La lucha por la dignidad: Reestructurar la narrativa de posguerra de Gaza

Por Ramzy Baroud*
Tras cada guerra israelí contra Gaza, surgen numerosas narrativas. Algunas proclaman la victoria de un bando y la derrota del otro, mientras que otras -consciente o inconscientemente- intentan explotar las secuelas para sus propios fines.
Esto último no siempre es nefasto, ya que las calamidades humanitarias derivadas de las acciones de Israel son innegables, sobre todo porque Israel y sus aliados suelen utilizar la ayuda a los palestinos como moneda de cambio para obtener concesiones políticas o para ejercer presión sobre la Franja y sus dirigentes.
Esta dinámica se traduce a menudo en la explotación del sufrimiento palestino para recaudar fondos, a veces por parte de organizaciones con elevados gastos generales, lo que deja a los investigadores independientes perplejos ante las discrepancias entre los fondos recaudados y los fondos asignados.
Además, Gaza carece de una comisión independiente que controle todos los fondos recibidos y su uso, lo que a veces da lugar a controversias y acusaciones públicas.
Explotar la causa de Gaza
Sin embargo, este es un tema para otro debate. La cuestión que nos ocupa es la representación de las víctimas de Gaza -sobre todo los niños- sin dignidad ni respeto por su intimidad, todo ello en nombre de la ayuda a las víctimas palestinas.
A lo largo del último asalto israelí a Gaza, la desesperación de muchas familias palestinas, enfrentadas a la hambruna y el exterminio, les llevó a buscar ayuda de donantes internacionales, recurriendo a menudo a plataformas de donación online.
Muchas de estas recaudaciones de fondos personales eran, por supuesto, legítimas, ya que Gaza estaba totalmente al borde de la inanición. Sin embargo, también aparecieron cuentas sospechosas, que recaudaban dinero para individuos -reales o imaginarios- que no habían solicitado ayuda.
Tal vez futuros investigadores descubran cómo se han aprovechado de Gaza los especuladores online y determinen cómo regular tales prácticas.
Dudamos en plantear esta cuestión durante la guerra, temiendo que un solo paso en falso pudiera tener consecuencias nefastas para una persona o una familia. Ahora que se ha firmado un alto el fuego, es crucial abrir la conversación al escrutinio.
Recuperar la narrativa
La última guerra israelí contra Gaza no fue ordinaria, aunque ninguna guerra anterior ha sido otra cosa que destructiva y letal. Para Israel, fue un genocidio, una guerra destinada a exterminar a la población de Gaza mediante matanzas masivas y a expulsar a los supervivientes a Egipto.
Gracias a la legendaria firmeza de la resistencia de Gaza y al espíritu inquebrantable de su pueblo, Israel fracasó. Como dijo el escritor israelí David K. Rees: «Por primera vez, Israel acaba de perder una guerra».
Esta es la Gaza que la mayoría de los palestinos quieren que conozcamos y recordemos: un símbolo de fuerza y resistencia colectivas. Su esperanza es que este mensaje pueda resonar en todo el mundo, no sólo para elevar la centralidad de Gaza y Palestina en todo el discurso político, sino también para inspirar a los grupos oprimidos de todo el mundo a luchar por sus derechos sin paliativos.
Lamentablemente, aunque a veces sea comprensible, hay mucha gente que no está dispuesta a defender este mensaje.
Muchos seguirán viendo a los palestinos sólo como víctimas. Aunque esta narrativa puede responsabilizar a Israel de su genocidio, no reconoce la voluntad y acción políticas que los palestinos se han ganado y merecen.
Sin embargo, a veces, este punto de vista puede ser comprensible, especialmente en causas benéficas donde hay que atender la necesidad inmediata de ayuda. No obstante, es posible encontrar un equilibrio entre satisfacer las necesidades urgentes de las víctimas y honrar su dignidad, resistencia y poder colectivo.
No son víctimas desamparadas
La explotación de los palestinos, especialmente de sus hijos, como herramientas para recaudar fondos debe terminar. Los niños de Gaza, muchos de los cuales han quedado amputados, no deben exhibirse de la manera más degradante para atraer a donantes ricos. El mundo ya sabe lo que Israel le ha hecho al pueblo palestino, especialmente a los niños de Gaza, que sufren la tasa más alta de amputaciones infantiles del mundo.
Esto no significa negar el sufrimiento. Nos sentimos orgullosos y humildes por cada niño palestino, ya haya sido martirizado, herido, amputado o emocionalmente marcado. Sin embargo, en lugar de retratarlos como víctimas indefensas, debemos celebrarlos como poetas, artistas, periodistas y representantes de su pueblo.
Ha llegado el momento de una nueva narrativa, una fundamentalmente diferente de las que han surgido a raíz de guerras anteriores. La nueva narrativa debe colocar a Gaza como el corazón de la lucha palestina, como un modelo para la humanidad y como el camino central para la liberación de Palestina, que, gracias a Gaza, ahora parece más cercana que nunca.
No colaboremos con Israel
Traicionar este hecho es traicionar a Gaza y todos sus sacrificios. Una narrativa victimista que ignore el contexto político más amplio corre el riesgo de deshacer los logros alcanzados por la resistencia popular palestina en Gaza y de ayudar inadvertidamente a Israel a reintroducir un discurso impulsado por el miedo. Después de 15 meses de genocidio implacable, Israel no ha logrado infundir miedo en la población de Gaza y no debe tener éxito en cualquier intento futuro en tal sentido.
Sí, no debemos escatimar esfuerzos para ayudar a Gaza a reconstruirse y retomar su papel histórico como líder del movimiento de liberación palestino. Pero debemos hacerlo con sensibilidad, compasión y, sobre todo, respeto por Gaza y sus sacrificios sin precedentes.
* Nota original: The Fight for Dignity: Reshaping Gaza’s Post-War Narrative
-Traducido por Sinfo Fernández en Voces del Mundo.
Ramzy Baroud es periodista y director de The Palestine Chronicle. Es autor de cinco libros, el último de ellos es «These Chains Will Be Broken: Palestinian Stories of Struggle and Defiance in Israeli Prisons» (Clarity Press, Atlanta). El Dr. Baroud es investigador principal no residente en el Centro para el Islam y los Asuntos Mundiales (CIGA) de la Universidad Zaim de Estambul (IZU). Su sitio web es www.ramzybaroud.net
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