¡…Nos faltan l@s pres@s!
Acacio Puig*. LQS. Febrero 2018
Hoy en 2018, esa ley de Amnistía sigue blindando (declarándolos ¡prescritos!) los crímenes de los alzados contra la República y los cometidos durante la larguísima posguerra (de sacas, trabajo esclavo, torturas y violación de derechos, de ejecuciones extrajudiciales…) hasta hoy, frente a cualquier exigencia apoyada en la justicia universal…
A partir de noviembre de 1975 tras la muerte del dictador Franco (al que ya no lograban recauchutar el entubado masivo, las novenas y rosarios, ni las obsesivas atenciones médicas) una consigna nueva emergió en las manifestaciones que en este país exigían la libertad de pres@s y el regreso de exiliad@s: ¡No estamos todos, faltan los presos! (ojo, el lenguaje inclusivo llegó décadas más tarde).
No estamos tod@s, faltan l@s pres@s, pugnaba por ampliar la brecha que había abierto la presión social y la propia descomposición del franquismo que buscaba –desesperadamente- oxígeno para encontrar un nuevo equilibrio entre el “todo atado y bien atado” y el lampedusiano “que todo cambie para que no cambie nada”.
Así, la entronización de Juan Carlos como rey el 25 de noviembre de 1975, se edulcoró proclamando un INDULTO en “homenaje a la egregia figura del Generalísimo Franco…” (¡Dixit!). La excarcelación entonces de un@s 700 compañer@s se vería pronto compensada con la detención de cientos de militantes de izquierda durante los años 1976 e inicios de 1977, porque en aquella España seguían sin reconocerse derechos como los de asociación, manifestación y huelga, entre otros y esas justas actividades seguían su curso ¿“ilegal”?
La presión social redobló en todas partes, el ejemplo y actividad de las Gestoras pro Amnistía de Euzkadi se extendió y un nuevo decreto (388 del 14 de marzo de 1977) liberó a 74 presos. Meses después, la llamada Ley de Amnistía (ley 46/1977 de octubre) liberó a lo que quedaba: un total de ya solo 89 pres@s polític@s.
Hay que decir que otr@s, como yo mismo, salimos de la cárcel SOLO cuando cumplimos completa la condena impuesta “por terrorismo” y que esos indultos no nos afectaron más que en lo referente a condenas por asociación ilícita y propaganda ilegal.
En definitiva aquella ley fue un excelente “facho-negocio” porque la contrapartida de la Ley de Amnistía fue la completa exculpación (ya dictaminada “en democracia”…tiene narices) de los delitos cometidos por la dictadura militar fascista desde 1936, por miles y miles de generales, bandas falangistas, empresarios, banqueros, burócratas del sindicato único…. ¡Un facho-negocio completísimo!
Hoy en 2018, esa ley de Amnistía sigue blindando (declarándolos ¡prescritos!) los crímenes de los alzados contra la República y los cometidos durante la larguísima posguerra (de sacas, trabajo esclavo, torturas y violación de derechos, de ejecuciones extrajudiciales…) hasta hoy, frente a cualquier exigencia apoyada en la justicia universal -Querella Argentina- y las reclamaciones al gobierno del reino de España por parte del Comité de Desapariciones Forzosas de Naciones Unidas.
Fue la exclusión en todos esos casos de “indultos” de medidas aplicables a los pres@s sociales, el estímulo de su autoorganización en una organización como la COPEL (Coordinadora de Presos en Lucha) que arrancó (a base de luchas y motines en las cárceles) la extensión de las medidas de excarcelación a ese enorme colectivo que hundía sus raíces en la pobreza y la marginalidad.
La solidaridad con la lucha coordinada por la COPEL, contó con apoyos restringidos pero cualitativamente importantes. Recuerdo la sección fija en nuestro periódico COMBATE, órgano de la LCR –Liga Comunista Revolucionaria- de la que se ocupaba nuestro compañero Lucio González. Y es en relación con aquel pasado de solidaridad -no tan lejano- que celebro vuestro apoyo y difusión al artículo Va de Cárceles de la compañera Ana Vargas.
Al tiempo que me preocupa enormemente el que compañer@s que vivieron aquellos momentos de lucha –tanto como yo mismo- y que hoy integran asociaciones de expresos políticos, hayan hecho oídos sordos a difundir la denuncia de las atroces condiciones con que el aparato penitenciario destruye la integridad de tantxs compañerxs presxs sociales abandonad@s a su suerte.
Porque efectivamente, además de l@s compañer@s presos políticos catalanes a los que se niega el estaus de presos políticos –exactamente como hizo el franquismo con nosotros a quienes tachaba de “terroristas” o “alteradores del orden público”- el hilo solidario frente a los atropellos a l@s pres@s sociales parece que “pasó a la historia” aunque entiendo que mientras este régimen-sistema siga negando la igualdad de oportunidades y no ofrezca condiciones de vida dignas, el encarcelamiento de tant@s y tant@s pobres, obliga a decir, hoy como ayer: ¡No estamos tod@s, faltan l@s pres@s!