uno de sus pacientes cada año.

Hay soluciones simples a nuestra epidemia mortal de las drogas legales, señala Gotzsche. Hacer menos diagnósticos, prescribir menos medicamentos y decirle a los pacientes que lean el prospecto en Internet. Aunque, bien es cierto, esos pacientes nunca tomarían el fármaco si aplicaran al pie de la letra lo contenido en el prospecto. Hace muchos años hice una investigación sobre el naproxeno (Ibuprofeno) y cuando leí el prospecto y me di cuenta de cuántas maneras diferentes este medicamento podía matarme, decidí no tomar nunca un AINE (anti inflamatorio no esteroideo). Una vida sin medicamentos es posible para la mayoría de todos nosotros, sentencia finalmente Gotzsche.

Aunque Gotzsche está embarcado plenamente en el dogma de la medicina oficial, eso sí, disintiendo de sus métodos yatrogénicos, y tampoco es partidario de las medicinas alternativas, sugeriría una palabra: desmedicalizar y buscar, como decía el psiquiatra Peter Breggin, “opiniones disidentes”. Cualquier terapia alternativa (o complementaria con la tradicional), fundamentada, contrastada por la experiencia, e incluso que goce de literatura científica fuera de los circuitos controlados por la industria-mafia de las drogas legales será siempre válida. Incluidas, por supuesto, terapias naturales como la homeopatía, la medicina tradicional china, la medicina ayurvédica o los indispensables suplementos nutricionales (muy superiores, bastantes de ellos, en efectividad y seguridad a los fármacos-asesinos).

Todo lo que sea la consecución, a través de los medios anteriores, de una epidemia de buena salud para la población será siempre una muy mala noticia para el complejo criminal farmacéutico.

Notas:
1.- Injury Prevention & Control: Opioid Overdose
http://www.cdc.gov/drugoverdose/data/overdose.html
2.- The Disinformation Campaign Against Homeopathy
http://www.huffingtonpost.com/dana-ullman/disinformation-about-homeopathy_b_952967.html
3.- FDA and Big Pharma—Partners in Crime

FDA and Big Pharma—Partners in Crime

* Urania en Berlín

Bego

One thought on “La homeopatía ‘no funciona’…pero los fármacos son 3ª causa de muerte mundial

  1. Muchas gracias por el compromiso. Muchas también por el esfuerzo y la comunicación. Joan Ramón Laporte, con la institución que él dirige desde hace muchos años, es una de las personas que más ha batallado en todos los foros por la seguridad de los medicamentos comercializados, además de por la eficacia. Sus estudios farmacoepidemiológicos son modélicos. Y sus denuncias de “captura del regulador son históricas. Grabé un vídeo de un programa americano en el que una senadora lo citaba como ejemplo con el caso Viox (rofecoxib). Hoy sigue, y el boleti Groc de este tema es una muestra más. Si en algún momento la sociedad civil, o una agrupación de asociaciones de defensa de consumidores y usuarios, toman se imponen la tarea de fundar un observatorio, por modesto que sea, me ofrezco para la formación mínima de personal sanitario para la evaluación de riesgos de muy baja probabilidad.

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