Niños, ancianos y otras yerbas catalanas
Oscar Pantoja. LQSomos. Octubre 2017
Una vez celebrado eso que sigue ocupando las portadas del planeta, que no es un referéndum ortodoxo pero que medio mundo -incluyendo a la Generalitat-, sostiene que sí lo es aunque de nuevo tipo, quizá convenga analizar las reacciones gubernamentales que ha suscitado.
En primer lugar, me centraré en lo que considero el error comunicacional más grosero de los muchos que han cacareado desde Madrid: el caso de los escudos humanos. Después del referéndum, el Gobierno y sus perritos falderos de Ciudadanos siguen con la cantinela de que los catalanes han jugado muy sucio ubicando en los colegios electorales a “niños y ancianos como escudos humanos”. La acusación no es nueva puesto que llega precedida por una campaña que denunciaba el adoctrinamiento de los niños y que se apoyaba en unas pocas fotos de niños catalanes pegando carteles -automáticamente calificados como ‘separatistas’ aunque la mayoría dellos sólo pedía poder votar.
Me gustaría conocer cuál es la diferencia entre enseñar y adoctrinar porque, metafísicamente hablando, ni la hay ni puede haberla desde el momento en que el niño no puede negarse a ella, en parte porque quiere aprender, en parte porque somos la especie humana es gregaria. Pero, si bajamos de las nubes, no tiene demasiada gracia que corruptores de menores tan obsesos como los gobierneros vean la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio –enésima vez que debo recurrir a esta admonición. Naturalmente, la susodicha cantinela provocó un aluvión de imágenes de niños españoles disfrazados de legionarios, monjes, toreros, policías, etc. Mal está abusar del Carnaval pero peor están esas esquizofrénicas ceremonias de jura de bandera para civiles a las que suelen acudir los adultos… acompañados por sus niños. Y es mucho peor implantar esa escuela confesional que es, precisamente, la que prospera en esta España aconfesional de boquilla: si es privada, el catolicismo más cerril se impone por ordeno y mando del obispo; si es pública, por extralimitación de sus píos ministros y directores –algunos jóvenes no lo creerán pero es cierto que la nueva amiga del ultraderechista micropartido Vox, Esperanza Aguirre, fue ministra de Educación y Cultura.
Pero, claro, estos neofranquistas siguen creyendo que votar es un acto extraordinario. Imagino cómo habrán entendido este enigma de los escudos humanos esas madres europeas que aúpan a sus retoños para que lleguen a la urna y depositen el voto de su mamá. Entenderán que en España se les niega a los niños el placer de ayudar a sus mamás en la pega de carteles y el juego de meter un sobre por la rendija de una hucha grandota. En cuanto a los ancianos, ¿es que no deben votar porque es una operación de alto riesgo? Miren que están tirando piedras contra su propio tejado. No lleven a ese extremo su negativa a cumplir con la Ley de Dependencia.
[Asimismo, en esto de la enseñanza ha insistido Ciudadanos mediante la única de sus propuestas que tiene visos de política de Estado puesto que las demás son cortoplacistas –léase, no oportunas sino oportunistas-. No sé si se han dado cuenta de que, en efeto, controlar la enseñanza es política de Estado… pero también es política de Iglesia. Más aún, política que afecta a la joya de la Iglesia: los colegios segregados por sexos, las universidades del Opus y del Camino Neocatecumenal-los Kikos, etc. Es notorio que este partido, superficialmente laico, nunca se opondrá la Iglesia. Por ende, debemos colegir que su meta real es darle más y más poder a la Iglesia -católica, of course].
Y ahora la pregunta del millón: ¿por qué ese súbito interés en los niños? Porque los gobierneros son niños (no como niños) y, en consecuencia, temen que los niños reales les están quitando su afición preferida: joder a los adultos. Una muestra: en su primera comparecencia después del referéndum, Rajoy se permitió negar que lo hubiera habido y, peor aún, negó la existencia de heridos: ¿no es esta una muestra de infantilismo? ¿Qué hacen los niños después de cometer una trastada?: negar su participación y, si se tercia, echar la culpa a otro niño. Por su condición de herederos, los neofranquistas son niños eternos. Aunque quieran olvidarlo, en su fuero interno saben que, por sus propias fuerzas, jamás habrían llegado donde están. Pero, cuidado, los niños pueden ser perversos; lo demuestra esta gavilla de Herederos de la Sangre –propia pero sobre todo, ajena.
Item más, ¿a quién se le ocurrió asaltar los colegios?, ¿quién se olvidó de que las votaciones se celebran en los colegios precisamente porque son un espacio de concordia, una zona desmilitarizada aislada del mundanal ruido del mundo adulto? Ya que tanto peroran sobre Finlandia y sus escuelas, ¿quién no quiso imaginar el susto que se llevarían los finlandeses al ver cómo la Nueva Partida de la Porra destrozaba las escuelas catalanas?
Otros disparates
Judicializar la política es una idea que no se la creen ni los miles de voceros de uno y otro signo que la repiten a diario. En España y parte del extranjero, todos sabemos que, cuando aparece la Fuerza, desaparecen la Ley, los edictos y hasta el más inocuo de los reglamentos. Todos menos nuestros mentados gobierneros. Lo han demostrado centrando su argumentario en chorradas como “han violado hasta el Reglamento del Parlament”. Olvidemos que quién hizo la ley hizo la trampa y que el Parlament es un órgano legislativo. Señorones de Zarzuela-Moncloa, ¿ustedes creen que un gotemburgués o un calabrés como Alí aprecia esos detalles? Sepan de una vez que Occidente está burocratizado e hiper-reglamentado, de acuerdo, pero no hasta ese punto.
Mentado Presidente Rajoy: la próxima vez -es decir, mañana-, olvídese de sus cominerías leguléyicas y atienda al problemón que tiene: a los mandamases de Europa no les interesan ni las modalidades de la represión ni, menos aún, los 900 heridos según cifra actualizada. Esos escándalos los dejan para pasto de las portadas de los tabloides. Además, ¿por qué habrían de preocuparles a los cómplices de, por ejemplo, el genocidio yemení? Su problemón no va por ahí sino porque Usted no ha sabido mantener al Estado hasta los últimos rincones de las Ejpañas. Concretamente, lo que sus colegas le reprochan es que no ha podido controlar el territorio catalán. Así pues, ¡cuidado, desdentado preboste!… no tener colmillos es pecado mortal para Occidente.
También han surgido varios estrategas de la guerra urbana. Hoy he oído a un famoso catalán facedor de opinión –-vamos, un encantador de lombrices-, que había encontrado la solución para apagar el fuego antes de que adquiriera momentum: que los maderos+picoletos hubieran llegado a los colegios antes de las 5 am. Chapó napoleoncito porque has sabido revolucionar la antigua regla lógica de “a problemas complejos, soluciones complejas” convirtiéndola en “a problemas complejos, soluciones simples”. Lastimosamente, petit Alejandro -quizá, petit Zhukov-, se te ha olvidado el factor sádico y de economía laboral: ¿y si los invasores hubieran llegado tarde a propósito para así encontrar un montón de ciudadanos a los que escarmentar de un solo bofetón? Dicho sea obviando que 30.000 perros de presa demostraron ser insuficientes; hubieran debido llegar los Cien Mil Hijos de San Luis de Borbón y ni aun así.
Dos frenadas obligadas
Pero, más que esas derrotas gobierneras que tan felices nos han hecho, hoy quiero subrayar que ha habido dos frenadas gracias a las cuales Rajoy no ha terminado de hundirse en la mierda.
a) La Moncloa y la Zarzuela frenaron a tiempo en su inicial propósito de detener a Puigdemont y Junqueras cuando fueran a votar a sus respectivos colegios electorales. Algún monclovita unido a algún cortesano convencieron a otros monclovitas y otros zarzueleros para que descartaran tan luminosa idea; ignoro si en sus argumentaciones pesó más la opinión internacional, la española o la catalana pero me inclino por la primera. Tampoco puedo saber si es cierto el rumor de que el Psoe estaba al tanto e incluso que lo había aprobado en principio -por su parte, es más que probable que Rivera ya estaba aplaudiendo con las orejas.
b) También se frenaron antes de recurrir a una de sus cartas habituales: el peligro de los anti-sistema. Su trabajo les ha costado tener que renunciar al terrorismo, la seguridad ciudadana y la invasión de piojos que conlleva la aparición de esos marginados. Y más cuando ya habían anunciado la invasión de colosales columnas de desharrapados anti-sistema que venían desde la Europa canalla para ayudar a sus colegas pelúos -¿sólo de la CUP o en general? Sólo hay que rebobinar los días anteriores al 1-O para comprobar que hubo varios amagos de propagandear esa fantasía; al final, fue abandonada por los listillos de la agit-prop gubernamental -agitación y propaganda, todo un ministerio sin cartera- pero hay cientos de evidencias de que llegaron a prevenir contra el anarquismo internacional e incluso a resucitar al Black Block. Luego, vista la memorable serenidad de los votantes, les entró un rayo de sensatez y prefirieron no usar esa carta-en-la-manga que tan buenos resultados les ha dado en otras ocasiones. Seguro que más de un asesor lloró amargamente.
