La voz mexicana y española: Linda Ronstadt

La voz mexicana y española: Linda Ronstadt

Mariano Muniesa*. LQS. Diciembre 2020

Fue la mujer rockera de mayor poder de convocatoria del rock americano en los años 70

Pudo haber sido una segunda Joan Baez cuando a mediados de los 60 se introdujo en el folk rock en California con su grupo The Stone Poney, o una segunda Bonnie Bramlett cuando editó en 1969 su legendario álbum debut ‘Hand Sown … Home Grown’, descrito en su día como el primer gran disco de country rock alternativo grabado por una artista femenina, lo cual le facilitó entre finales de la década de los 60 y comienzos de los años 70 girar con frecuencia abriendo para Neil Young, The Doors o Jackson Browne. Su nombre, que adquiriría una notable popularidad en la década de los 70, Linda Ronstadt.

Canciones como “You’re No Good”, “Heart Like A Wheel” o “Prisoners In Disguise”, o álbumes como ‘Simple Dreams’ (1977) o ‘Living In The USA’ (1978) a pesar de que en Europa, como tantas veces ha sucedido con artistas que han alcanzado el éxito multitudinario en Estados Unidos tuvo una repercusión simplemente discreta, convirtieron a Linda Ronstadt en la mujer rockera de mayor poder de convocatoria del rock americano de los años 70, batiendo records de taquilla en sus tours por América, sin perder nunca la perspectiva ni la humildad, y accediendo gustosa en el cénit de su carrera a telonear gran parte de la gira USA del verano de 1978 de los Rolling Stones presentando su ‘Some Girls’ a la audiencia americana. Su pura imagen rock and roll era tan famosa como su música; apareció seis veces en la portada de Rolling Stone y en las portadas de Newsweek y Time.

Y sin embargo, nunca perdió la cabeza. Más bien al contrario, de manera muy consciente, optó ya en los años 80 lejos de acomodarse en la fórmula del éxito asegurado de rock para las FM’s norteamericanas que la hizo grande en la década anterior para, aún sacrificando el éxito comercial a corto plazo, convertirse en una artista que se atrevió a experimentar con otros sonidos, absorber otras influencias e incorporar a su bagaje otras muchos lenguajes; desde su adaptación personal del punk y la new wave con su álbum ‘Mad Love’, que incluía canciones escritas para ella de Elvis Costello a sus aconvencionales experimentos jazzísticos con Nelson Riddle recreando el The Great American Songbook.

En los últimos años, la música de Linda Ronstadt ha experimentado un notable resurgimiento, gracias a su introducción en el Rock’n’Roll Hall Of Fame, el lanzamiento de documental sobre su vida titulado ‘Linda Ronstadt: The Sound of My Voice’ y la edición de un álbum en vivo, ‘Live in Hollywood’ grabado originalmente en 1980. Y justamente uno de los trabajos que más se reivindica en esta recuperación de la figura de Linda Ronstadt, y que por obvias razones sentimentales es de los más apreciados por la cantante, como ha demostrado recientemente en un conocido programa de televisión norteamericano, las llamadas “Southland Sessions” de la KCET de Los Ángeles, es un disco que increíblemente, pasó desapercibido en nuestro país cuando se editó a finales de 1987: ‘Canciones de mi padre’, el homenaje de Linda Ronstadt a sus raíces familiares, a la música mexicana de la familia de su padre y su abuelo, el conocido emprendedor Federico José María Ronstadt, mexicano establecido a comienzos del siglo XX en Tucson y fundador de una de las primeras compañías ferroviarias del sur de los Estados Unidos.

‘Canciones de mi padre’ fue el álbum que de alguna manera rompió para siempre el estereotipo de Linda Ronstadt como la cantante emblemática del mundo “White, Anglosaxon & Protestant” del rock americano, desde su contenido musical – elaborado a base de arreglos del mariachi Rubén Fuentes- hasta en su portada, en donde aparece ataviada con las ropas y los adornos clásicos de la indumentaria de la mujer mexicana tradicional. Tras una exhaustiva investigación de las raíces musicales de su familia, de las canciones que desde niña había escuchado cantar a su padre y las canciones de su tía paterna Luisa Espinel, cantante famosa a ambos lados de la frontera en las décadas de los 20 y los 30 del siglo XX, Linda se lanzó entusiasta a hacer un disco que reivindicaba orgullosamente esas raíces latinas, recordando en más de una ocasión en las entrevistas que hizo en aquel momento que siempre se había considerado a sí misma “mexicano-estadounidense” y como en su exitoso álbum de 1976 ‘Hasten Down The Wind’ incluyó la balada cantada en español, “Lo siento, mi vida”.

El episodio de ‘Southland Sessions’ llega pocas semanas después del lanzamiento del cortometraje documental “Linda And The Mockingbirds”, cinta a lo largo de cuyo metraje la cámara sigue a la propia Linda Ronstadt, Jackson Browne y estudiantes de la Academia de Artes Culturales Los Cenzontles del Área de la Bahía mientras visitaban Banamichi en Sonora, México, donde nació el abuelo de Ronstadt. Este documental, dirigido por James Keach y basado en una idea de Eugene Rodríguez, surgió por pura casualidad, explica Ronstadt: “Iba a hacer este viaje al lugar donde nació mi abuelo. Y dije: “¿Por qué no traemos a los niños?” Entonces decidimos llevarnos a 20 niños del centro, y en algún momento estaban haciendo un documental mío y les dije que si querían una entrevista, tenían que venir a México conmigo”.

Ronstadt ha sido patrocinadora de la Academia de Artes Culturales Los Cenzontles durante mucho tiempo, y aún se recuerda el concierto que hizo para recaudar fondos cara a que los estudiantes hicieran un viaje de campo al sur de México para escuchar a los músicos que admiraban. Por increíble que parezca, también descubrió la organización por pura casualidad: se encontró con algunos de los estudiantes cantando en la calle y quedó impresionada por su talento. “Estaban tocando tan bien que me sorprendió muchísimo”, ha afirmado. “Y tocaban música de la profunda tradición mexicana, en el sur de México. Incluso en algunos casos no cantaban en español, sino en lenguas indígenas, lo cual me impresionó si cabe más todavía”. Linda asegura que aproximadamente 300 niños asisten al centro cada semana, donde aprenden instrumentos tradicionales, canto, baile y artes visuales, lo que ella considera crucial. “El arte es realmente importante para la educación de los niños”, asegura. “Aprenden las reglas con sumo respeto por la música tradicional y luego se les invita a romperlas si quieren”.

Me ha parecido sumamente significativo que haya tenido que ser un programa de televisión norteamericano el que documente, rescate y muestre al mundo las raíces hispanas de un icono del rock estadounidense como Linda Ronstadt. ¿A qué se dedican los investigadores del Instituto Cervantes? ¿Cómo les ha pasado desapercibida una iniciativa de estas características y no han sido los primeros en fomentar la emisión de este programa en RTVE?

Algo falla en nuestra cultura cuando sucede algo así. Nuestro idioma no solo se potencia desde el academicismo, también desde el rock y la música popular, incluso en los USA. Esperemos que algún día se den cuenta de ello.

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* Nota original del diario “La Región”

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