Para verla: Ya no estoy aquí

Para verla: Ya no estoy aquí

Iñaki Alrui*. LQS. Mayo 2020

Nunca pensé que escribiría sobre una película que no hubiera visto en la pantalla grande, la sala de cine, concepto clásico y al que no renuncio.
Pero el confinamiento ha traído muchas novedades en nuestras vidas, y por encima de todo un radical cambio en nuestro quehacer diario. En estos meses he vuelto a ver viejas pelis de las de blanco y negro, combinándolas con novedades que ofrecen los canales de “pago”. Lo que nunca pensé me dispongo a hacerlo.

Ya no estoy aquí es la película en cuestión. Me la imagino mejor en una pantalla gigante de sala de cine con un sonido envolvente, pero la realidad es que la he visto en casa, en la pantalla de televisión.

Ya no estoy aquí es una narración poética en un entorno gris, en el que gracias a la música se alcanzan momentos de color de vidas que parecen estar condenadas de principio a fin.

Estamos en Monterrey, la ciudad mexicana en la que la cumbia se oye y se baila desde los años sesenta, gracias a los sonideros (1) locales y a las comunidades colombianas instaladas en una ciudad que se pobló con migrantes cuando fue la primera urbe industrial de toda Latinoamérica. Monterrey creo una identidad musical propia en torno a la cumbia, con sus propias bandas locales (2), la revisión de canciones clásicas y la creación de nuevos temas. Y también se creó una peculiar estética de vestir, de peinarse y por supuesto de bailar.

La vida de Ulises, interpretado de forma espléndida por Juan Daniel García Treviño, es el hilo que mueve este largometraje. Su vida transcurre en un suburbio de la ciudad, zona de hogares minúsculos, calles sin lógica, donde no hay servicios públicos y es difícil encontrar algo que hacer; todo es gris, desordenado, a medio camino entre la nada y el no ser. Ese es el barrio donde habita nuestro personaje sin frivolidades, ni pedanterías. Barrio, donde la calle es la ventana al mundo, donde los amig@s son la vida diaria, donde, para reivindicarse desde un pasado confuso a un presente turbio, uno busca formar su tribu, su banda, su nueva familia. El lenguaje también es parte de sus señas de identidad, su forma de expresión es una jerga que el espectador —no solo de este lado del charco— intenta desentrañar recurriendo incluso a subtítulos, en ocasiones infructuosamente, para entender ese habla extraña pero tan natural, tan distinta, pródiga en artes descriptivas.

En el centro de la narración cinematográfica está la cumbia, es el baile que une, la danza que se convierte en la unidad tribal, la música como pasaporte a la alegría que permite eludir un ambiente hostil, mísero y violento. La cumbia es la esperanza, la ilusión, el sentido de vivir y compartir con los tuyos. La cumbia es la “contracultura” local a lo establecido, a las normas, las formas, la cumbia es la distinción, la diferencia en un panorama plano de un mundo en el que se vive al borde del abismo… Un viaje sin baile, una vuelta con un pasado que no existe.

La película gana ritmo según avanza, partiendo de un principio necesariamente ambiguo que pide esfuerzo al espectador para conducirle por una narración que se va tornando reflexiva y hasta filosófica, llenándola de ritmo y emoción.

Este Ulises no es el héroe de la mitología griega, nuestro Ulises de Monterrey es un náufrago que lucha por sobrevivir a la condena que arrastra desde el nacimiento. Y que nadie piense que estamos hablando de un drama, la película es un homenaje a historias de la vida, a símbolos, a identidades inciertas. Nuestro Ulises de Los Terkos, es un pedazo de Kolombia, con ka, donde aferrarse a la pertenencia es un pasaporte para la vida. Bailar, bailar, bailar, Ya no estoy aquí.

Ficha técnica:
Año 2019. Duración 112 min. País: México.
Dirección: Fernando Frías de la Parra
Guion: Fernando Frías de la Parra
Fotografía: Damián García
Reparto: Juan Daniel Garcia, Coral Puente, Angelina Chen, Jonathan Espinoza, Leo Zapata, Leonardo Garza, Yahir Alday, Fanny Tovar, Tania Alvarado, Yocelin Coronado, Yesica Abigail Silvia Rios, Deyanira Coronado, Marco Antonio Camilo Sánchez, Brandon Stanton.
Productora: Coproducción México-Estados Unidos; PPW Films / Panorama Global / Agencia Bengala
En 2019 en el Festival de Morelia fue premiada como mejor película y con el premio del público.

Sinopsis:
Ulises Samperio es un chico mexicano de 17 años que, tras un malentendido con miembros de un cártel local, se ve obligado a emigrar a Estados Unidos dejando atrás lo que más le define: su pandilla, el baile y las fiestas que tanto ama. Hace todo lo posible para adaptarse a un nuevo país, pero Ulises pronto se da cuenta de que preferiría regresar a casa, a Monterrey, con su familia y amigos, antes que afrontar la soledad en Estados Unidos

Notas:
1 .- Sonidero
2.- Un ejemplo: Celso Piña
3.- Kolombia-Monterrey, la identidad de la loma

* Miembro del Colectivo LoQueSomos
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