Julio Álvarez del Vayo, ministro de estado de la II República
Los campos ensangrentados de España son ya, de hecho, los campos de batalla de la guerra mundial. Esta lucha, una vez comenzada, se transformó inmediatamente en una cuestión internacional. El agresor ha recibido –esto es una realidad incontestable– una ayuda moral y material de los Estados cuyo régimen político coincide con aquél al que aspiran los rebeldes
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