Micropoemario feroz

Micropoemario feroz

Por Francisco Cabanillas*. LQSomos.

Además se caracteriza [la micropoesía] por tener cierto sentido
de humor o ironía. Los micropoemas casi siempre
son pequeñas verdades, revelaciones o soluciones
para problemáticas sociales o emocionales.
Lilián Villanueva

El poemónimo está a la vuelta de la esquina
o en la siguiente parada del metro.
Efraín Huerta

La vena satírico-conceptuosa se trasmuta de
continuo con juegos de ingenio […]
Dinorah Cortés-Vélez

La esperanza es verde como el mugir de las vacas (2015/18) de Edgardo Nieves-Mieles

I
No se trata solo de micropoesía, sino de un micropoemario. Complejo (79 títulos), neobarroco, centrípeto y centrífugo, varias veces voraz, aconteciendo en el breve, brevísimo espacio textual de una micropoética en expansión, en la cual el flujo rápido de micropoemas —hasta tres por página— crea el efecto de estar inscrito (el lector) en el desplazamiento desbordante (y sinestésico) de un viaje intenso que se hace en un abrir y cerrar de ojos.

Intensidad.

Viaje al centro voltaico de un minimalismo conceptista,

“O te aclimatas
o el clima te mata,”

que, en su devenir irónico, lúdico y crítico, hace saltar las palabras,

“Los monstruos de la razón
producen sueño,”

sin que esas detonaciones interrumpan ni disminuyan el flujo de fragmentos que llegan al micropoemario (intratextualmente) desde otras escrituras, como tarjetas postales, celebraciones, manuscritos, diarios, apuntes…:

“Celebración de la ambigüedad, 3

Se pintan casas.
A domicilio.”

Micropoemario neobarroco, contrapuntístico, con paralelismos y oposiciones asimétricas, de factura artesanal (casi 6 pulgadas de largo y 4 de ancho), en el cual caben 79 títulos en un total de 36 paginitas de textos; más 1 para los tres epígrafes (Eric Satie, Héctor Manjarrez y Rafael A. Acevedo Rodríguez) y 10 para el índice, cuyos títulos, muchos larguísimos, a veces son más largos que el micropoema, como en este caso (título en negrillas):

“Apunte hallado en la libreta de planes del educador transferido a otra escuela del barrio más distante de su localidad, luego de una agria pero civilizada disputa con su superior inmediato

Ya ves, Miguel Ángel, cómo aún la soga
sigue partiendo por lo más finito.”

II
Viaje al centro de un conceptismo minimalista,

“¿De qué te vale tener zapatos nuevos
si sigues estando de rodillas?”;

que, a pesar de la fragmentariedad de los textos que conforman el micropoemario, muchas veces dramatizada mediante la numeración discontinua de los títulos, “Celebración de la posmodernidad, 4”; a pesar de la heterogeneidad material —el poema más largo tiene 12 versos y el más corto uno— y de las asimetrías (disparatadas) —el título más largo conforma un párrafo:

“Como interior para un desahucio en Medianía Alta perpetrado en la mañana del 6 de febrero de 1980 en el cual Adolfina Villanueva, mujer negra, humilde, trabajadora y madre de 6 hijos, es vilmente asesinada por defender la dignidad de su familia y el hogar en el cual sus ancestros vivieron desde los tiempos de la colonización española”—;

a pesar de esas y otras desviaciones, hay que destacar dos puntos. Uno de soberanía poética y el otro de independencia textual, cada uno de los cuales añade sustancialidad a los desplazamientos y desprendimientos del periplo micropoético que empieza con este título (irónico, lúdico y crítico) largo: “Las alegrías del Hombre Invisible (Tarjeta postal a Antonio Muñoz Molina, quien asegura que uno sólo existe si lo saben en Barcelona o en Madrid).”

III
En cuanto a la soberanía poética, está el hecho de que, en el segundo micropoema, “Epifanía,” la voz poética —descrita más adelante— se declare (siempre peligroso) en control de la lírica:

“En mis manos, al fin
esa yedra veloz y fértil: la poesía.”

En cuanto a la independencia textual, está el hecho de que, desde el tercer poema, la voz poética inscriba el micropoemario en un relato de liberación del capitalismo corporativo:

“En este país los gallos
siguen durmiendo en las espuelas
de esos resabios feudales
del capitalismo, los editores.

Así que, si no puedes contra las editoriales,
no te les unas.
Crea la tuya propia.”

IV
Irónico, demasiado irónico. Desde la soberanía poética y la independencia textual, el viaje rápido, pero intenso y pegadizo, a través de 36 microcuartillas, conforma una imagen movediza y difusa (¿ectoplásmica?) de un sujeto poético duro, proteico, consciente y dispuesto a cruzar, en “Cría fama y te arrancará los cuervos,” la frontera entre la dureza y la perversidad:

“Algunos dicen que soy malvado.
No es cierto.
Tengo el corazón de un niño.
En formol.
Sobre mi mesa.”

Lúdico, perverso y duro; sujeto proteico que juega con fuego y apuesta a no quemarse:

“Celebré mi cumpleaños número 15
incendiando la escuela donde cursé la primaria.
Fue entonces cuando las generosas llamas
me regalaron la inmensa dicha de leer
en ellas todo cuanto me sería dado ver en este
/mundo.”

Y ello porque sabe de la perversidad antimartiana:

“En cada amigo de nuevo cuño
se esconde siempre un potencial traidor.”

Porque modula, en “Celebración de la sabiduría, 6,” la línea de ataque desde la tercera persona:

“Los mediocres resienten siempre
que su mezquina opacidad
sea puesta en evidencia
por la luz que acompaña a los elegidos.”

Porque conoce la dialéctica:

“aprendí que, por amor a un difunto,
los vivos pueden odiarse a muerte.”

Porque se siente como un pequeño dios desde la masculinidad:

“¿Quién más podría ser Dios
si no yo mismo cuando te poseo?”

Frente a la que no se achica ante la venganza micropolítica (literaria, siempre literaria) de género:

“Para tu maligna lengua de víbora
guardo la última gota
de mi semen constelado y nutritivo.”

V
Proteico, demasiado proteico; múltiple en su unidad estrambótica. Sujeto poético político que dispara, en “Celebración de la ambigüedad, 4,” contra uno de los colores del bipartidismo tóxico de la actualidad boricua (el azul):

“No todos lo penepés son pillos,
pero casi todos lo pillos son penepés.”

Sujeto que indiza la globalización neoliberal desde el vértigo de clase:

“Todos los días agonizo
comprando en el mercado
el producto de mi explotación.”

Y desde otra clase de vértigo: la disminución del valor de cambio por el de uso:

“En lugar de hacer más ricos a los ricos,
ejerzo mi derecho a la transgresión,
y elijo hacer menos pobres a los pobres:
le digo sí a la piratería.”

VI
Lúdico, demasiado político (filosóficamente):

“Veo televisión;
luego, existo.

Compro en Plaza las Américas;
luego, existo.”

VII
Sujeto que, en términos de la literatura, en “(De cómo ciertos premios nacionales vitalicios siguen difundiendo tantísimo ruido y tantísimo ego por esos mundos de la publicidad),” practica la voracidad literaria, demasiado literaria, contra el poeta chileno Raúl Zurita, ganador del Premio Nacional de Literatura en 2000:

“Ahí va Zurita.
Hay basurita.
¡Ay, basurita!”

También, desde el polisémico título “H.P.,” contra el poeta cubano Heberto Padilla (1932-2000), protagonista del conocido choque con el gobierno cubano llamado “El caso Padilla (1971):

“En resumidas cuentas,
si Julio fue un cronopio con fama,
entonces, tú, Heberto, sólo fuiste
un fama sin esperanza.”

Y, en el penúltimo poema (en prosa), “Egos revueltos,” contra siete escritores boricuas (“José Ramón Meléndez, Lilliana Ramos Collado, Iván Silén, Etnairis Rivera, Hjalmar Flax, Luz Ivonne Ochart, Áurea María Sotomayor”), cuyo egocentrismo, en determinadas situaciones, le parece letal:

“Habría que investigar si alguna de estas personas se encontraba entre los pasajeros de la gloriosa embarcación, pues con que solamente uno de los 7 hubiese colocado el pie izquierdo sobre cubierta, de inmediato se hubiera hundido el Titanic.”

Voracidad literaria que, en “Breve disertación acerca de los cayos literarios,” desinfla el ego romántico:

“Yo soy un poeta
muy personal.
No tengo influencias,”

para, desde esa desnudez, modular, en el último poema, “La humildad es la más valiosa de todas las herramientas del viajero,” una retórica que combina, como carcajada final, la reflexión del cronista sabio con la sabia ignorancia de la tradición socrática:

“Al emprender viaje,
de buena gana
acepté las más elementales
y sórdidas privaciones.

Tras haber recorrido lejanos
e inimaginables parajes del planeta,
tropezando y estudiando a fondo
variopintas civilizaciones,
sólo ahora tengo una idea
clara y precisa de mi grande ignorancia.”

VIII
Fin de una ironía que no tiene fin:

“Lo que decimos siempre es una cosa
que quiere decir otra cosa
que quiere decir otra cosa.”

Continuidad de una crítica que, por un lado, no se autocancela:

“lo ignoro y lo conozco todo.”

Y, por el otro, se burla del lenguaje trillado:

“La verdadera felicidad
consiste en vencer
a nuestro monstruo interno.”

IX
En tanto que miocropoemario feroz, La esperanza es verde como el mugir de las vacas sacude y trastoca firmezas, juega con verdades y critica la dominación política, a veces, como en “Verde que te quiero verde,” desde una pistola de vida:

“La esperanza
Es el gatillo de los oprimidos.”

Viaje breve pero intenso, voltaico, sinestésico y hasta hipertélico, al centro de un micropoemario con soberanía poética e independencia textual por el que transitan fragmentos de un universo más grande, en descomposición, que una voz poliédrica, con muchos “yos,” difusa y ectoplásmica, engrana y desengrana:

“Yo, como Poncio Pilatos,
estoy destinado a lavarme siempre las manos.”

