País Valenciá: 29-M huelga general laboral, social y ciudadana

Por Vicent Maurí Genovés*
El 29 de mayo debe ser una jornada de lucha por todo el País Valenciá. Una jornada donde nos organizamos en los centros de trabajo, pero también en los barrios y municipios. Donde las entidades sociales, culturales, vecinales y educativas hagan oír su voz. Una huelga donde no se fabrique, no se compre, no se consuma
El próximo 29 de mayo, los sindicatos Intersindical Valenciana, CGT, CNT y COS han convocado una huelga general en el País Valencià, que cuenta con el apoyo del Acord Social Valencià y de centenares de plataformas y entidades. Una convocatoria que nace como respuesta a la gestión de la DANA y a las políticas del Consell de la Generalitat. Ante la ofensiva política y económica del actual gobierno valenciano, esta huelga debe convertirse en una jornada de lucha que vaya más allá de los centros de trabajo y se extienda a los barrios, los pueblos y las calles.
Nos encontramos ante un momento de excepcional gravedad. Las decisiones que se están tomando afectan directamente al presente y al futuro de la sociedad valenciana en su conjunto. No hablamos solo de condiciones laborales. Hablamos del desmantelamiento progresivo de los servicios públicos, del ataque a las políticas sociales, de la privatización de lo común y de la destrucción del territorio. Por eso esta huelga debe ser también social y ciudadana: porque interpela a toda la población valenciana. Lo que está en juego no afecta solo a la clase trabajadora o a los sectores más vulnerables, sino al conjunto de la ciudadanía.
La gestión de la DANA evidenció la falta de preparación y de voluntad política del Consell para atender con responsabilidad a su propia población. Pero también es grave lo que ha venido después: un proceso de “reconstrucción” convertido en una nueva oportunidad de negocio para unos pocos, mientras miles de personas siguen sin recibir las ayudas ni el apoyo necesarios. Es una muestra más del modelo que se impone: un modelo de gobiernos al servicio de las élites, que no tienen ningún escrúpulo a la hora de recortar, externalizar o precarizar.
Las políticas aprobadas por el Consell, los presupuestos pactados con la extrema derecha y la nueva normativa que favorece al sector privado en detrimento del público responden a una lógica de fondo: hacer caja con lo común. Y hacerlo sin vergüenza, sin disimulo y sin ninguna consideración por las consecuencias sociales. Ante esto, no podemos permanecer impasibles. El 29 de mayo no es solo una jornada de protesta: debe ser una expresión clara de rechazo, de superación de la resignación y de empoderamiento popular.
Es cierto que durante décadas se ha defendido el diálogo social como un mecanismo para alcanzar acuerdos y avanzar colectivamente. Pero también es cierto que, con demasiada frecuencia, ese espacio se ha convertido en una simple escenificación, sin resultados efectivos para la clase trabajadora. Los datos sobre salarios, pensiones y empleo así lo evidencian. Es necesaria una reflexión honesta y valiente. Cuando los espacios de diálogo social se convierten en instrumentos que acaban legitimando a gobiernos que aplican políticas contrarias a los intereses de la mayoría, es necesario replantearlos. El diálogo social no puede servir de coartada para seguir recortando derechos, como hace el Consell de la Generalitat. Gobiernan con voluntad de imposición, sin piedad ni compasión. No creen en la justicia social; al contrario, actúan deliberadamente en contra de ella. Estas políticas se extienden no solo por el País Valencià, sino por toda Europa y el mundo. Son políticas de desposesión y empobrecimiento de las clases trabajadoras y de destrucción del planeta. Políticas que hay que combatir con decisión, coraje, unidad y movilización.
En este contexto, hay que señalar una contradicción difícil de entender. No se puede estar un día en una manifestación gritando “¡Mazón dimisión!” y, al día siguiente, sentarse con él en una mesa de negociación que acaba convirtiéndose en una mera puesta en escena. Esta doble estrategia no contribuye a construir alternativas sólidas, sino que genera confusión y desmoviliza. Ahora no es tiempo de ambigüedades. Es el momento de la claridad, del compromiso y de la coherencia. Es la hora de la lucha, de la movilización y de la confrontación, que históricamente han demostrado su eficacia para avanzar en derechos y conquistar nuestras reivindicaciones. La huelga general es una herramienta legítima, necesaria y útil al servicio de los intereses de la clase trabajadora y del conjunto del pueblo valenciano.
A pesar de las diferencias que pueda haber entre organizaciones, sensibilidades y trayectorias, hay que poner en valor la unidad alcanzada en esta convocatoria. La unidad del sindicalismo de clase combativo, de las entidades sociales, de las plataformas ciudadanas y de todas aquellas personas y colectivos que han decidido decir basta. Es cierto que hay organizaciones que no se han sumado. Aún están a tiempo. Todo el mundo es necesario y bienvenido a la movilización. La unidad es imprescindible para hacer frente a las políticas regresivas y para levantar un muro frente al autoritarismo, la precariedad y el desprecio institucional que practica el Consell de la Generalitat Valenciana.
La huelga llega con unas reivindicaciones concretas, razonables y alcanzables, si somos capaces de construir una fuerza social amplia que obligue al gobierno a escuchar. Y, sin duda, la huelga general es imprescindible para lograrlo. Reclamamos inversiones reales para la reconstrucción, medidas eficaces para combatir la pobreza, derechos laborales, sociales y económicos, acceso a los bienes comunes, defensa de los servicios públicos, una apuesta clara por un empleo y una vivienda dignos, y la paralización de cualquier intento de mercantilizar la sanidad, la educación o la protección social. No pedimos lo imposible. Pedimos justicia y responsabilidad social.
El 29 de mayo debe ser una jornada de lucha en todo nuestro país. Una jornada en la que nos organicemos en los centros de trabajo, pero también en los barrios y municipios. Donde las entidades sociales, culturales, vecinales y educativas hagan oír su voz. Una huelga donde no se fabrique, no se compre, no se consuma. Hay que detener las actividades cotidianas. Una huelga que sea un llamamiento colectivo para defender los servicios públicos, las prestaciones sociales, los derechos laborales y las libertades colectivas. Y, sobre todo, para exigir una reconstrucción real para las personas y el territorio, no para los intereses de las élites.
Por eso, el 29 de mayo no trabajaremos, no consumiremos y tampoco callaremos. Lo pararemos todo: por dignidad, por justicia, por nuestra gente, por las generaciones presentes y futuras, y por la sociedad que queremos y que nos merecemos.
⇒ Leer-descargar:
Manifiesto unitario Huelga General 29 de mayo
* Activista social, pensionista, sindicalista, País Valenciá.
Más artículos del autor
Comparte este artículo, tus amig@s lo agradecerán…
Mastodon: @LQSomos@nobigtech.es; Bluesky: LQSomos;
Telegram: LoQueSomosWeb; Twitter (X): @LQSomos;
Facebook: LoQueSomos; Instagram: LoQueSomos;