Robo con estilo: el plagio de las marcas de moda

Robo con estilo: el plagio de las marcas de moda

Por Cecilia Remis*. LQSomos.

Los pueblos originarios de México denuncian el plagio de sus diseños artesanales por parte de marcas textiles internacionales

Según la organización Impacto (1), una organización civil mexicana comprometida con el desarrollo sustentable de los pueblos originarios y el comercio ético, entre 2012 y 2019, 23 firmas internacionales se han apropiado de los diseños tradicionales de pueblos indígenas.

Los artesanos indígenas mexicanos han denunciado el plagio de sus diseños por parte de marcas y diseñadores internacionales y han tachado como una violación a la propiedad intelectual. Algunos de estos ladrones de moda aseguran que lo han hecho con el único objetivo de rendir un tributo a la cultura mexicana, en un intento de justificar el uso de estos patrones como un homenaje al patrimonio cultural local, pura hipocresía del capitalismo salvaje.

Los plagios “cantan” que diríamos aquí… En mayo de 2021 la Secretaría de Cultura de México acusaba directamente a varias empresas (2), entre ellas la española Zara, de “apropiación cultural indebida” por considerar que la popular marca de Inditex copió el diseño de la vestimenta tradicional de las comunidades indígenas mixtecas del estado de Oaxaca llamada huipil en uno de los vestidos de su nueva colección.

A diferencia del producto de Zara, para elaborar esa prenda oaxaqueña en particular se necesitan al menos 30 días. México exige que se explique públicamente “con qué fundamentos se privatiza una propiedad colectiva, haciendo uso de elementos culturales cuyo origen está identificado en diversas comunidades oaxaqueñas” y cómo la compañía planea retribuir los beneficios a las comunidades creadoras.
El huipil tradicional forma parte de la identidad de las mujeres y cada lienzo se hace con materias primas, es elaborado en telar de cintura, contiene símbolos ancestrales y requiere como mínimo un mes de trabajo para su elaboración.

Otro ejemplo de robo cultural, o plagio es el de la firma estadounidense Anthropologie, a la que las autoridades de Santa María Tlahuitoltepec, en el estado mexicano de Oaxaca, hicieron una denuncia pública por el plagio de sus diseños textiles originarios. Representantes indígenas locales exigieron a la compañía la suspensión inmediata de la venta de sus pantalones cortos bordados Marka, cuyo diseño incorpora patrones de flores que corresponderían a la blusa ‘Xaam nïxuy’, que en repetidas ocasiones ha sido copiada por distintas marcas de ropa que lucran con la propiedad intelectual colectiva de los pueblos indígenas. La blusa Xaam nïxuy es parte de la indumentaria tradicional de la mujer ayuujk y es un producto intelectual del pueblo mixe en el que está representada su cultura y cosmovisión iconográfica.

Es imposible pensar que las multinacionales de la moda mantengan algún principio de consideración ética ante los derechos de los pueblos originarios que históricamente han sido invisibilizados, y con los que ahora de nuevo se hace negocio robándoles su patrimonio artesano y cultural.
A lo anterior hay que añadir que la mayoría de las prendas de vestir de estas multinacionales de la moda se produce en condiciones de semi esclavitud, sin derechos laborales, con mano de obra infantil y toda una suma de irregularidades, que a pesar de ser denunciadas, y conocidas en el mundo consumista occidental, no se detienen, ni se mejoran (3).

Hacer una típica muñeca de trapo Lele puede demorar hasta 14 horas, mientras que bordar una bolsa implica un trabajo de meses, comenta Carmen Lucio, una mujer indígena otomí, que para vivir se encarga de vender las artesanías que ella misma fabrica, producto de su imaginación e identidad. “Yo lo hago, lo corto, lo mido, luego voy a cortar los estambres”, explica y agrega que dedica tres meses para bordar y terminar una bolsa (Ver vídeo al final la nota).

El escándalo del robo de identidad textil estalló en 2015, cuando Susana Harp, cantante y senadora de la República mexicana, denunció en su cuenta de Twitter el hurto de un diseño mexicano.

Seis años después de aquella denuncia en Twitter, la Cámara Alta de México, ha aprobado por unanimidad la Ley Federal de Protección del Patrimonio Cultural de los Pueblos y Comunidades Indígenas, que estipula que todo aquel que robe o plagie la identidad textil y cultural de los pueblos autóctonos podrá recibir una pena de hasta 20 años de cárcel.

Los diseños y el arte de estos pueblos originarios se han ganado un lugar destacado a nivel mundial. Sin embargo, más allá del vaivén de las tendencias de moda, detrás de los bordados y las históricas piezas, hay toda una cultura profunda. Una circunstancia que no deberían olvidar aquellos que portan estampas o exhiben orgullosos en sus estantes parte de una herencia que se fue forjando de generación en generación.

Notas:
1.- Impacto (Proyecto Impacto Consultores A.C.)
2.- La Secretaría de Cultura pide explicación a las marcas Zara, Anthropologie y Patowl por apropiación cultural en diversos diseños textiles
3.- Proveedores de Zara o Nike se niegan a pagar el salario mínimo a l@s trabajador@s

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