Se vende vida eterna

Se vende vida eterna

Por Betzie Jaramillo*

El negocio de parar el tiempo

Eterna juventud y hasta inmortalidad es la última de las grandes inversiones de los magnates. La última lluvia de millones para resucitar el viejo anhelo de la fuente de la juventud y el elixir de la vida viene de Arabia Saudita. Hevolution Foundation invertirá mil millones de dólares al año, indefinidamente, para la fantasía de desafiar al paso del tiempo y a la muerte y la preside el príncipe Mohammed Bin Salman (sí, el mismo que ordenó el asesinato y descuartizamiento del periodista Jamal Khashoggi). Pero no está solo. Larry Page (Google) tiene Calico, Jeff Bezos (Amazon) tiene Altos Lab, Peter Thiel (PayPal) tiene Breakout Lab, Mark Zuckerberg (Meta) tiene The Breakthrough Prize, todas dedicadas a detener el tiempo biológico. No sólo quieren ser los dueños y directores del presente, sino que también quieren serlo, en persona, del futuro. Sea como sea, lo cierto que es un negocio, estimado en 2021, en más de 200.000 millones de euros.

El negocio: ya no se trata de vender el cielo como recompensa después de la muerte, sino píldoras, transfusiones, manipulación celular y genética trasplantes, implantes, suplementos, hormonas, criogenia, etc, para que la recompensa sea aquí, en la tierra. Aunque estas empresas y fundaciones y sus montañas de dinero tienen en nómina a premios Nobel, científicos de primer nivel, laboratorios de ciencia ficción, no han llegado a nada significativo. Sin embargo, esta falta de resultados no les impide seguir captando fondos privados para sus proyectos de forever young. En EU se les escapan los fondos públicos, ese gran manantial del que todos quieren beber, porque la vejez no se considera una enfermedad y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) no avala un medicamento para un mal que no existe. Total, que el príncipe saudí y todos los magnates envejecerán y morirán, como todos, pero siguen teniendo una ventaja: el dinero. De hecho, lo que de verdad alarga la vida y mejora las condiciones de la vejez es el dinero. En EU, el 1% más rico vive 15 años más que el 1% más pobre y en EU e Inglaterra, a partir de los 50 años los ricos tienen por delante 30 años de vida saludable y los pobres, poco más de 20. O la escandalosa cifra en Santiago de Chile, donde una mujer de un barrio pobre vive 18 años menos que una del barrio alto. En Barcelona, la diferencia entre Torre Baró (75,2 años) y Pedralbes (86,5 años) es de 11 años de vida en el demoledor informe de Oxfam.

Ahora bien, si no han dado resultado las terapias de inmortalidad, siempre se puede recurrir a la vieja idea de la resurrección. Y para eso están las empresas de criogenización. Se supone que hay unos 500 congelados en neveras de EU y Rusia esperando que encuentren una solución a su problema y lo descongelen. Las tarifas son entre 30.000 y 70.000 euros si congela sólo el cerebro y unos 200.000 para cuerpo entero. En España, la empresa Cecryon ofrece este servicio en sus instalaciones en Ribarroja (Valencia) y prometen guarda y custodia hasta recuperación biológica. Es fascinante tanto empeño, tanto dinero para desafiar una certeza, como la velocidad de la luz o la gravedad, que es que la vida muere, seas tigre, lechuga, hormiga o millonario. Una vez muerto, da igual que seas pobre o rico, porque aunque el muerto sea el hombre más poderoso del planeta, no podrá llevarse sus riquezas a la tumba.

* Betzie Jaramillo Becker es periodista y guionista chilena. Ha trabajado en televisión, radio y prensa escrita en Chile y España. En 2005 obtuvo el Premio SERNAM “Periodismo y Mujer”. Forma parte del Colectivo LoQueSomos.
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