Motor principal

Por Pedro Barragán*
En las últimas décadas, España y China han forjado una sólida relación basada en el comercio, la inversión y la cooperación cultural. Desde el establecimiento de relaciones diplomáticas en 1973, ambos países han fortalecido sus vínculos mediante acuerdos bilaterales, visitas de alto nivel y programas de intercambio. Sin embargo, el actual escenario internacional, marcado por la renovada rivalidad de Estados Unidos contra China y las persistentes tensiones comerciales entre la Unión Europea y China, crea una nueva situación que ambos países deben abordar.
De la oportunidad de negocio al liderazgo diplomático, las relaciones entre España y China siguen dando buen ejemplo
Las relaciones entre España y China han alcanzado numerosos logros notables. El comercio bilateral superó los 48.580 millones de dólares en 2023 y creció un 3 % adicional en 2024, cifras que subrayan la importancia de China como socio comercial. China es el principal socio comercial de España fuera de la UE, y productos españoles de alta calidad, como el aceite de oliva, el vino y los productos cárnicos, gozan de gran valor en el mercado chino.
Empresas españolas como Inditex, Banco Santander y Gestamp han encontrado en China un entorno empresarial dinámico y lleno de oportunidades. En el ámbito cultural, el Instituto Cervantes ha ampliado su presencia, y la demanda de aprendizaje del español en China crece a un ritmo impresionante, lo que refleja un interés genuino en fortalecer los lazos con España.
La visita oficial del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a China en abril marcó un hito en las relaciones bilaterales. La reunión con el presidente Xi Jinping consolidó el compromiso mutuo de fortalecer la cooperación económica, promover la inversión recíproca y colaborar en áreas como la transición energética y la innovación tecnológica. La reacción de Washington no se hizo esperar: algunos sectores interpretaron la visita como una señal del distanciamiento de Europa con la estrategia estadounidense de contención de China. Dentro de la UE, las opiniones fueron diversas; mientras algunos países aplaudieron la búsqueda de nuevos equilibrios, otros pidieron una mayor coordinación en la política exterior hacia Pekín. Con esta iniciativa, España demuestra su disposición a actuar con autonomía estratégica, impulsando una diplomacia que combina la defensa de los principios europeos con una visión pragmática y abierta hacia China.
En este contexto de rivalidad global iniciado por Estados Unidos, la UE y China han identificado el desarrollo sostenible como un área crucial para la cooperación estratégica. Ambos socios promueven iniciativas conjuntas en materia de energías renovables, eficiencia energética y la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. España, como miembro activo de la UE y con fuertes vínculos bilaterales con China, ha intensificado su colaboración en áreas como la economía verde, el desarrollo de tecnologías limpias y la agricultura sostenible. En 2025, se firmarán nuevos memorandos de entendimiento entre instituciones españolas y chinas para facilitar la transferencia de tecnología en energía solar e impulsar proyectos de movilidad eléctrica.

Además, España y China cooperan en la promoción de la economía circular mediante programas conjuntos de investigación y desarrollo destinados a mejorar la gestión de residuos y el uso eficiente de los recursos naturales. Esta estrategia conjunta no solo aborda la urgente necesidad de combatir el cambio climático, sino que también refuerza una agenda positiva que permite a Europa y China cooperar de forma constructiva a pesar de las tensiones geopolíticas. Al actuar como puente para el diálogo y la cooperación, España refuerza su posición como interlocutor fiable, comprometido con una economía baja en carbono y un crecimiento global más sostenible y equitativo.
Además, ampliar la colaboración en sectores estratégicos, fomentar acuerdos en ciencia y tecnología, fortalecer los intercambios culturales y apoyar la internacionalización de las pequeñas y medianas empresas son acciones clave para consolidar una relación económica y social profunda y duradera entre España y China.
Junto a estas iniciativas, España puede desempeñar un papel activo en la UE para promover un enfoque justo y constructivo hacia China, evitando posturas de confrontación y promoviendo soluciones dialogadas a los desacuerdos globales. Para ello, España debe promover un multilateralismo inclusivo y fortalecer plataformas multilaterales como la Organización Mundial del Comercio, el G20 y las Naciones Unidas, defendiendo un sistema basado en normas y respeto mutuo. Además, España puede promover iniciativas en Bruselas que fomenten el entendimiento y la cooperación en áreas como el cambio climático, la salud global y la transformación digital, buscando sinergias con China en lugar de antagonismos. Otro ámbito de cooperación potencial es la promoción de foros de diálogo euroasiáticos donde se puedan explorar nuevas formas de colaboración en inversión, tecnología e infraestructuras. Como facilitador del consenso, España puede fortalecer su liderazgo diplomático, promover una visión más equilibrada de las relaciones con China y consolidar una asociación estratégica a largo plazo basada en el beneficio mutuo.

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha alterado el panorama geopolítico, reactivando una agenda proteccionista que no solo intensifica la confrontación con China, sino que también genera fricciones comerciales con la UE. La imposición de aranceles a los productos europeos y la amenaza de nuevas barreras han dejado claro que Europa no puede depender exclusivamente de su relación con EEUU. Este contexto impulsa a la UE a buscar nuevas alianzas económicas y fortalecer lazos con socios clave como China. España, en este escenario, tiene la oportunidad de asumir un papel de liderazgo como mediador y facilitador dentro de la UE, promoviendo un enfoque más equilibrado y constructivo hacia China. Madrid debe actuar con inteligencia estratégica: apoyar la defensa de los intereses europeos y, al mismo tiempo, liderar la búsqueda de una cooperación pragmática con una potencia que, sin duda, será parte esencial del futuro global.
España y China han alcanzado hitos notables, y el objetivo actual debería ser evitar verse arrastrados a las políticas de confrontación que dominan el panorama internacional. España debería aprovechar la oportunidad para fortalecer una relación basada en el respeto mutuo, la cooperación económica y el intercambio cultural. Apostar por China significa comprender que el futuro será multilateral.
* Nota original: Prime mover
– Traducido para LoQueSomos por Selodi Gasan Adie.
Pedro Barragán es economista. Miembro de Cátedra China, temática que deja reflejada en su blog personal. Es editor de la web Archivo de la Transición.
Más artículos del autor
Comparte este artículo, tus amig@s lo agradecerán…
Mastodon: @LQSomos@nobigtech.es; Bluesky: LQSomos;
Telegram: LoQueSomosWeb; Twitter (X): @LQSomos;
Facebook: LoQueSomos; Instagram: LoQueSomos;