La triste historia de Dori: la realidad de muchas residencias

La triste historia de Dori: la realidad de muchas residencias

Por Maricarmen Muñoz Donoso

Tengo una historia que contar, lo peor es que sólo es una más de las tantísimas vergüenzas de nuestro sistema de atención a los mayores en residencias, las del sistema privado tan en auge. A la masacre que perpetró Ayuso, dejando morir a muchos ancianos sin atención en la pandemia, se añaden por toda España (no sé cómo funciona en otros países) un abuso sistemático que se sirve del silencio de los residentes, ya sea porque su voz no se escucha fuera, porque tengan miedo a protestar, o porque ni siquiera pueden hacerlo por su deterioro

Ese silenciamiento seguramente se apoye también en la poca reacción de los trabajadores defendiendo sus derechos laborales y los derechos de los residentes a una atención digna y completa; en algunas zonas, por ejemplo en Galicia, algunos trabajadores de residencias agrupados alzan la voz en la denuncia pública del funcionamiento basado en el lucro de las megaempresas que gestionan residencias, pero en general el sistema cuenta con que el individualismo generalizado lleva a los trabajadores a callarse y largarse en cuanto encuentran otra oportunidad de empleo mejor; y la otra herramienta del sistema, el capitalismo que todo lo rige en esta farsa de democracia que nos han colado, es la administración pública, que no inspecciona, no controla, no exige rendición de cuentas, o sea, que permite a los negocios prestar servicios de muy baja calidad para enriquecerse lo más posible. Esa connivencia de la administración se apoya también en complicidades ocultas, avisos previos de inspecciones por ejemplo, lo cual entiendo que son actos delictivos; pero mientras nadie se entere todos ellos ganan, empresas y cómplices, y después, si llegara el caso, !como la justicia es tan lenta y suele proteger tanto a los jerifaltes, no les asusta y les merece mucho la pena hacer lo que hacen!.

Los familiares de los residentes, desde fuera y casi siempre sin pruebas de lo que queremos denunciar, no tenemos apenas posibilidades de poner en marcha procesos judiciales para intentar que se haga justicia, que es lo que se merece este sistema cruel de residencias.

Tampoco contamos con desatar la indignación de la ciudadanía dando a conocer estas cosas, porque ya vemos la clase de sociedad aborregada, abducida por consumismos y banalidades, desinformada y malinformada que ha creado el propio sistema, al que tan sólo se le resisten y no consigue doblegar a unos cuantos locos rebeldes que preferimos pensar por nuestra cuenta. ¿Qué nos queda entonces, ante el caso de las residencias y ante todos los ataques a los servicios públicos? ¡Unirnos! !Organizarnos! ¡cuidar de que en la difícil organización no se cuelen infiltrados que acaben con nuestros objetivos, como estamos hartos de ver que pasa a través de personalismos y liderazgos! ¡organicémonos horizontalmente gestionando de forma colectiva y rotatoria!

Y mientras lo hacemos, !no callarnos, gritar vergüenzas como éstas para intentar remover a esa gente de bien que no se ha dado cuenta aún de que está atrapada en un sistema perverso!!

La historia…

Adoración Muñoz Donoso, una mujer muy conocida y querida en Alcoy nos dejó el pasado día 10 de diciembre.

Dori, como era conocida, ha muerto en unas condiciones inaceptables en el siglo XXI, en un país del primer mundo y en una institución que tenía la orden judicial de cuidarla y protegerla, en la que tuvo que ingresar no voluntariamente por un trastorno obsesivo-compulsivo que se había apoderado de ella.

Nos queda la tristeza de que Dori falleció prácticamente sola, sin saber a qué se debió su fallecimiento.

No podemos comprender cómo a una residente que lleva dos días con un fuerte dolor abdominal y un malestar preocupante, que además había sido sometida a una intervención quirúrgica hacía escasos quince días, se tarden 48 horas en actuar llamando a una ambulancia para trasladarla al hospital.

No se puede comprender que, ya que por fin se valora que es una situación de urgencia, se le dejara sola cuando tuvo la crisis que desembocó en su muerte, siendo encontrada por la enfermera ya agonizante al ir por ella cuando por fin llegó la ambulancia. Desde su familia nos indignamos con las vagas explicaciones del médico, y ante la negligencia con la que se cuidó a Dori en los últimos momentos queríamos esclarecer lo ocurrido. Nos planteamos pedir la autopsia, pero la voluntad de Dori era donar su cuerpo a la ciencia, lo cual es incompatible con la autopsia, y para cumplir con su voluntad tuvimos que descartarla.

Nos queda la tristeza y la indignación contra los servicios médicos de la residencia, Domusvi de Cocentaina: el médico que tienen allí ni siquiera sabía al día siguiente del fallecimiento que Dori estaba ingresada por orden judicial para estar vigilada por sus trastornos compulsivos; fue un médico que no le dio importancia a la alarma que le transmitimos los familiares sobre los elevados gastos en farmacia que Dori hacía preocupados por si eran debidos a su trastorno, !qué falta de implicación! Nos quejamos de un médico y de una institución irresponsables, que incluso no impidieron que Dori consiguiera y guardara bajo llave productos nocivos para ella que adquiría y acumulaba debido a sus trastornos compulsivos; una institución que no cumplió bien el compromiso de vigilancia contra los hábitos nocivos de Dori, motivo del internamiento involuntario por orden judicial.