Viaje que conduce también a callejones sin salida, inundados de luz:

“Cuando la semilla pierde la cáscara,
su corazón queda al desnudo.”

X
Como acercamiento panorámico a este micropoemario neobarroco de ENM, el presente ensayo vale de puente introductorio hacia una lectura otra, más extensa y desarrollada, como la que plantea, en el cuarto capítulo, “El minimalismo antipoético de Edgardo Nieves-Mieles (una yedra veloz y fértil, entre escribalazos, textículos, poemínimos y cortoletrajes,” el libro fundacional de Federico Irizarry Natal, La escritura del gremlin. Posmodernidad y minimalismo antipoético en tres poetas puertorriqueños: Salvador Villanueva, Edgardo Nieves-Mieles & Jorge David Capiello (2022); según el cual la poética “solar” de La esperanza es verde como el mugir de las vacas plantea, “en términos éticos y estéticos,” una “reorientación reconstituyente de lo real”:

“sin que ello implique de ninguna manera optimismo ingenuo; sino realismo lúdico y confrontacional caracterizado por una suerte de alumbramiento cruzado por eficaces ráfagas de ironía que imposibilitan tanto la inadecuada candidez asertiva de un espíritu naif como el anquilosante espectro agorero de la negatividad.”

A partir de esa “reorientación reconstituyente de lo real,” en una entrevista con Iris Miranda, “Entre luces con Edgardo Nieves-Mieles” (2019), el autor del micropoemario feroz, también autor de una micronovela descomunal, Todos los placeres suelen ser verdes (2013), reclama con estridencia, ante “el silencio de los que no cuentan las pequeñas, muy pequeñas editoriales” del país —en las que él, ahora como editor de dos, Espejitos de Papel e Indómita Editores, ha publicado, incluyendo sus microtextos, más de cincuenta títulos a partir de 2006—; reclama la visibilidad que le niegan los “centralizadores” de la cultura que “ningunean” la microliteratura: “No pediremos [dice ENM] permiso para ponernos impertinentes, pero es sabido que para ver se necesitan ojos.”

XI
Poslectura. Desde la aparente tranquilidad “verde” del micropoemario leído, subrayado y comentado en este acercamiento introductorio, uno de los micropoemas más feroces, flechado contra el poeta chileno Raúl Zurita, “(De cómo ciertos premios nacionales vitalicios siguen difundiendo tantísimo ruido y tantísimo ego por esos mundos de la publicidad),” gana una nueva estrofa en la segunda edición de La esperanza es verde como el mugir de las vacas (2015), publicada en 2018:

“Mil ángeles por doquiera venteando
la ardiente voluntad del ámbar,
el pan para las hormigas,
la fugacidad de los cuartos de hotel,
el vacío paraíso, sus galerías de espejos
y la falsa risa de los emperadores.

Ahí va Zurita.
Hay basurita.
¡Ay, basurita!”

Además, surgen dos nuevos micropoemas anteriores, y cinco posteriores, al también feroz, ferocísimo y, debido al efecto bumerang, mucho más peligroso, “Egos revueltos,” que en la primera edición ocupaba, por la tensión que irradia su ferocidad, el penúltimo micropoema del micropoemario; anterior a la carcajada final de “La humildad es la más valiosa de todas las herramientas del viajero.” ¿Desplazamiento (¿aplazamiento?) intratextual de “Egos revueltos” que relaja —sin añadirle ni quitarle nada al micropoema, sino por el alejamiento respecto del golpe final del último micropoema del micropoemario— la paz guerrera declarada a los escritores boricuas más egocentrados de su época? ¿”Huevos revueltos”?

A partir de las dos ediciones de La esperanza es verde como el mugir de las vacas (2015; 2018) —cabe subrayar la cadena de neologismos del subtítulo entre paréntesis: (Escribalazos, textículos, poemínimos y otros cortoletrajes), que el libro de Federico Irizarry Natal incorpora al título del estudio que le dedica al micropoemario: “El minimalismo antipoético de Edgardo Nieves-Mieles (una yedra veloz y fértil entre escribalazos, textículos, poemínimos y cortoletrajes”—; a partir de esas dos ediciones, será necesario abordar, en otro trabajo, la micronovela descomunal, Los mejores placeres suelen ser verdes (2013), desde el cruce entre el microthriller y lo metanovelístico en el contexto de una micronovela “armada” con el lenguaje de la micropoesía.

Más artículos del autor
* Francisco Cabanillas (1959, Puerto Rico) enseña lengua castellana, cultura y literatura hispanoamericana en Bowling Green State University, Ohio. Ha publicado cuatro libros de ensayo: Escrito sobre Severo (1995), Pedreira nunca hizo esto (2007), K-lores del trópico: ensayos transboricuas (2012) y Ensayos silenistas (2014). Miembro de LoQueSomos

Síguenos en redes sociales… Mastodon: @LQSomos@nobigtech.es Diaspora*: lqsomos@wk3.org Telegram: LoQueSomosWeb Twitter: @LQSomos Facebook: LoQueSomos Instagram: LoQueSomos

LQSomos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Nos obligan a molestarte con las "galletitas informáticas". Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. más información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar