Sobre Bankia: ¿Qué esconde esta crisis?

A mediados del 2007, Rodrigo Rato acababa de abandonar, por la puerta de atrás, el cargo financiero más importante que algún español haya soñado alcanzar: la dirección ejecutiva del Fondo Monetario Internacional, el temido FMI. Lo hacía aludiendo a motivos personales nunca refrendados. Apenas unos meses después, estallaba en todo el globo LA CRISIS. Nos explicaron que eso consistía en no sé qué problemas que tenían los bancos americanos con sus préstamos hipotecarios. Los llamaron las hipotecas basura.

Aquí, en esta tierra patria, Zapatero, el Presidente del Gobierno, se vanagloriaba de lo campeones que éramos en nuestra economía y de que, hacía apenas unos meses, conseguíamos batir el récord de menos paro en España. Un millón ochocientos mil españoles “solamente” sin trabajo. La tasa más baja de la historia, pues no en vano, en los mejores tiempos de bonanza económica del señor Aznar, cuando “España va bien”, allá por el 2003, aún tuvimos que mantener dos millones trescientos mil parados.

Había trabajo, se multiplicaban los autónomos como por arte de magia, la caja de la Seguridad Social nadaba en la abundancia y, para colmo, nuestro sistema financiero era de los más solventes del mundo.

De entonces a acá, les dejo a su libre albedrío para que dispongan como mejor convengan sobre el paulatino deterioro de la economía que nos ha llevado hasta donde estamos. Una cosa está clara: todo ha ido de mal en peor. Sí, pero ¿por qué? Es que alguien sabe realmente qué ha pasado en España? ¿Podemos señalar un punto concreto que sea el motivo de esta debacle que está afectando límites que jamás sospechamos que podrían venirse abajo? Sinceramente, creo que no. Nadie sabe con certeza qué ha pasado para que esto llegue a tal extremo.

Los males se han ido encadenando, eso sí. Pero, ¿cuál es el núcleo de todo ello? La respuesta a nuestra ignorancia es, desgraciadamente, muy fácil y muy lamentable. Nadie nos ha dicho nunca la verdad. Todos, el Gobierno anterior y el actual, nos mienten una y otra vez.

Nuestros bancos, nuestras entidades financieras, han pasado numerosos test y ¡pruebas de esfuerzo! que, al parecer, aprobaban aunque fuera por la mínima. Nuestro órgano regulador, el Banco de España, aburrido con tanta laxitud entre sus vigilados clientes financieros, se dedicaba a ocupar columnas con tintes ajenos totalmente a su labor. Era el dolce far niente del ínclito Gobernador, señor Fernández Ordoñez. Todo iba de maravillas.

Pero, al final, y sin que Rato hubiera dicho ni pruna, nos llegó “la crisis”. Todo reventó en un momento. En cuestión de doce meses, todo lo adelantado se nos fue al garete. ¿Culpable? Sin lugar a dudas: la construcción y la promoción inmobiliaria. Exceso de viviendas. Bajada de las ventas. Cierre de empresas, sobre todo de aquello espabilados “autónomos” de las artes y oficios de la construcción, que se llevaban por delante a cientos de miles de personas. Los bancos, ante tal situación, cierran sus puertas. No hay préstamos ni para marcharse de vacaciones. Exceso de población activa con enormes remanentes de inmigrantes. La debacle. ¿Era esa la verdad? Lo era hasta hace apenas cuatro días.

El lunes, siete de Mayo, día después de que monsieur Hollande despellejara al socio de la señora Merkel en las elecciones porla Presidencia dela República francesa, el señor Rodrigo Rato vuelve a dar la espantá. De nada sirvió que la prima de riesgo española descendiese el mismo lunes a cotas insospechadas, ni que las bolsas se disparasen ante la victoria del socialista francés. Rato echó todo a perder. Otra vez, como en el 2007, portazo por la puerta trasera por el anuncio del Gobierno de que “nacionalizará” –nada menos– Bankia. ¡Esto a mí no se me hace! Rato, el encomiable privatizador de media España, en los exitosos tiempos de Aznar; el adalid de sus amos en el FMI; el que no quiso trono ni reina a su regreso a España y al PP de nuevo, dejando la milonga para la herencia Mariana; el ojito derecho de la dueña de Caja Madrid, la señora condesa, doña Esperanza… No, no se merecía ese trato… y toma buena nota. El futuro, más breve quizás de lo que sospechamos, nos dirá si tomó bien la nota.

Al menos, esto nos ha servido a los españoles para que se nos abran muchos ojos a la vez. La prensa especializada ha empezado a verle la verdad al asunto. El problema puede que, en parte, fuera la construcción y promoción desorbitada y con el suelo encarecido artificialmente, pero el quid de la cuestión no estaba allí. El problema estaba en nuestro sistema financiero. Los bancos y cajas españolas no resistían el menor envite posible. Los bancos y cajas españoles, endeudados hasta los ojos, tanto por sus activos dudosos y morosos en el negocio de la construcción inmobiliaria, como por los empréstitos que habían solicitado de los inversores internacionales, para poder seguir haciendo frente a sus compromisos. La banca española no da dinero a los españoles no porque no se fíe de ellos, sino porque no tiene un euro que prestar. Está empeñada hasta los ojos. Y, claro, Bankia es un buen ejemplo de ello.

El cuarto banco de España, con 21.000 empleados, tiene los pies de barro. Rato aguantaba entre aguas, pero lo que no ha consentido es que le digan lo que tiene que hacer. Y menos Mariano, al que él permitió que llegara a líder del PP.

Desde el 2008, con Rato y Aguirre de cabezas de Caja Madrid, y ahora Bankia, el Estado le ha respaldado con más de 33.000 millones de euros. Sólo en avales ya es deudor por 28.500 millones. El dichoso préstamo FROB –al parecer, verdadero detonante del desaguisado– de 4.465 millones, otorgado, por cierto, por el PSOE, forma parte de su pasivo, así como otros 2.500 millones destinados por el Fondo de Garantía de Depósitos para sanear el Banco de Valencia. Pues bien, ¿qué visos de incapacidad deduce el Gobierno popular, como para “nacionalizar” Bankia a través de una enrevesada y urgente operación  financiera, aunque reglamentada y recogida en la contractualidad del préstamo –No me devuelves el préstamo, pero me lo cambias por acciones? Es decir, las participaciones participativas, al no hacerlas efectivas el deudor del préstamo FROB, se convierten en acciones del propio banco a favor del prestamista. Teóricamente, una ampliación de capital. Técnicamente, los 4.465 millones dejan de ser deuda para convertirse en Capital del Banco. De Pasivo Exigible a Pasivo No Exigible.

A todo este galimatías, hay que añadir algo que millones de españoles desconocen. El préstamo del FROB, los 4.465 millones, no correspondía a dinero contante y sonante de este organismo. No. Ese dinero procede de inversores extranjeros, que dan el dinero bajo el AVAL del Estado español. Así es como el FROB obtiene fondos para prestar a los bancos y cajas. Con su AVAL. De tal manera, estas enormes cantidades no cuentan ni como deuda pública, ni como déficit fiscal del Estado, ni como gasto público. En una palabra, hecha la ley, hecha la trampa.

En el Activo de Bankia, en su cartera de créditos de 200.000 millones, existen un total de 31.450 millones entre activos dudosos de cobro y de inmuebles que son totalmente improductivos. Otra, no menos importante, es que Bankia consiguió, en las últimas subastas de dinero del BCE, préstamos por importe de 40.000 millones al 1% y a devolver en 3 años. En fin, existen infinidad de datos y cifras, difíciles de transcribir aquí. Lo de Bankia no ha terminado. Acaba de empezar. Es una guerra cainita entre las fuerzas de poder del PP. Habrá venganzas. Seguro. No creo que Rato haya dicho su última palabra, y Aguirre, tampoco.

Lo importante es que el pueblo español vaya despertando y no crea cuanto le dicen. Que casi nunca es como lo pintan. Que, detrás de esta crisis, no sé cuántas verdades habrá, pocas, eso sí; pero mentiras las hay a miles. Ni fue la construcción, ni la promoción inmobiliaria, ni el exceso de viviendas, ni los cinco millones de inmigrantes que vinieron a quitarnos el trabajo, ni esa falacia de haber vivido por encima de nuestras posibilidades, o la pantomima de que no hay dinero, o habernos gastado lo que no teníamos, etc., etc. Eso son cuentos para personas con mente estrecha y miras cortas. De todas formas, estad atentos, podría explotar en breve algo aún más grande que Bankia…

Bien, os diré lo que pienso personalmente sobre esta triste historia. Creo que este golpe de estado, que puede parecer a simple vista una nacionalización para proteger a los clientes del banco, es una táctica concebida para, saneado el banco, ofrecerlo al mejor postor. De ahí, la no intervención enla Bolsa. Handejado que el valor vaya cayendo día tras día (ha perdido el 14% desde el lunes) en una vergonzosa actuación dela CNMVy del Banco de España (que sigue calladito como el Gobierno), criticada en todo el mundo financiero.

Esta crisis sí esconde algo, su núcleo: PRIVATIZAR. Ese es el fin.

* Publicado por la Federación REPUBLICANOS en Alicante

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