Las élites del poder controlan el Diccionario Biográfico Español

Las élites del poder controlan el Diccionario Biográfico Español
En el discurso de presentación del Diccionario Biográfico español el 26 de mayo del 2011 por el director de la Real Academia de la histórica, Gonzalo Anes, se dice textualmente:
“…. En el día de hoy, la Academia quiere agradecer expresamente, bajo la presidencia de Vuestras Majestades, la generosidad de todos nuestros Protectores, reunidos aquí para celebrar la culminación del Diccionario, y que estén editados los 25 tomos…

Gracias al altruismo y la generosidad de nuestros protectores puede la Academia desarrollar sus actividades… Es de justicia que los nombre en este acto…. Son don Isidoro Álvarez, presidente de la Fundación Ramón Areces; don Francisco González, presidente de la Fundación Banco de Bilbao Vizcaya Argentaria; don Rodrigo Rato Figaredo, presidente de la Fundación Caja Madrid; don César Alierta, presidente de la Fundación Telefónica; doña María del Pino Calvo Sotelo, presidenta de la Fundación Rafael del Pino; don José Manuel Martínez, presidente de la Fundación Mafre; don Fernando Ruiz, presidente de Deloitte; don Ignacio Sánchez, presidente de Iberdrola; don Ignacio Garralda, presidente de la Fundación Investigación Médica Mutua Madrileña; doña Esther Koplowitz, accionista mayoritaria de Fomento de Construcciones y Contratas; don Emilio Botín, presidente de la Fundación Marcelino Botín, y el recientemente incorporado protector el marqués de Villar Mir…. Con el Diccionario Biográfico, la Academia ha conseguido intensificar la acción vertebradora de España… El Alto Patronazgo de Vuestra Majestad, vínculo institucional con la Corona que tuvo la Academia desde sus orígenes, reconocido en la Constitución que nos rige, .asegura nuestra independencia ante los cambios políticos, lo que nos permite mantener nuestra objetividad y desarrollar más y más la acción vertebradora que tan positiva es y será en el futuro para todos los españoles”.

Por supuesto que los cambios políticos no van a influir en la Academia y su Diccionario biográfico, pues son las elites del poder la que la controlan, herederos de medio siglo de despotismo franquista y de una transición política que excluyó a los críticos del sistema, para reacomodar, bajo la nueva cobertura democrática, a estas elites que siguen tomando las grandes decisiones y favoreciendo los grandes negocios de espaldas a la mayoría.Podemos observar la presencia entre dichos “protectores “a las grandes constructoras como FCC (en la que tiene un alto cargo el propio Gonzalo Anes) y Ferrovial (Fundación Del Pino), vinculados al negocio inmobiliario, cuya conexión con los grupos de poder económico imperantes durante el franquismo es evidente. Si nos fijamos en la composición de sus principales accionistas, se observa que hay mucho viejo capitalismo en las nuevas empresas del sector, como resultado de sus buenas conexiones políticas. El peso actual económico político de esta oligarquía inmobiliario-constructiva fue la gran beneficiada del desmantelamiento industrial y agrario que se produjo tras la adhesión de España a la UE, que en base al negocio de la recalificación y construcción de suelos e infraestructuras se mantuvo hasta hoy en día en manos de las elites políticas y empresariales autóctonas.

