La Obra en su laberinto

La Obra en su laberinto

En el fondo, los pupilos del Opus y San Escrivá nos aman. Es tanto su amor que desde los tiempos de Franco, el Frankenstein de la banca y los curas del trabuco, han hecho esfuerzos inauditos por sacrificarse y estar en el poder. Los pupilopus son un capullo protector para ovarios descarriados, trenes descarrilados al estilo Ana Pastor, gays clínicamente reversibles, economías familiares, enfermos de toda laya, inmigrantes primitivos, etc. El Opus procura que el católico imprudente no caiga en algunas de las infinitas tentaciones del mundo secular. El aborto demoníaco, la sodomía, la zoofilia, la masturbación…en fin, todas las perversidades habidas y por haber. En la sociedad actual es muy fácil deslizarse por el tobogán del pecado. Eso no puede ser y no será. Bien está desfogar sexo con las mujeres que salen por la tele, como ha sido toda la vida. Eso tiene entretenida a la grey y es un factor de estabilidad. La España espiritual católica, apostólica y romana, la preferida por el Señor desde el concilio de Trento y más lejos aún, no se merece caer en la inmundicia del pecado mortal, en el alejamiento de Cristo salvador, en la perdición.

Por eso nos hemos visto obligados, desde el gobierno de esta nación pía, a tomar medidas profilácticas (con perdón). Para mantener las costumbres de la España inmortal. Hemos reducido los salarios para que no caigáis en la insania de la glotonería, el tabaco, el independentismo y el vino de mesa. Asimismo, con gran dolor de corazón, tenemos que escarmentar a los díscolos, a base de palos penitenciales asestados por las fuerzas del orden. En el cielo no se ve bien el desorden, es mala recomendación. Tampoco se ve bien las tortura física pero, no por menos lamentable, es venial y necesaria para que el detenido, por algo, se redima y vuelva al Camino de la pureza. Rezamos y apretamos un poco más el cilicio en el muslo para que los policías adeptos de la Obra y afines no se extralimiten demasiado en su encomiable labor. El ministro Fernández se ha caído del caballo de San Pablo y es converso desde hace poco tiempo. Ha visto la luz, pero aún le falta iluminación antinieblas.

Y al mismo tiempo que nos vemos aplicamos a apalear rebeldes, por su bien y por su salvación eterna, en la clínica de Navarra estamos llevando a cabo un protocolo de cirugía dermoestética para situar las cosas como Dios manda: el corazón humano, la víscera de la generosidad y del fervor, debe estar en el lado derecho del tórax. Actualmente no es así por un error contra natura. Esta cirugía reconversora la lleva a cabo el mismo equipo de hermanos en la medicina que se ocupa de la reparación de homosexuales. En este campo seguimos las orientaciones y el aliento, un tanto halitoso cierto es, del cardenal ilustrísimo Fernando Sebastián, amén de otros purpurados de la misma cuerda. En honor a la verdad, que es la meta de nuestros desvelos, reconocemos que en el cesto eucarístico de la catequesis hay un 4% de manzanas podridas. Nos ocuparemos de que vuelvan al redil heterosexual con discreción y perseverancia. No obstante, sería recomendable no olvidar una de nuestras divisas más sentidas: “Haz lo que yo te diga, pero no hagas lo que yo hago”.

En nuestro mensaje de transparencia y dolor purificativo, no ahorramos realidades. Procuramos que haya ricos, sin camellos, agujas ni zarandajas. De los ricos siempre se desprenden migas. Y de los pobres no se puede sacar nada, porque nada tienen, salvo necesidades y lamentos.¿Los enfermos que no se valen por sí mismos? Ahí queríamos llegar. Son la vera imagen de Cristo crucificado. Lo ha dicho muy claro y alto su santidad. Sin embargo, es preciso no caer en la laxitud del que todo lo espera del Estado. Hay que revitalizar la familia, que la familia se cuide de sus llagas. Un enfermo crónico es una bendición de Dios, porque mantiene y unida a la familia católica como nada lo puede hacer. Nuestra hermana Mato, a despecho de ese extraño apellido, se ocupa fervientemente en distribuir las ayudas justas a los enfermos; previo copago, diezmo establecido para mantener las estructuras heredadas de tiempos do reinaba el despilfarro.

¿Y el futuro? Siempre hay que mirar hacia adelante, con fe, esperanza y filantropía (antes caridad). La patria. La forja de ciudadanos amantes de la ley empieza en la escuela. Contraviniendo la Constitución, ese formalismo, nosotros tenemos como norma separar los niños y las niñas. Es una medida preventiva. Así no jugarán “a los médicos”, ni serán abortistas el día de mañana.

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