La Lógica del “Triunfalismo”

La Lógica del “Triunfalismo”

El “Triunfalismo” es una enfermedad burguesa que paraliza a la conciencia. A pesar de la gran riqueza y variedad del pensamiento revolucionario, a menudo se presentan focos distorsivos originados por cierta lógica triunfalista que suele ser expresión de un estado de desesperación política. Conviene examinar si no se trata de una operación de guerra psicológica, que compendia esa parte de los acontecimientos, que toma como víctima, para obligarlos a suspender sus tareas, con toda suerte de juicios o verdades manipuladas para que nos sintamos triunfadores pase lo que pase… porque ganaremos “de todas… todas”.

 

Los Triunfos no tienen por qué ser ocultados, camuflados o eufemizados. Hay que ponerlo en claro contra el “Triunfalismo” burgués o de cualquier tipo. El “triunfo” tiene ejes éticos muy claros y códigos de clase muy estrictos pero el “Triunfalismo” es una patología política que puede infectar todo suceso. Absorbe detalles normalmente insignificantes, enfatiza gestos y sutilezas finísimos y descarrilla todo en cualquier momento. El “Triunfalismo” llega al paroxismo y a la catarsis por la irresponsabilidad, variedad y abundancia de sus casos. Es infatigable.

 

Un triunfalista, por ejemplo, opera bacteriológicamente y aborda cuanta oportunidad aparece para deformar todo con sus espejismos. El “Triunfalismo” se escurre porque a algunos les parece que “impresiona bien” y da prestigio.  El “Triunfalismo” confunde a los legos con cierta contabilidad de logros siempre falsa. Y no es lo mismo alcanzar objetivos que salir triunfante. Hay “Triunfalismos” de todo orden, en lo moral como en lo colectivo, en lo comercial como en lo científico, artístico o político. 

 

El Tiunfalismo conforma corrientes de pensamiento y acción muy toxicas. Y muchos se contentan con eso. Es que además, hay en el “Triunfalismo” un sentido de “obra acabada” que suele ser falacia recurrente contra todo principio general de creación y propagación de producciones nuevas. Lo lógico debería ser que a los logros más significativos y a los aportes más señalados, los suscriba una convicción irrenunciable de que “algo siempre falta por hacer”, que todo puede mejorarse y que se actualiza siempre el derecho ético de “nunca estar satisfechos” con los resultados. Por eso evoluciona la cultura. En oposición a eso el “Triunfalismo” es traición drástica y engaño. 

 

Es vital desconfiar y combatir a todo “Triunfalismo” por el espejismo que incuba y por el peligro de sus autocomplacencias esclerotizantes. El “Triunfalismo” es una enfermedad burguesa que paraliza las conciencias o las acciones y hay quienes sostienen que tener mucho dinero, poder, fama, influencias o pertenencias es sinónimo de Triunfo… y ningunean, el mucho espíritu, entrega, talento y filantropía de los que fincan su éxito en otros valores. Como los valores de la Revolución Socialista y mundial. Y por eso no la perdonan y por eso la combaten, también, con “Triunfalismos”.

 

La “polis” global: Venezuela

 

* Universidad de la Filosofía

 

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