Marcial Maciel: credulidad y cifras exactas

Marcial Maciel: credulidad y cifras exactas

Nònimo Lustre*. LQS. Diciembre 2019

Los Legionarios de Cristo admiten que su fundador, Marcial Maciel, violó a más de sesenta menores durante décadas. Un informe de la congregación [en pdf] sostiene que, desde 1941 a la actualidad, 175 menores de edad fueron víctimas de abusos sexuales, cometidos por un total de 33 sacerdotes de la congregación. Desde 1941 a la actualidad, 175 menores de edad fueron víctimas de abusos sexuales, cometidos por un total de 33 sacerdotes de la congregación (titular de un diario de fecha 21.XII.2019)

A brote pronto, sostenemos que las cifras aducidas serían más reales si las añadimos dos o tres ceros a la derecha -al final de este poste, volveremos sobre la manipulación que esconden-. Item más, si consultamos el susodicho Informe de los Legionarios de Cristo (LC), el sentido común nos impele a sospechar que es imposible que los criminales -o sus herederos- se acusen a sí mismos, que es una cortina de humo, que seguro se queda escandalosamente corta en el número de víctimas -y de victimarios-, en suma, que no es verdad ni por aproximación. Estaremos en lo cierto porque, entre otras muchas falencias, este Informe se olvida de las mujeres que pervirtió Marcial Maciel Degollado (MMD), de los hijos que las engendró (no menos de ocho, entre ellos alguna o algunas españolas y españoles), de sus adicciones tempraneras a los opiáceos, de sus lavados de dinero (tienen que ocultar sus 300 millones de euros de beneficios anuales) e, incluso, de las acusaciones que, en México, se vierten sobre el hipotético asesinato perpetrado por MMD contra su benefactor primero, Rafael Guízar y Valencia, obispo de Veracruz y tío suyo. Acusación que se sustenta en la fuerte discusión que MMD tuvo con ese obispo la víspera del inesperado óbito del doctor de la Iglesia y, especialmente, en que el cadáver del finado Rafael tenía el pelo rojizo -señal clara de envenenamiento con cianuro- y en otra señal paralela: que su cuerpo estaba incorrupto -¿cuántos santos incorruptos han muerto por cianuro? La historia de la Iglesia está plagada por el uso de la ponzoña de manera que, si investigáramos, nos quedaríamos sin la mayoría del santoral. Pero, claro, ¿cómo investigar si los custodios de las pruebas son los mismos delincuentes? Además, ¿cómo evitar las amenazas de los fanáticos ultra-talibanoides que creen a sus jefes mitrados antes que a la razón común?

Sea como fuere, la peripecia de MMD hay que estudiarla desde su nacimiento. Y éste se retrotrae hasta la ignominiosa guerra de los Cristeros -o Cristiada para los publicistas- que asoló México durante tres largos años. Como es habitual en las guerras de religión, nunca sabremos el número de víctimas pero evidentemente fueron miles y miles. Pues bien, la familia de MMD fue parte importante de la vesania cristera.

En esa guerra, también fue notoria la Unión de Católicos Mexicanos, la “U”, el servicio de espionaje de los cristeros. De su eficacia bélica hay bastantes dudas pero no de existencia. Recodándola, nos preguntamos: si consideramos que El Yunque es actualmente la organización ultracatólica más activa en México -y en España, entre otros países-, ¿qué garantía tenemos de que también tiene su “U” clandestina?

En todo caso, MMD se crió durante la resaca de la Cristiada, se ordenó cura y estudió en Comillas, covacha dizque universitaria de la clerigalla hispana. Luego fue a Roma y etcétera. Para no perdernos en detalles fácilmente disponibles en internet, subrayaremos que, desde el no-tan-lejano año de 1941, ya constan denuncias de sus aficiones a violar niños y niñas. Denuncias que fueron conocidas por cuatro Papas sin que llegaran a molestar su irresistible ascensión al Poder. No sabemos de los opiáceos que usara (o no) entonces ni tampoco conocemos si ya frecuentaba los paraísos fiscales, marcas de la casa en las que se especializó en su madurez.

Son muchas las investigaciones serias que han demostrado el sadismo de MMD, incluso existen suficientes libros para concluir que, en la contemporaneidad, pocas veces se han dado casos de personas tan bestiales -con perdón de las bestias-. Incluso dentro de una institución tan perversamente pecadora como la Iglesia católica, no es fácil encontrar un monstruo ni parecido a MMD. Lo peculiar del affaire MMD es que sus herederos hayan tenido la desfachatez de publicar un Informe en el que, bajo un manto de pretendido tecnicismo sociológico que se limita a incrustar tablas y gráficos ‘quesos’ con universos mínimos (n= 1300, a lo máximo) que, en el fondo y en la forma, quieren convencernos de que “sólo” han pecado un 2% de los curas LC. Volveremos sobre esta moda de minimizar el daño vía estadísticas visuales.

Pero antes, es preciso señalar que, dentro de ese corpus, debemos especial cuidado a las autobiografías de quienes escaparon de la secta LC tras haber sido violados/as por MMD en todos los sentidos, no sólo en el sexual. Una dellas es Elena Sada quien, a sus 37 años, logró tomar conciencia de su esclavitud y escapó hacia los EEUU donde publicó Blackbird, una suerte de novela etnográfica-autobiográfica. Su definición de MMD: “un megalómano narcisista abusivo cuya patología alcanzó tal grado que construyó su propia realidad en la que legitimó chupar la vida de sus víctimas.” (véase entrevista reciente en https://www.milenio.com/cultura/laberinto/elena-sada-vida-reino-marcial-maciel)

Por lo demás, obviamente al amparo de Franco y su troupe cardenalicia, hace décadas que MMD y su secta LC se implantaron en España -otra deuda odiosa del franquismo que soportamos con escasa resignación. Una mínima relación de sus posesiones: el santuario de Nuestra Señora de Sonsoles en Ávila, el seminario de Ontaneda (Cantabria, significativamente donde se produjeron algunos de los primeros abusos de MMD) y el seminario de Moncada (Valencia). Además, la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) y los colegios-para-millonarios Everest, Cumbres, Highlands y un larguísimo etcétera.

Volviendo a la cita periodística del principio: reproducir sin crítica ni documentación las cifras del Informe LC objeto de nuestras cuitas es una maniobra canalla. MMD llegó a poseer un harén de unas novecientas (900) mujeres (¡chúpate esa, Ben Laden!) y ya hemos mencionado su hipotético asesinato y sus literalmente incontables hijos/as. Obtener una miríada de datos sobre su serrallo o sobre su adicción juvenil al opiáceo dolantina y no hablemos de sus adicciones de adulto o -repetimos- sobre sus lavados de dinero, cuesta muy poco tiempo. La intención de los ‘Millonarios de Cristo’ (apodo de LC) es clara: reducir el volumen del crimen aportando unos datos más que dudosos pero envueltos en números vacíos y en gráficos cibernéticos. Pura mentira que espera sobrevivir incólume al paso del tiempo. Es una táctica que conocemos bien: búsquese un general golpista/franquista -Salas Larrazábal, por ejemplo- que calcule en unos pocos miles las víctimas republicanas y, cuando los papanatas las digieran subyugados por la magia de los números con decimales, habremos minimizado la barbarie golpista. Aplicado a MMD: pontifique que ‘sólo’ violó a 60 niños (¿y niñas?) y esa cifra se les quedará grabada a los crédulos y, de ahí en adelante, hasta los no-tan-crédulos la repetirán como loritos.

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