Roger Waters en Berlín

Roger Waters en Berlín

Por Johannes Stern*

Roger Waters visitó Berlín como parte de su gira This Is Not a Drill (Esto no es un simulacro) el miércoles y el jueves de la semana pasada. Sus conciertos ofrecieron dos emocionantes veladas en la Arena Mercedes-Benz, a orillas del Spree, con las entradas casi agotadas. Miles de berlineses de todas las generaciones elogiaron la música del cofundador de Pink Floyd, de casi 80 años, así como sus claras declaraciones políticas

Una poderosa declaración musical y política contra el fascismo, el militarismo y la guerra

Los políticos burgueses y los medios de comunicación apenas pudieron ocultar su frustración al respecto y reaccionaron con una intensificación de su campaña repulsiva de incitación. ‘Roger Waters trae consigo el antisemitismo’, escribió el BZ; ‘Roger Waters intimida a sus críticos en Berlín’, el Berliner Morgenpost; la Rolling Stone llegó a denunciar la actuación como una ‘sinfonía del horror’ y a Waters como un ‘Reichsbürger musical’. En Alemania, el Reichsbürger es un movimiento de extrema derecha que pretende restablecer el Imperio alemán tal y como existía en 1871.

La desaliñada élite política de la ciudad adoptó un tono similar. El nuevo senador berlinés de Cultura, Joe Chialo (Unión Cristiano-demócrata), condenó el concierto ‘en los términos más enérgicos posibles’ y acusó también a Waters de antisemitismo. Su predecesor, Klaus Lederer (el partido La Izquierda), explicó en una entrevista a Die Zeit que habría intentado ‘impedir’ el concierto si Waters hubiera ‘tocado en una sala municipal’ como en Fráncfort.

En Múnich, donde Waters ofreció el domingo otro exitoso concierto en el Pabellón Olímpico, continuó la campaña de desprestigio. En un pequeño mitin frente a la sala, Charlotte Knobloch, presidenta de la comunidad religiosa judía de Múnich y Alta Baviera, describió a Waters como un ‘pirómano antisemita’.

El Süddeutsche Zeitung escribió que Waters ‘llamó la atención con un post antisemita en las redes sociales pocas horas antes de su ya controvertida aparición’. El cantante difundió un mensaje en el que calificaba a Israel como ‘régimen tiránico y racista’.

El método utilizado por los políticos y los medios de comunicación para reprimir a Waters no puede ser más sucio. Utilizando la acusación de antisemitismo, se pretende silenciar cualquier oposición a la política opresiva, antidemocrática y extremadamente beligerante del gobierno israelí, en la que las fuerzas de extrema derecha marcan la pauta.

Además, la acusación de antisemitismo es planteada por los mismos partidos que apoyan abiertamente a las fuerzas fascistas y neonazis en Ucrania y también fortalecen a la extrema derecha en la propia Alemania. Significativamente, las ‘resoluciones antisemitas’ adoptadas por el Bundestag (parlamento) alemán en los últimos años han sido todas apoyadas por la fascista Alternativa para Alemania (AfD), un partido cuyos líderes trivializan el Holocausto y glorifican a la Wehrmacht nazi.

Waters se ha negado a dejarse intimidar por la mafia mediática y política de derechas en Alemania. En Fráncfort, donde una coalición de todos los partidos establecidos intentó prohibir la aparición de Waters en la sala del festival el 28 de mayo, él defendió ante los tribunales su derecho a la libertad de expresión y artística.

Entre grandes aplausos, el espectáculo comenzó en Berlín con el siguiente mensaje en las pantallas de vídeo instaladas sobre el escenario: “Sobre un asunto de interés público: Un tribunal de Fráncfort ha dictaminado que no soy antisemita. Excelente. Para que quede claro, condeno el antisemitismo sin reservas”.

A continuación, el mismo mensaje pronunciado al principio de cada espectáculo: “Si eres uno de esos ‘Me encanta Pink Floyd, pero no soporto la política de Roger’, harías bien en irte a la mierda del bar ahora mismo”. De hecho, nadie se fue al bar, ¡pero el mensaje fue recibido de nuevo con fuertes aplausos!

Las dos horas y media siguientes dejaron claro por qué el establishment denuncia a Waters y quiere detener su gira. Como comentó el WSWS en una reseña anterior de la gira, casi todas las canciones abordan los ‘acuciantes problemas de nuestro tiempo: la guerra imperialista, el fascismo, el veneno del nacionalismo, la situación difícil de los refugiados, las víctimas de la opresión estatal, la pobreza mundial, la desigualdad social, el ataque a los derechos democráticos y el peligro de una aniquilación nuclear’.

He aquí algunos de los momentos más memorables del espectáculo en Berlín. Una de las últimas canciones de la noche fue ‘Two Suns in the Sunset’, del álbum de Pink Floyd de 1983 ‘The Final Cut’. La canción advierte de los efectos devastadores de una guerra nuclear. El vídeo de animación de la canción es impactante y conmovedor. Muestra a un hombre que regresa a casa con su familia y es sorprendido por el infierno nuclear.