Otros epifenómenos mediáticos
Una idea de lo que la España Oficial piensa del referéndum en particular y de Catalunya en general nos la ofrece el hecho incontrovertible de que las teles dieron escasas y escuetas noticias de lo que pasó ayer domingo en Catalunya. En cuanto que comenzó el recuento de votos, casi todas las cadenas -nunca mejor dicho- pasaron a emitir los socorridos programas de animalitos y cocina -o de cocina con animales, no recuerdo bien.
Casi todas, menos la Sexta que se mantuvo en el aire hasta tardísimo destrozando el “problema catalán” para mayor gloria de ese Insufrible Ferreras que nos volvió a enfurecer con su habitual mezcolanza entre proclamas sentimentales dignas de Paulo Coelho y sus protestas de profesionalismo destinadas exclusivamente a su orondo autobombo -el del resto de los periodistas, ya tal. Invitó a 50 biempensantes para que trituraran a un único indepe pero el astuto catalán no fue triturado. Y, en honor a la verdad del minutaje, cedió la palabra a la CUP. Bueno, mejor dicho, relegó a los cupaires a una esquina de la pantalla y les dejó unos segundos en la pantalla total que, ¡oh, casualidad!, coincidieron con el final de una intervención -“moltes gràcies”. Cuando agarró el micrófono el siguiente orador, cortó la conexión; no nos dio tiempo ni siquiera para saber si era un irlandés -su camiseta parecía indicarlo.
Pero el tal Zeus del Periodismo llevó su cara dura al extremo cuando envió una becaria a votar dos veces. Viniendo del ex jefe de prensa de un equipo de fútbol, no me extraña su hipocresía ni tampoco su cortesía con sombrero becario pero, ¿dónde quedó su valor de periodista intrépido?, ¿por qué no fue personalmente a los colegios? ¡Ah, porque su careto es muy conocido! Ya… En cuanto a la anónima becaria, ¡qué valor!, ¡exponerse dos veces a ser apaleada! No creo que muchos catalanes se atrevieran a tanto.
Por su parte, Ciudadanos sigue a piñón fijo: que si los malos votaron más de una vez, que si tiraron vallas y piedras contra los invasores, que si el artº 155 debe utilizarse ya pero ya, que si elecciones para dar voz a la (supuesta) mayoría que no es indepe. Etc. Sigue creyendo que esos catalanes que votaron sin ser indepes les van a votar… Sí, por desfachatado que parezca pide elecciones autonómicas pero en un país al que, por el 155, le habrían extirpado la autonomía. Es decir, exige elecciones tuteladas bajo un terror estatal actualizado por la vigilancia de los picoletos -no supervisadas por los mossos quienes, para entonces, habrían pasado a ser poco más que bedeles de instituto. Lo de siempre: (Primo de) Rivera confundiendo adrede el original con una fotocopia falsificada. Y confundiendo la inexistente libertad de mercado con la Libertad en letras grandes; como corresponde a los nietos de Thatcher y de la Escuela de Chicago, los ultra-neoliberales libertarianos -antónimo de libertarios. Y por si eso no fuera poco, encima se permite ser más papista que el papa no sólo negándole toda condición de interlocución a la Generalitat sino, además, exigiendo mazmorra dura e inmediata para Puigdemont y Junqueras. Señorito Rivera: cuando extirpe esos resabios de franquismo y se decida a ser libertariano de verdad, quedamos para hablar aunque preferiría que no fuera nunca.
Finalmente, aprovecho este rollo para hacer una humilde sugerencia a mis queridos cupaires: repitan ad infinitum y subrayen las escenas de los bomberos peleando contra los picoletos. Adoctrinen a los niños con ellas; es decir, cuénteles cómo sus ídolos fueron maltratados por los robocops. Dentro de pocos años, seguirán detestando a los robocops y añorando el remoto tiempo en el que querían ser bomberos.