‘Parasomnia’, lo nuevo de Dream Theater

Por Mariano Muniesa
Dedico este artículo a un disco que sin duda va a marcar tendencia en lo que al rock sinfónico-progresivo se refiere: el magnífico nuevo álbum de Dream Theater, ‘Parasomnia’ que me parece, sinceramente, una obra maestra de producción, imaginación y calidad musical.
Parasomnia de Dream Theater es un álbum que combina virtuosismo y experimentación con una narrativa envolvente sobre los trastornos del sueño, destacando el esperado regreso de Mike Portnoy y consolidando a la banda en nuevas alturas creativas.
¡Bienvenido a mi pesadilla! (No es Alice Cooper, son Dream Theater)
36 años de trayectoria les contemplan ya desde la edición de su álbum debut When Dream And Day Unite de 1989. En los años 90, una década no particularmente fácil para el género por el que optaron para desarrollar su carrera, el rock progresivo, lograron en cambio un éxito espectacular a partir de su segundo disco, Images And Words de 1992, en el que entraba como cantante el que es hoy ya uno de los puntales de la formación, James LaBrie.
Si ustedes conocen el rock progresivo contemporáneo, indudablemente conocen a Dream Theater. Hecha por tanto una breve introducción para los legos en la materia, vamos a entrar hoy en profundidad en el esperadísimo nuevo álbum de estudio de los estadounidenses, que esta pasada semana se ponía a la venta en todo el mundo. Un nuevo lanzamiento de DT es sin lugar a dudas todo un acontecimiento, aunque sin embargo hay otro aspecto que hace de la edición de Parasomnia algo más especial todavía: el regreso del batería original y miembro fundador Mike Portnoy. Después de más de 15 años, esta venerada formación vuelve a trabajar junta, algo muy celebrado por todos los amantes de este singular estilo de rock.
Musicalmente, el grupo ofrece en este disco un trabajo que responde a las características fundamentales de su personalidad; temas extensos, alguno de ellos como The Dead Man Shadows de cerca de 20 minutos de duración, muy elaborados instrumentalmente, recubiertos de atmósferas sonoras que recrean muy bien la temática de cada una de las letras, con abundantes transiciones instrumentales y un grado de dureza quizá algo mayor que en anteriores entregas, sin duda incorporadas por la labor de Mike Portnoy. Virtuosismo y experimentación junto a melodía e imaginación.
“In The Arms Of Morpheus” abre el álbum con unos efectos de sonido que sugieren que alguien va a empezar a dormir. Las guitarras acústicas nos regalan una cálida melodía, aunque inquietante y llena de suspense, mientras el personaje principal se queda dormido. Las armonías distorsionadas aportan una sensación de incertidumbre que luego pasa a la banda completa, acompañada por el sonido de un despertador. Esta obertura, cinematográfica y grandilocuente, marca el tono del disco a la perfección. Muchos de los temas de Parasomnia, merced a sus riffs de tritono, nos envuelven en esa sensación de inquietud y angustia que producen las pesadillas y, concretamente en este tema, la ejecución de John Petrucci es sencillamente espectacular. Muestra la más que sobrada capacidad de todo el grupo para crear un alto grado de tensión sin siquiera usar una sola palabra.
La segunda canción más larga del álbum, “Dead Asleep”, es una compleja e intrincada pieza que cuesta apreciar al principio, pero que a medida que la escuchamos una y otra vez llegamos a disfrutarla en toda su dimensión. Su apertura con guitarra acústica y violines marca el tono con gran elegancia antes de que se una toda la banda. El riff inicial y su uso de armónicos, que personalmente me recuerda a su clásico Sacrificed Sons, atrapan tanto como ese contraste tan característico de su estilo amalgamando las guitarras distorsionadas de Petrucci y el bajo de Myung con la increíble interpretación al piano de Rudess. Esta pista también resalta los puntos fuertes de la mezcla de Andy Sneap: cada instrumento está bien definido, bien situado y cumpliendo su cometido dentro de la canción.
“Midnight Messiah” abre la segunda mitad del disco, que es la más fuerte y, sobre todo en esta canción, la más creativa. Melodías vocales excelentes, coros pegadizos y enérgicos y hasta un toque de Thrash Metal para una pieza en la que la letra de Portnoy—la primera en 15 años—es una carta de amor a muchas canciones pasadas de la discografía del grupo. “Are We Dreaming?” es un breve interludio que enlaza los momentos más intensos del álbum a través de unos teclados atmosféricos y unos muy logrados efectos de sonido que nos proporcionan unos instantes de tranquilidad, pero una vez más cargados de inquietud. La transición a “Bend The Clock”, la única balada del álbum, comienza con acordes de guitarra suavemente saturados y voces tenues, contrastando maravillosamente con los momentos más duros e intensos a nivel instrumental.
Para terminar, llegamos a la antedicha “The Shadow Man Incident”, el colofón absoluto y supremo de Parasomnia. Los riffs más densos combinan perfectamente con el tono más lírico de la parte inicial de la composición antes de transicionar a un fragmento en el que emerge un brillante solo de piano de inspiración latina de Jordan Rudess, inyectando un giro sorprendente que subraya la versatilidad de la banda. Después de otro impresionante solo de Petrucci, volvemos al tema principal, que ya habíamos escuchado en la primera pista, y que se va construyendo hasta llegar a un clímax emocionante y un final perfecto para el disco.
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