Según nos dice el economista José Manuel Naredo, “…las mutaciones observadas en la relación entre economía y poder hacen que en España, más que hablar de neoliberalismo habría que hablar de neofeudalismo, o neocaciquismo, que utilizan en beneficio propio los instrumentos del Estado provocando una polarización social…”.
Junto a las grandes constructoras, vemos entre los “protectores” a los grandes bancos y cajas de ahorro. Así aparece el todopoderoso Botín, que incluso ha financiado directamente el Diccionario Biográfico, y a Rodrigo Rato, persona clave en el mundo de las finanzas globalizadas, en donde llegó a tener el puesto durante cuatro años de director gerente del FMI (2004-2007).
Tras ser sustituida la peseta por el euro, la economía española dispuso de una liquidez barata y abundante que hizo repuntar la cotización de los activos bursátiles e inmobiliarios dando lugar a una inmensa burbuja inmobiliaria, en donde estos bancos y Cajas tuvieron protagonismo indiscutible. El dinero disponible a invertir en ladrillos y cemento, fue además apoyado por otros fondos estatales y europeas plasmados en potentes infraestructuras, que en vez de “vertebrar el territorio”, han contribuido a acentuar sus desequilibrios.
La acción vertebradora de España de la que habla Gonzalo Anes en su discurso, no ha sido en beneficio del pueblo español, sino de los “protectores” de esa Academia que representa evidentemente a esa oligarquía financiera “coronada” por la Monarquía.
Estoy completamente segura de que en la entrada de dicho Diccionario Biográfico a la figura de mi abuelo el Dr. Luís Calandre Ibáñez no pone que fue el delegado de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE) al final de la guerra civil española, cuestión que ya la Academia resolvió en el libro publicado en el año 2008 y coordinado por la académica y catedrática Josefina Gómez Mendoza (La Junta para Ampliación de Estudios y los académicos de la Historia), en donde se acepta la legalidad de un decreto franquista, emitido por el gobierno ilegal de Burgos el 19 de mayo de 1938, y por ello se legaliza dicho régimen, que está ligado al estatus jurídico-legal del franquismo.
Como consecuencia, la actual Constitución de 1978 no es homologable en términos de democracia liberal debido entre otras cosas a las condiciones en que se redacto y aprobó dicha constitución. Su falso carácter democrático guarda relación con lo que ha pasado con el estatuto de Cataluña.
En el caso de que dicho diccionario reconociera que la JAE funcionó hasta el final de la guerra civil, se iría al traste toda su argumentación a favor de dicha Constitución y la modélica Transición, y su “vertebración” de España.
Es muy sintomático que en la “revisión” de dicho Diccionario por una comisión que ha propuesto la propia Academia, esté como historiador independiente Juan Pablo Fusi, catedrático de Historia de la Universidad Complutense, que dirigió la magnífica tesis de Álvaro Ribagorda leída en el años 2010, La Residenciade Estudiantes: pedagogía, cultura y proyecto social (1910-1939), en donde se suscribe el nombramiento como subdelegado de la JAE del Dr. Calandre (incluso poniendo el sello oficial), y como consecuencia se da por ilegal el decreto franquista que pretendía disolverla, y con ello (según mi opinión) la legislación franquista sobre la que están basadas la Constitución de 1978 y la monarquía parlamentaria.
Si fuera consecuente Juan Pablo Fusi tendría que introducir dicha modificación en el Diccionario, con las importantes consecuencias que ello conllevaría.
Veo muy difícil que tanto desde el Congreso de los Diputados como desde el Senado se puedan modificar entradas de dicho Diccionario como la anteriormente señalada sobre la JAE, teniendo a esos “protectores” como mecenas de dicha obra, ya que son los grandes beneficiados de que España siga siendo “una, grande y libre” bajo el paraguas de dicha monarquía, que tan buenos resultados les ha traído, en detrimento del “interés general”, dando como consecuencia un paro del 20% y una destrucción ecológica de grandes dimensiones en nuestro territorio.
Desde que la Junta para Ampliación de Estudios, la gran institución científica de la Institución Libre de Enseñanza, fuera destruida por el Opus Dei en 1939, por republicana y laica, y “okupada” por el CSIC, España no ha levantado cabeza en cuanto a la ciencia y el modelo económico del ladrillo, a que dio lugar.
Las primeras décadas del CSIC, organismo de investigación y ciencia creado para el franquismo, configuraron dicho modelo, a través, por ejemplo, de la investigación aplicada y tecnológica, en detrimento de la investigación pura que venía desarrollando la JAE con grandes científicos.
No es de extrañar que al día de hoy, en el campus del CSIC, calle Serrano de Madrid, todavía esté el busto del creador del CSIC, el sacerdote del Opus Dei José María Albareda, y dentro del la Iglesia del Espíritu Santo que se encuentra en dicho campus, la estatua de Monseñor Escrivá de Balaguer, creador de dicha secta, a la que sin duda pertenecen no solo el académico Luis Suárez, que ha escrito las biografías de Franco y Escrivá de Balaguer en el Diccionario, sino muchos de sus “protectores”.

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