!No queremos que nadie más sufra en una residencia desatención!

Contaremos aquí lo que Dori nos relataba sobre la residencia de Domusvi de Cocentaina donde pasó su último año y medio de vida: ella siempre nos decía que los trabajadores no daban a basto, que hacían todo lo que podían pero no podían abarcar tanto, que se quejaban de su bajo salario por tener contratos con recorte de jornada, lo que se traduce para los residentes en menos personal de atención, !forma bastarda de aumentar el beneficio del negocio (único objetivo de los fondos de inversión, a los que pertenece Domusvi)!; con frecuencia nos contaba que algún anciano sufría un percance y nadie venía a socorrerlo porque nadie se enteraba, por la falta de personal y de vigilancia; que había muy poca vigilancia precisamente en la planta de residentes con problemas mentales, !peligro para ellos mismos y para los de alrededor! Nos contaba que desde la hora de la cena hasta la del desayuno del día siguiente pasaban 14 y hasta 15 horas. Nos decía que en varias ocasiones faltaban suministros o por falta de previsión, o por avaricia del negocio; y que justo antes de las inspecciones hipócritamente se hacían cosas especiales con los residentes y se preparaba todo bonito (!Qué miserable connivencia de la administración pública con los servicios a los que tendría que controlar!).

Esas eran algunas de las observaciones de Dori, y lo peor es que tristemente coinciden con tantas quejas de residentes y familiares de otras residencias tanto de esta multinacional Domusvi como de otros negocios, privados, dedicados a la atención de los mayores, a lo largo de todo el país. ! Tenemos que exigir unas autoridades públicas que intervengan ante estas prácticas inaceptables, silenciadas porque en el sistema político se ha ido consintiendo que los negocios medren libremente, y se estén lucrando a costa de que nuestros mayores malvivan, cuando los residentes, alejados de su casa y su familia, lo que se merecen es el mejor de los cuidados.

Dori decía que se quejaba ante la directora, pero que de nada servía, y nos pedía ayuda para sacar a la luz pública estos tratos indignos que sufren los mayores en las residencias, por los que muchos de ellos no protestan porque ni siquiera son conscientes de ello, y otros no tienen un sitio adecuado al que comunicar sus quejas donde se les crea o se les tome en cuenta.

Dori se manifestaba muy agradecida en general al personal de atención directa, auxiliares o cocineros, por su buen trato a los residentes y hacia ella; junto con ellos se indignaba por la precariedad laboral que sufrían; y quería dar a conocer a la opinión pública los fallos de este sistema de cuidados a personas con muchas necesidades y mucha indefensión, a quienes les debemos como sociedad el mejor de los cuidados, pero que estas megaempresas los utilizan para su único objetivo que es ganar dinero, escatimando los recursos económicos y el personal que son imprescindibles para una atención digna. Por eso, sus amigos y familiares ahora queremos ser su voz para denunciar públicamente la falta de personal y de recursos, a la vez que la negligencia con que, al menos a Dori, se la ha atendido.

Exponiendo públicamente esta realidad que afecta a tantos mayores, queremos ayudar un poquito a sensibilizar a la sociedad sobre el precario funcionamiento de las instituciones para mayores, defender a sus usuarios y a sus trabajadores, para que los residentes vivan dignamente y lo mejor posible su última temporada, y para que los trabajadores puedan prestar un buen servicio con condiciones de trabajo justas, sin abusos por parte de las empresas. La sociedad tiene que indignarse ante casos como el de Dori, y saber que a los negocios hay que vigilarlos, alzar la voz cuando se aprovechan del silencio de los usuarios, o del miedo de los trabajadores al despido. La ciudadanía, por solidaridad, y porque todos somos o seremos algún día mayores tiene que exigir buen trato a los mayores en las residencias, y trabajo digno para los empleados, movilizándose contra las injusticias que sufren ambos, trabajadores y residentes, víctimas de la avaricia y la especulación de los servicios geriátricos puestos en las manos de fondos de inversión, que sólo son máquinas de hacer dinero.

Se trata de reivindicar derechos humanos, en nuestro nombre y en el de Dori. Precisamente, Como si fuera un toque de atención de Dori, ella falleció el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, ella, que durante toda su vida luchó por los derechos de los más desfavorecidos.

En nombre de la Familia de Dori Muñoz Donoso: Su hermana Maricarmen Muñoz Donoso

Desde Vicoval, Asociacion Vida Independiente de la Comunidad Valenciana. Nos unimos profundamente a esta demanda, pues tendríamos que hacer una exhaustiva solución a todo lo que está ocurriendo en las residencias, sobre todo las de carácter privado, y que el Estado tome cartas en el asunto…

Avanzar (Asociación de personads con diversidad funcional de Alcoy)

AFADOMUSVI. Asociación de Familiares Afectados en las residencias DomusVi de Alcoi y Cocentaina.

Coordinadora de Pensionistes Alcoià-Comtat

Esquerra Unida del P.V. de l’Alcoià-Comtat-Foia de Castalla nos sumamos a la denuncia que en memoria de la compañera Dori Muñoz y pensando en toda la ciudadania que en estos y en futuros momentos necesitaran de asistencia para poder tener una vida digna hace su família. Que la asistencia a nuestros mayores no sea un negocio. Que el Estado garantice el cuidado de los y las ciudadanas que lo necesiten. Es un derecho irrenunciable.

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