Luis Fernández Aguado: compromiso con el pueblo

Luis Fernández Aguado: compromiso con el pueblo

Por Luis S. Fernández*. LQSomos

Luis Fernández Aguado fue un alcalde comprometido con su pueblo y con los ideales republicanos, que se implicó en proponer una vida con un fuerte componente progresista, tanto que lo pagó con su propia vida

Tal día como hoy, un 9 de agosto de 1940 fue fusilado. Es uno de los 2.936 nombres fusilados en la tapia de la necrópolis del Este, lo que hoy se conoce como Cementerio de La Almudena. Su cuñado, Jesús Blas Martín Muñoz, fusilado días más tarde, el 13 de septiembre, sigue desaparecido en uno de los tres osarios de la citada necrópolis.

La historia de Luis Fernández Aguado, sastre de lo que era una pequeña localidad por aquel entonces de 2.500 habitantes, Fuenlabrada. Es la historia de unas promesas incumplidas, unas promesas que hizo el sastre a su pueblo. Las hizo a principios de 1931 a sus paisanos fuenlabreños. Y fue incumplida a causa del golpe de Estado de julio de 1936, que se extendió hasta conseguir acabar con la vida de miles de personas, entre ellas cientos de paisanos y paisanas.

La propuesta de alcaldes como Luis era que la educación básica se extendiera, que la riqueza se repartiera equitativamente, que no estuvieran reservadas solamente para la gente con posibles, sino para todo el mundo y hacerles sentir que tenían una responsabilidad. En definitiva, una manera de construir ciudadanía, donde poder defender su pueblo y dignificarlo. Un pueblo donde todo el mundo tuviera dignidad, supiera expresarse, escribir y comunicarse. En pocas palabras: hacer una ciudadanía del futuro, eso sí, con valores republicanos.

Luis pertenecía a una generación con una nueva forma de entender la vida, la educación, el trabajo, etc. Trabajó por la cultura contra el analfabetismo, quiso crear infraestructuras, luchar contra el hambre dando trabajo a sus paisanos, implantar justicia, defender la honradez y la ética como forma de esa vida que fue extendiéndose durante los primeros años de la Segunda República pero que no pudo continuar por la llegada de las tropas afines al bando fascista y la posterior dictadura.

Luis Fernández fue un alcalde, en definitiva, que quiso llevar la esperanza y el progreso a esa pequeña localidad de Madrid: “Este hombre no solo intentó traer la modernidad a Fuenlabrada, sino que también quería traernos el progreso, era un perfil de persona muy avanzada a sus tiempos”. Me comentaba Paco “el concejal” en una charla que tuve la suerte de tener con él, en presencia de Aurelio Berd, presidente del Ateneo Republicano de allí. Luis quería hacer llegar a sus paisanos los nuevos ideales de ciudadanía que llegaron con la proclamación de la Segunda República.

Pero a raíz de esta toma de palabra por parte de Paco, supe que Luis había empezado a rondar por el pueblo haciendo preguntas, cuestionándose el por qué de las cosas y tratando de analizar los motivos que generaban las profundas desigualdades sociales existentes, se encendieron las alarmas entre la gente con más poder tanto de la localidad como de su alrededor. Unas alarmas que ya habían empezado a sonar prácticamente desde que se intentó llevar a cabo la nueva ley gubernamental de municipalizar el cementerio, sacarle los cuartos al que tenía el monopolio del crucifijo, no estuvo bien visto ya que los caciques de este pueblo eran muy católicos y, además, contaban con mucha fuerza. Aquel sueño se truncó porque llegó el golpe, la detención, la cárcel, la tortura y la ejecución del sastre. Para nada valió que el sastre salvara a sesenta niños del pueblo llevándolos a Pomar de Cinca, un pequeño pueblo de Huesca de setecientos habitantes.

Luis Fernández nació en 1901 en Fuenlabrada (Madrid), y antes de ser sastre fue campesino, lo que le facilitó contar con una perspectiva bastante clara alrededor de la problemática asociada a la distribución de la riqueza, así como de las desigualdades existentes en aquel momento.

Todo lo que quedaba de Luis lo conservaba en un tubo de latón que guardaba celosamente su hijo mayor, Saturnino, mi padre, y que me tenía prohibido abrir hasta que él muriera. Era poco, pero muy valioso. Una foto en blanco y negro, unos cuadernos antiguos de cuentas, con lo que le debían los paisanos y la joya de la corona, cincuenta cartas escritas a lápiz desde las cárceles a su esposa, sus hijos, su madre y sus hermanos… un tesoro, un diamante en bruto.

Más allá de la vertiente emocional que supone tener estos pequeños recuerdos, gracias a ellos podía rehacer su historia, su vida. Esos recuerdos y los pocos que quedan vivos entre la familia.

A lo largo de estos más de cinco años que llevo investigando la vida del sastre alcalde me he ido dando cuenta de todo lo que hizo y que permaneció en silencio incluso para su propio pueblo, una historia que les han usurpado y sin darles explicaciones.

Quise contar su historia en un libro para ver si lograba conectar con la gente joven y, de paso, acercar su memoria histórica al pueblo. En él intento explicar, además de su vida, todo lo que supuso la llegada de la II República y la causa por la que los fascistas centraron una parte importante de su represión contra todo lo que suponía progreso, tenían muy claro lo que significaban “los rojos” y quisieron romper con estas ideas, porque eran la punta de lanza del estado republicano y laico en estos pueblos y la vía de entrada hacia la modernidad y el progreso; y esto, a ciertos sectores, los más poderosos, no les gustaba lo más mínimo.

Este proceso de investigación no quiero solamente tratar de explicar quién era este sastre, sino que también quiero que simbolice un ejercicio de memoria democrática antifascista. Puedo decir que cuando iba a las fuentes oficiales, como por ejemplo al Archivo General de la Administración, solo encontraba la Causa General, con todas sus mentiras y falsas denuncias, todas cosas negativas referentes al sastre. En el expediente de esa Causa se puede leer que el alcalde, la guardia civil y el jefe de Falange (a quién había salvado la vida meses atrás el propio Luis) dicen, hasta vecinos-antiguos amigos suyos- que el comportamiento del sastre era antipatriótico, antisocial y mal visto por todo el mundo. Por eso he tratado de recordar todo su trabajo positivamente, y poner en valor la importancia de aquello que quiso iniciar en lo que era pequeña localidad madrileña de Fuenlabrada. Las cartas desde la cárcel me han ayudado a esclarecer la verdad de quienes fueron los delatores de su antiguo alcalde. Una delación que le costó la muerte.

Divulgar la memoria democrática es, también, un antídoto frente al fascismo y frente a los discursos de odio que actualmente continúan extendiéndose por todas partes. En este proceso de recuperación de la historia del sastre Luis Fernández trato de presentar no solo sus propuestas progresistas sino también su lado activista, este sastre no tuvo la oportunidad de envejecer porque lo asesinaron. Por lo tanto, este es un tema que entronca directamente con la recuperación de la memoria histórica y antifascista. Hay que dar a conocer historias reales de la vida de la gente que fue asesinada durante este periodo tan oscuro.

La historia de Luis el sastre, ya se conoce y ya he puesto mi grano de arena para dignificar su papel y poder hacer este ejercicio de memoria democrática. Al fin y al cabo su historia, la del sastre republicano que fue es una historia que emociona porque entronca con vivencias personales propias. Todo el mundo hemos tenido un abuelo o abuela que nos ha marcado, que nos ha hecho sentirnos importantes, que nos ha descubierto algo maravilloso. Pues Luis Fernández y Eusebia Navarro eran un poco esto, un sastre muy vinculado a su trabajo y a su familia y que trató de construir conciencia a sus paisanos. Un trabajo y una militancia que pagó con su vida, y que le impidió cumplir sus promesas y a mí, su nieto, poder decirles OS QUIERO.

* Luis S. Fernández es nieto de Luis “El Sastre”. Autor de libro de investigación y biográfico del primer alcalde republicano de Fuenlabrada:
LOS TRES AGOSTOS DE LUIS EL SASTRE. Autor: Luis S. Fernández, Prólogo de Mirta Núñez Díaz-Balart. Ilustraciones de Juan Kalvellido
EL GARAJE EDICIONES. Colección Documentos Sociedad

Hablamos sobre… Los tres agostos de Luis el Sastre

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