Al anunciar la canción, Waters advirtió que el Reloj del Juicio Final está a 90 segundos de la medianoche. Y una cosa es segura: “El año que viene faltarán menos de 90 segundos. Porque este año que viene es más peligroso que el pasado”. Y añadió: “Impidan que estos gilipollas destruyan el mundo, que es lo que están haciendo en este momento porque no están prestando atención”.

Waters no dejó ninguna duda sobre quiénes eran los principales belicistas. Para otra canción antibelicista, ‘The Bravery of Being Out of Range’, de su álbum en solitario ‘Amused to Death’ (1992), se mostraron los retratos de todos los presidentes estadounidenses desde Ronald Reagan, cada uno con el lema ‘Criminal de guerra’ y una lista de sus crímenes de guerra. Waters arremetió contra George W. Bush por sus mentiras ‘sobre las armas de destrucción masiva’, y contra Barack Obama y Donald Trump por sus ‘asesinatos con drones’. En referencia al presidente actual de EEUU, Biden, afirmó: ‘Acaba de empezar….’.

Otro punto álgido de la carrera en solitario de Waters fue la canción ‘The Powers That Be’, del álbum de 1987 ‘Radio K.A.O.S.’. La canción es una mordaz denuncia de los ‘poderes fácticos’ y sus crímenes actuales y pasados. Con sirenas aullantes y disparos, en las pantallas aparecen unidades policiales merodeadoras fuertemente armados o grupos de matones fascistas junto con una selección de sus víctimas. Entre ellas, Sophie Scholl y Ana Frank, asesinadas por los nazis; migrantes asesinados por la ‘Fortaleza Europa’; y víctimas del régimen de ocupación israelí en Palestina y de la violencia policial en Estados Unidos. La canción termina con la letra “¿Por qué son tan brutales? Porque quieren aplastar nuestra resistencia y seguir gobernando el mundo.”

Todo el espectáculo es una llamada a enfrentarse a los ‘Poderes’. Waters utiliza tanto clásicos inmortales de Pink Floyd como ‘Another Brick in the Wall’, ‘Comfortably Numb’ o ‘In the Flesh’ (una canción contra el antisemitismo y el fascismo), como sus recientes lanzamientos en solitario.

‘Déjà Vu’, del último álbum de Waters, ‘Is This the Life We Really Want?’ (‘¿Es esta la vida que realmente queremos?’) (2017) y ‘Run like Hell’ (‘The Wall’-1979) forman una unidad y, basándose en el vídeo infame ‘ Asesinato colateral’, abordan los crímenes de guerra de Estados Unidos en Irak. El vídeo, filtrado por Chelsea Manning y publicado por WikiLeaks, muestra a soldados estadounidenses disparando indiscriminadamente contra civiles desarmados y periodistas desde un helicóptero Apache estadounidense en Bagdad, la capital iraquí. La presentación culmina con el llamamiento ‘¡Liberad a Julian Assange! ¡Encerrad a los asesinos!’. El público respondió con un aplauso atronador.

Fue una característica recurrente del espectáculo que el público respondió con aplausos, especialmente en las declaraciones políticas claras de Waters, que a menudo aparecían en letras grandes en las pantallas de vídeo. ‘A la mierda todos los imperios’, ‘A la mierda los drones’, ‘A la mierda bombardear a la gente en sus casas’, ‘A la mierda la ocupación’ y ‘Derechos humanos’. La misma reacción enérgica tuvieron los llamamientos militantes a la resistencia en ‘Sheep’ (‘Animales’ – 1977): ‘Resistir a la guerra’, ‘Resistir al fascismo’, ‘Resistir al militarismo’ y ‘Resistir al capitalismo’.

Otro punto fuerte del espectáculo fue que el claro enfoque político nunca fue perjudicial para la buena música. Al contrario, forma y contenido formaron una unidad mutuamente nutritiva. Waters y toda su banda tocaron al más alto nivel musical. Lo que ya escribimos sobre la actuación de Waters en Detroit se confirmó también en Berlín:

“Waters demuestra en la práctica, en cada actuación de esta gira, la verdad de la proposición de León Trotsky de que ‘una protesta contra la realidad… siempre forma parte de una obra realmente creativa’, y que toda nueva tendencia en el arte —y un concierto-instalación de este tipo debe considerarse como una ‘nueva tendencia’— ‘ha comenzado con una rebelión'”.

“This Is Not a Drill” tiene un elemento revolucionario. La gira anima a millones de personas de todo el mundo a pensar de forma más crítica, a enfrentarse a las élites capitalistas y su sistema y a luchar por un futuro mejor sin opresión, desigualdad social ni guerras.

* En World Socialist Web Site

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