Sudán: los médicos se ven obligados a trabajar en contenedores enterrados bajo tierra

Sudán: los médicos se ven obligados a trabajar en contenedores enterrados bajo tierra
Médicos operando a un paciente en un contenedor enterrado bajo tierra en El-Fasher, Sudán (Enero de 2025/Fotografía facilitada por la Dra. Safaa Nasruddin)

Por Eisa Dafalla*

En una sala de urgencias improvisada y escasamente iluminada, enterrada bajo tierra en la ciudad sitiada de El-Fasher, en el oeste de Sudán, la ginecóloga Elaf Mohamed atiende a su tercera paciente del día. El estruendo de una explosión sacude la tierra mientras otro misil se estrella contra la superficie

«En estos refugios subterráneos realizamos operaciones, a veces hasta doce al día», explica la Dra. Elaf a Drop Site News por teléfono. «Llevamos a cabo operaciones de urgencia a mujeres con heridas de bala o de proyectil, así como cesáreas, todo ello con una gran escasez de material médico».

Los bombardeos de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) sobre El-Fasher se han intensificado en las últimas semanas, mientras el grupo paramilitar presiona para arrebatar la capital de Darfur del Norte al Ejército Nacional Sudanés (ENS). Casi dos años de combates en una amarga lucha por el poder entre el ENS y las FAR que estalló en abril de 2023 han llevado a Sudán al borde del colapso. El conflicto ha desencadenado la mayor crisis de desplazados del mundo, con más de 14 millones de personas desarraigadas de sus hogares, decenas de miles de muertos y la infraestructura civil del país devastada. La hambruna asola algunas zonas del país, con más de 750.000 personas al borde de la inanición.

El-Fasher, donde viven cerca de un millón de personas, ha crecido con más de 700.000 desplazados internos que huyen de la violencia en otros lugares. Desde mayo, la ciudad está sitiada por las fuerzas paramilitares, que lanzan ataques indiscriminados, matan a cientos de civiles y atacan sistemáticamente hospitales e instalaciones médicas.

El único hospital público en funcionamiento de la ciudad -el Hospital Materno Infantil Al-Saudi, que presta servicios quirúrgicos y de salud reproductiva- ha sido atacado 15 veces en el transcurso del conflicto. La semana pasada, el 24 de enero, un ataque con drones contra el servicio de urgencias del hospital, del que las autoridades locales culparon a las FAR, causó la muerte de más de 70 personas. El ataque se produjo días después de que las FAR dieran un ultimátum de 48 horas a las fuerzas aliadas del ENS para que desalojaran la ciudad.

La violencia indiscriminada ha obligado a la Dra. Elaf y a sus colegas a trasladarse a salas de urgencias subterráneas construidas a poca distancia del hospital al-Saudi. Mal equipados e iluminados sólo con linternas, los escondites enterrados convertidos en salas de urgencias se han convertido en los únicos lugares seguros para que los médicos puedan prestar la asistencia sanitaria que tanto necesitan ante los continuos bombardeos de la ciudad.

«El bombardeo es incesante, e incluso durante las operaciones podemos oír el ruido de los proyectiles que caen», declaró la Dra. Elaf a Drop Site, añadiendo que 20 de las 28 instalaciones médicas públicas de El-Fasher han quedado inutilizadas por el conflicto. Los peligros para los pacientes y el personal médico no han hecho más que aumentar a medida que se intensifican los combates. «Una vez me dispararon en la pierna mientras trabajaba en el hospital», dijo la Dra. Elaf.

Los búnkeres médicos subterráneos fueron construidos en junio, un mes después del asedio de las FAR a El-Fasher, por un grupo de voluntarios, según Hawaa Dawood, miembro del grupo. «Se crearon después de que todos los hospitales principales de la ciudad fueran atacados, dejando operativo sólo uno de los tres hospitales principales, y sólo parcialmente», dijo Dawood a Drop Site.

Dawood explicó que las salas subterráneas se crearon a partir de contenedores de transporte abandonados en la sede de la UNAMID, el cuerpo conjunto de mantenimiento de la paz de la ONU y la Unión Africana creado en los años posteriores al estallido de la guerra civil sudanesa en 2003. UNAMID finalizó su mandato en 2020. «Los voluntarios enterraron estos contenedores bajo tierra, cubriéndolos con sacos de arena para ocultarlos y mantenerlos a salvo», explicó.

Dawood añadió que el grupo de voluntarios, junto con otras organizaciones humanitarias, se esfuerzan por ofrecer apoyo y protección al personal médico y a los pacientes. «La situación es extremadamente grave. Urge una intervención inmediata para salvar el sector sanitario», afirmó.

En medio de los repetidos ataques a los hospitales de El-Fasher, incluidos asaltos armados, los voluntarios han llegado a cavar trincheras alrededor del hospital Al Saudi en un esfuerzo por proteger a los pacientes y al personal médico, según Awatef Eshaq, otro de los voluntarios.

Un grupo de voluntarios entierra bajo tierra un contenedor de transporte cerca del hospital Al Saudi en El-Fasher, Sudán. Junio de 2024. Fotografía facilitada por la oficina del Gobernador de la región de Darfur.

En una declaración realizada en septiembre ante el Consejo de Seguridad, Joyce Msuya, secretaria general adjunta en funciones de Asuntos Humanitarios y Coordinadora del Socorro de Emergencia, afirmó que todas «las partes en el conflicto no están haciendo ningún esfuerzo por proteger las instalaciones sanitarias ni a los civiles que estas instalaciones albergan».

Según la Dra. Elaf, los repetidos ataques contra el hospital Al-Saudi han paralizado el único centro de diálisis de la región, lo que ha provocado la muerte de innumerables pacientes. «Incluso con los suministros médicos lanzados desde el aire, los recursos no son ni de lejos suficientes», dijo, refiriéndose al apoyo aéreo que el ENS proporciona mensualmente para ayudar a cubrir el gran déficit de botiquines esenciales. En un principio, el ENS lanzó desde el aire munición y artillería a sus fuerzas sobre el terreno en El-Fasher, pero desde agosto, a medida que la situación se deterioraba constantemente, también han lanzado equipos y suministros médicos.

Sin embargo, las Naciones Unidas y las organizaciones de derechos humanos han culpado a ambos bandos de ataques indiscriminados que han causado la muerte de civiles. El jefe de operaciones de emergencia de Médicos Sin Fronteras, Michel Olivier Lacharité, declaró en agosto que «los bombardeos de ambos bandos han afectado a la ciudad, causando más de 2.500 víctimas en los hospitales que reciben apoyo de MSF y el fallecimiento de más de 370 de estos pacientes a causa de sus heridas. Se desconoce el número de víctimas del conflicto».

Según el director general del Ministerio de Salud en Darfur del Norte, el Dr. Ibrahim Khater, la guerra ha dejado el sector sanitario destrozado. «El personal médico, con la ayuda de voluntarios, está demostrando una enorme capacidad de resistencia, pero no podrá aguantar mucho más tiempo sin un suministro constante y suficiente de botiquines y protección», declaró a Drop Site.

La mayor parte del personal médico del hospital ha dejado de trabajar, ahuyentado por los riesgos de seguridad combinados con la escasa remuneración y el asedio en curso, según el Dr. Ayoub Adam, médico generalista de Al-Saudi.

«El personal del hospital está formado por entre seis y diez médicos, entre 30 y 50 enfermeras y decenas de médicos generalistas y especialistas», explicó el Dr. Ayoub a Drop Site. «En la actualidad, funciona con un equipo reducido de cinco especialistas, cuatro especialistas adjuntos, 10 médicos generalistas y 15 médicos internos, junto con un pequeño número de enfermeras y técnicos anestesistas, a pesar de la multiplicación de la carga de trabajo», dijo, y añadió que algunas salas de pacientes se han convertido en improvisadas viviendas para alojar al personal médico que se ve obligado a vivir en el propio hospital debido a los riesgos y las restricciones de movimiento dentro de la ciudad.

Los pacientes también se enfrentan a un inmenso peligro a la hora de acceder a la atención médica. Marwa Ibrahim, madre de 27 años, dio a luz a principios de enero en una de las salas de urgencias subterráneas improvisadas, tras lo que describió como un «viaje con peligro de muerte» hasta el hospital.

«Durante casi 16 kilómetros, la distancia entre mi casa y el hospital, caminé mientras daba a luz y esquivaba a los drones de las FAR y a los militantes armados que atacaban a civiles», declaró, y añadió que muchas mujeres han sido violadas por combatientes de las FAR cuando se dirigían a los hospitales. Una investigación de la ONU publicada en octubre acusó a las FAR y a sus milicias aliadas de «violencia sexual y de género generalizada, violaciones y esclavitud sexual». El informe concluía que tanto el ENS como las FAR «han cometido violaciones a gran escala de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario» durante todo el conflicto.

«Fue un viaje aterrador, pero al final todo salió bien, gracias a los médicos que me practicaron una cesárea para sacar a mi hijo», dijo.

A pesar de la construcción de búnkeres y trincheras subterráneas para proteger al personal sanitario y a los pacientes, el único hospital público en pie del norte de Darfur lucha por seguir prestando servicio a la comunidad. «Mantenernos con vida mientras hacemos este trabajo es una lucha en sí misma. Pero seguimos cumpliendo nuestra función humanitaria», afirma la Dra. Elaf.

– Nota original: In Sudan, Doctors Forced to Operate in Shipping Containers Buried Underground.
– Traducido del inglés por Sinfo Fernández para Voces del Mundo
* Eisa Dafalla es un periodista sudanés que centra sus trabajos en la cobertura de la situación en Darfur.

Sudán – LoQueSomos

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