Los genoveses prometeicos

Los genoveses prometeicos

Según parece, la policía tiene carta blanca para disolver violentamente cualquier desorden público. Por detrás de los recortes vienen los palos. Se acabó el tiempo de la zanahoria. La Reforma laboral del gobierno significará que el contrato laboral es que no habrá contratos. Habrá hostias y vinagre.

Por esto y por otros frentes abiertos sin ton ni son y a toda prisa, vista la calidad de los titulares ministeriales que suman una genuina representación de la evidente mediocridad de los partidos políticos con poder, no necesito desempolvar mi bola de cristal para adivinar que no terminarán la legislatura. Pero puede que les aqueje el síndrome Sansón y quieran dejar el país demolido, pero en manos privadas.

Esto no es un país sino un desastre de ladrillo cara vista, lleno de pústulas reaccionarias y otras imposibilidades metafísicas. El monopolio de la metafísica lo tiene la Iglesia católica. El panorama es una incongruencia derivada de los tontos con ínfulas.

Verbigratia: el gobierno suelta otros 52.000 millones de euros para inyectárselos a una banca privada usurera y que insulta con sus resultados de escandalosos beneficios accionariales. La banca en nada contribuye a la estabilidad social; solo se ocupa de sí misma. Los análisis económicos hablan de que España está al borde de la recesión. Fray Rajoy y sus chicos son los sacristanes obedientes de Angela Merkel, pero Alemania da síntomas de agotamiento y arrastra al euro por el precipicio de la recesión, en su teutónico empeño de implantar un Cuarto Reich de la Unión Europea.

Unas gotas de surrealismo político autóctono: Fray Rajoy lo desmantela todo y luego admite que su plan no creará seguramente empleo. Entonces ¿para qué lo hace? Puede que “por hacer algo” o por la manía de los niños de destripar los juguetes. Por el momento, a falta de más enjundia, hagamos caso a los obispos, nuestros jefes y arremetamos contra los gays y demás ralea.

China, ideal de explotación

Prosigamos: se habla largo del éxito económico de China y, a raíz de la entrevista del nuevo mandarín con Obama Oncle Tom, se habla ya de China como primera superpotencia planetaria. Gato negro o amarillo, pero gato a cazar ratones. El modelo chino es el ideal para la explotación del hombre por el hombre. Neoliberalismo salvaje y estalinismo de partido único. Censura férrea y pena de muerte. El "Gran Hermano" propiciando "un mundo feliz".

Acabemos: ese es el sueño neoliberal de cualquier Rockefeller. Por el momento, los chinos están comprando toda la deuda de los yanquis y de países europeos como España. Y, como bien se sabe, el que paga manda. Su sistema es el hormiguero humano. Trabajar por la comida o ser un despreciable lumpen.

Pero quizá los chinos hayan llegado demasiado tarde a su objetivo. El sistema de producción-consumo está agotado y se precisa un paradigma radicalmente distinto. De nada sirve producir objetos si no hay quien pueda comprarlos y pagar las facturas. Esta crisis sólo tiene la salida tiránica china o la imaginación al poder que haga apearse de sus exorbitantes privilegios a los ricos. Y luego que los pobres no quieran ser ricos.

Otro sí: los jubilados llegan a fin de mes; han visto mermado drásticamentde su poder adquisitivo, a pesar de las promesas del candidato electoral más prometeico de los últimos tiempos. Al volador Prometeo le derritió las alas de cera el sol por su osadía. Al impreciso Rajoy se las están quemando aceleradamente los insaciables intereses que representa. Súmate al cambio popular. Yo no soy tonto. Los médicos colegiados se alarman y denuncian el desmantelamiento del sistema público de salud. La fuga de cerebros aumenta porque no se invierte en ciencia; así que España paga la formación de esos científicos para que se aprovechen de ella otros países. Un lujo a tu alcance, madre patria. Gürtel es un síntoma cenagoso, igual que la mefítica Marbella o la creativa SGAE. A un tal juez Garzón lo inhabiltó de por vida la justicia del reino porque la corona de frankenstein es intocable.

Más madera: un rey que está situado por la Constitución por encima de la ley, afirma con todo su cuajo que “la justicia es igual para todos”. Y cuando los jueces cazan a su hija y yerno Urmangarin con las manos en la masa de los negocios fraudulentos, el monarca de Mongolia mueve los hilos para que se vayan de rositas… y conserven la pasta. Una encuesta institucional europea da como resultado que el 93% de los españoles están convencidos de que la Administración está corrompida. Estamos como queremos.

Desde luego, el factor Rajoy va a dejar el país totalmente preparado para el advenimiento del modelo chino.

* Director del desaparecido semanario "La Realidad"

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