Otra Europa, una utopía que se puede hacer real

Otra Europa, una utopía que se puede hacer real

CJvJ1giWEAAAxWnXavier Caño Tamayo*. LQSomos. Julio 2015

La Unión Europea entregará unos miles de millones de euros a Grecia en tres años. Siempre y cuando haya más recortes, pensiones rebajadas, más privatizaciones, menos derechos laborales, más despidos y rebajas salariales en la administración pública, además de aumentar el IVA. Esta Europa no es la del pueblo trabajador. En absoluto. Ignora sus intereses y derechos por sistema. A España, Portugal, Irlanda e Italia, como a Grecia, no les interesa esta Europa a medida de Alemania, Francia, Holanda y otros países ricos. Matizo: al servicio de sus élites. Porque a los trabajadores de esos territorios tampoco les beneficia esta Europa de la desigualdad que avanza.

El Nobel de economía Stiglitz ha acusado al Eurogrupo de imponer una estrategia económica catastrófica para obligar a arrodillarse al Gobierno de Syriza. “Europa ataca a la democracia griega -denuncia- porque la verdadera naturaleza del conflicto de la deuda es más sobre quien tiene el poder que sobre dinero y economía”. Y añade no recordar depresión económica alguna tan deliberada ni con consecuencias tan catastróficas como la de Grecia por culpa de la Troika. Pero aún peor es que el nuevo dinero de la UE (a tan alto precio) irá al sector financiero. Una vez más. Y en España debería saberse que “cuando las barbas de tu vecino veas pelar, has de poner las tuyas a remojar”, como aconseja el refranero. Puede ocurrir algo semejante.

Sobre la austeridad en Europa, el historiador Josep Fontana afirma que es comparable desde el punto de vista económico con los campos de concentración nazis. Dice que “los campos de concentración nazis no eran en primera instancia un lugar de exterminio, sino organizaciones industriales gestionadas con criterios económicos especiales. Para obtener los máximos beneficios. La propia aniquilación de judíos se pensó con criterios de rentabilidad. El secreto de la rentabilidad era utilizar hasta agotar a trabajadores que apenas costaba mantener y exterminarlos cuando no eran útiles. Eliminar costes improductivos garantizaba una alta competitividad”. ¿Suena?

El historiador concluye que hay semejanzas entre el funcionamiento económico de los campos y las políticas de austeridad que se imponen. Ambos buscan minimizar costes del trabajo y eliminar los gastos de mantener a quienes ya no producen. Los nazis usaban las cámaras de gas, los neoliberales europeos, las contrarreformas y la supresión del estado de bienestar. No es método igual, cierto, pero el resultado buscado es el mismo.

Analizando políticas neoliberales, Isabel Ortiz y Matthew Cummins en su investigación “La era de la austeridad, una revisión del gasto público y las medidas de ajuste” muestran las consecuencias de la austeridad impuesta en 181 países. Rebaja de salarios públicos en 97 países, reducción o eliminación de ayudas en 100 países, aumento de impuestos indirectos en 94, rebaja de pensiones y recortes en salud pública en 86, menos protección social en 80 países y despido libre en 32 según el FMI o 40 países según la OIT. La ofensiva total del neoliberalismo. Políticas que jamás han generado empleo estable ni recuperado el crecimiento ni mejorado el nivel de vida.

¿No cabe pensar ya en otra Europa que nada tenga que ver con competitividad, crecimiento exponencial, reducción de costes laborales y beneficios como máxima prioridad? ¿No es hora de otra Europa sin Juncker, Merkel, Tusk, Dijsselbloem, Schäubel y demás ralea? En la UE un 75% no cree que las cosas vayan bien, solo una cuarta parte de ciudadanos confía en su gobierno y dos tercios no se fían ni un pelo de la propia Unión. Hay qué dar otro paso. Olvidarnos de esta UE para empezar a construir otra más justa, más democrática. Otra Europa que no esté al servicio del sector financiero, los mercados y las transnacionales.

¿Utopía? Cuando un grupo de mujeres británicas se organizó en 1903 para reivindicar el voto femenino, fueron tachadas de locas. Hoy, aunque resta mucho para la emancipación total de las mujeres, se ha avanzado. No es una veloz carrera de 100 metros sino una paciente maratón.

¿Otra Europa más decente es utopía? Tal vez, si utopía, como describe el Diccionario de la Lengua, es lo ‘irrealizable en el momento en que se propone’. No para siempre. Como decía Nelson Mandela, siempre parece imposible hasta que se consigue. En realidad, utopía es el escenario que será. El que haremos posible.

* Periodista y escritor, @xcanotamayo. (CCS)

LQSomos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Nos obligan a molestarte con las "galletitas informáticas". Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. más información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar