Más que una exposición: Que nos roban la memoria

Más que una exposición: Que nos roban la memoria

Iñaki Alrui. LQS. Noviembre 2020

Ejercicios para el visitante a través de lo inacabado, un paseo entre lo literario, lo visual, lo sonoro (contiene el silencio) en las más variadas instalaciones y performances, introducción a la profundidad de un mundo rico en percepciones

La memoria, ese conjunto de códigos, imágenes, sonidos, formas, aprendizajes anclados en nuestro pasado, retenciones de lo vivido con posibilidad para el recuerdo.

Que nos roban la memoria, es una retrospectiva de Concha Jerez (1) que habitará, trenzada en los recovecos del MNCARS (2), hasta el 11 de enero.
La memoria, un tema fundamental en la trayectoria de esta artista y que constituye el hilo conductor de la amplia compilación que se despliega ante nuestros ojos. Una exposición que interviene en varios espacios del museo con instalaciones site-specific (3). Un formato que impregna de más personalidad la obra de la artista y crea un contexto en el que la obra y el espacio se suman para envolverte: no es posible observar desde fuera, la visitante pasa a estar dentro de la obra y por tanto, de la memoria.

Que nos roban la Memoria exhibe un proyecto concebido ex profeso para las cuatro escaleras del viejo edificio Sabatini del Museo: la memoria autocensurada, la escrita y oralizada, la memoria olvidada y la memoria silenciada. Jaulas incapaces de encerrar la voz, la palabra, serenos relatos de sufrimiento que se mezclan con pases de vídeos cargados de historias particulares en caminos colectivos. En las paredes cuelgan titulares de prensa con necrológicas, obituarios del último día de lo que fueron. ¿Qué serán ahora?, ¿Dónde estarán sus legados?, hojas purgadas, peldaños hacia ninguna parte o con destino incierto entre las escaleras. Una subida o bajada por cualquiera de las cuatro escaleras del museo para cargarse de preguntas en medio de espacios concebidos para el tránsito.

La artista recupera y revisa su trabajo desde los años setenta hasta la actualidad, desde una perspectiva en la que se entrecruza su propia memoria personal con la memoria colectiva

La memoria siempre es un presente contra las páginas en blanco, Concha Jerez nos llena los espacios tomados ¬—ya sean las escaleras, la tercera planta, la sala de protocolo o la de bóvedas— de códigos que se unen entre sí en la fluidez contra el olvido, impedir que el pasado (colectivo) se renueve como una farsa. Espacios escogidos en el museo que pasan por ser secundarios para una exposición, lugares de muestra que invitan al concurrente a ejercer, a desenvolverse como individuo activo. Ejercicios para el visitante a través de lo inacabado, un paseo entre lo literario, lo visual, lo sonoro (contiene el silencio) en las más variadas instalaciones y performances, introducción a la profundidad de un mundo rico en percepciones: testimonios de las utopías, escritos autocensurados, insistentes “seguimientos de noticias” en la necesidad de interferir en los medios de comunicación, una mesa de conflictos móviles, las meditaciones sobre la desarticulación de un partido político, sinfonía de las 40 cartas, el lado oscuro del espejo, miradas al límite de donde habitamos y paseos entre lejanos conflictos y cercanas exclusiones, y viceversa. Itinerarios de marcado signo crítico por unas compilaciones que nos invitan a movernos lentamente, a frenar la lógica frenética del tiempo en presente para buscar, encontrar.

Ejercicio de memoria: recordad que estáis en un edificio que se remonta a la segunda mitad del siglo XVI (4). Contra el olvido, memoria siempre. Bienvenid@s, bienhallad@s.

Concha Jerez «Que nos roban la memoria». Museo Nacional Centro de Arte RS. Madrid. C/ Santa Isabel, 52. Comisario: Joao Fernandes. Hasta el 11 de enero de 2021.

1.- Pagina Web de Concha Jerez
2.- Museo Nacional Centro de Arte RS
3.- Obra creada expresamente para existir en un lugar determinado.
4.- En la segunda mitad del siglo XVI se construyó un albergue donde mendigos y personas sin recursos acudían a morir. En 1787 seria reinaugurado por Carlos III, convirtiéndose en Hospital General y de la Pasión, un proyecto iniciado bajo la dirección del ingeniero José Hermosilla y culminado por Francisco Sabatini, uniendo en el mismo lugar, zona de Atocha, los numerosos centros y hospitales desperdigados por la ciudad. En sus primeros años de funcionamiento murieron miles de personas en el hospital, en una época en la que distintas pestes y epidemias asolaron Madrid. En el subsuelo de este lugar están enterrados muchos de ellos, aunque la mayoría fue enterrada en un amplio cementerio ubicado en sus cercanías, a lo largo de lo que en la actualidad es la Ronda de Valencia. En el siglo XIX se le denominó Hospital Provincial de Madrid que cerraría sus puertas en 1965.

Más artículos del autor. Miembro del Colectivo LoQueSomos. En Twitter: @IkaiAlo

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