Tormenta financiera sobre el Vaticano

Tormenta financiera sobre el Vaticano

Arturo del Villar*. LQS. Octubre 2019

El IOR fue creado en 1942 por el apodado Pío XII, el papa colaborador del fascismo. Se encarga de manejar las divisas llevadas al Estado Vaticano por los obispos de todo el mundo en sus visitas ad limina, de acuerdo con la falsa teoría del llamado óbolo de san Pedro

El papa Paco parece haberse tomado en serio la urgencia de limpiar esa inmensa letrina que es el presunto Estado Vaticano, consistente en dos edificios, en el que actúa como dictador absoluto y además infalible. Los casos de pederastia sacerdotal denunciados en todo el mundo, y que afectan desde cardenales a curas de aldea, han puesto a la Iglesia catolicorromana en una difícil situación, al haber perdido la escasa credibilidad que le quedaba. El otro asunto escandaloso se refiere a las finanzas vaticanas, objeto de toda clase de chanchullos amparados por la inmunidad diplomática de la que gozan los curiales vaticanos. Pero la Oficina de Prensa de la Santa Sede, nombre que dan al gran albañal vaticano, ha hecho público este escueto comunicado el 1 de octubre de 2019:

Esta mañana, en algunas oficinas de la Primera Sección de la Secretaría de Estado y de la Autoridad de Información Financiera del Estado se ha llevado a cabo una requisición de documentos y equipos electrónicos.
La operación, autorizada por decreto del Promotor de Justicia del Tribunal, Gian Piero Milano, y del Adjunto, Alessandro Diddi, y de la que estaban debidamente informados los Superiores, está vinculada a las denuncias presentadas a principios del verano pasado por el Instituto de Obras Religiosas, relativas [a] operaciones financieras realizadas en el tiempo.

La Secretaría de Estado del Vaticano equivale al Ministerio de Asuntos Exteriores en las naciones de verdad. Para que en una de sus secciones, y también en la Información Financiera, se haya realizado ese secuestro de documentos y ordenadores tiene que haber una motivación justificadísima.

El presunto Estado Vaticano era uno de los más poderosos económicamente del mundo. Tiene sus reservas de oro junto a las de los Estados Unidos de América y otras grandes potencias en la base militar de Fort Knox, en Kentucky, uno de los lugares más inexpugnables de la Tierra. Sin embargo, en los últimos años su potencial económico se ha visto reducido, al tener que pagar indemnizaciones millonarias a las pobres víctimas de la lujuria sacerdotal. Tanto es así que se ha llegado hasta el extremo de tener diócesis en quiebra, especialmente en los Estados Unidos, en donde los tribunales de Justicia son muy estrictos a la hora de condenar la pederastia clerical. En España los jueces no creen las denuncias de las víctimas, porque aquí la llamada santa madre Iglesia catolicorromana, aunque se comporta como una bestial madrastra, sigue siendo intocable.

Interviene Marcinkus

Esperemos que Paco haya tomado sus precauciones, para evitar que le suceda una muerta súbita una noche en la soledad de su habitación. Eso le ocurrió a Albino Luciani, apodado Juan Pablo I, que el 28 de setiembre de 1978, a los 33 días de su elección como papa, fue hallado muerto en extrañísimas circunstancias. La explicación oficial fue que había sufrido un infarto y no pudo pedir ayuda, aunque no se le conocían enfermedades, era relativamente joven, no tomaba medicación, y no había expresado antes ninguna dolencia.
Para activar la teoría de una conspiración criminal se tuvo en cuenta que a pesar de la muerte sorprendente no se realizó autopsia al cadáver, como es preceptivo en la legislación de las naciones verdaderas, sino que fue inmediatamente embalsamado. Y se especuló con que fuera un asesinato cometido por inspiración del arzobispo Marcinkus.
No es una novela de misterio, aunque cuenta con todos los ingredientes para parecerlo, y de hecho se han publicado libros y filmado películas con este argumento. Al sacerdote estadounidense Paul Marcinkus le llamaban en el Vaticano El Gorila, por haber sido guardaespaldas del apodado Pablo VI. Ese mismo papa le designó obispo y le encomendó en 1971 nada menos que dirigir el Instituto para las Obras de la Religión, el célebre IOR, conocido popularmente como el Banco del Vaticano, aunque no funciona exactamente como una entidad bancaria: todo lo relacionado con el Vaticano es oscuro, lo que le permite llevar a cabo operaciones fraudulentas. Puesto que el aceptado internacionalmente como Estado Vaticano es una falsedad, resulta lógico que cuanto implica resulte igualmente falso.
Desde entonces a Marcinkus se le conoció como El Banquero de Dios, lo que debiera ser una blasfemia para cualquier creyente de la secta. Al final acabó dejando en una situación muy desagradable al supuesto dios protector de tantos delitos como llevó a cabo y están documentados, aunque no incluyamos la probable muerte por asesinato del papa.

Unas obras diabólicas

El IOR fue creado en 1942 por el apodado Pío XII, el papa colaborador del fascismo. Se encarga de manejar las divisas llevadas al Estado Vaticano por los obispos de todo el mundo en sus visitas ad limina, de acuerdo con la falsa teoría del llamado óbolo de san Pedro que las diócesis deben pagar para el sostenimiento de ese centro mundial de todas las perversiones, consistente en dos edificios. Que los obispos lleven divisas nacionales al Estado Vaticano es un delito, pero se tolera porque ninguna autoridad parece que acepte el ponerle fin. Lo indudable es que sus obras no tienen nada de religiosas, sino de pecadoras, diríamos que inspiradas por el mismísimo diablo. Sucede lo mismo con la secta del Opus Dei, que no tiene nada de obra divina, sino satánica.
Cuando Marcinkus se hizo cargo del IOR se hallaba al descubierto económicamente, ya que la celebración del Concilio Vaticano II, entre 1962 y 1965, había representado un gasto enorme, al tener que alojar durante tres años a todos los obispos catolicorromanos del mundo, más los observadores. Para mejorar la situación financiera del organismo Marcinkus recurrió a toda clase de operaciones nada recomendables, posibles en su caso por realizarlas amparado por la presunta santidad de su misión, al tratarse teóricamente de obras para la religión. Destacó en los movimientos opacos de acciones.
El llamado Estado Vaticano ampara cualquier delito realizado en nombre de su dios, y los restantes estados ciertos fingen no saberlo. Por ese motivo la pederastia sacerdotal alcanza las cifras impresionantes que se manejan, ya que no se prestó atención a las denuncias de las víctimas hasta que algunos medios de comunicación independientes se atrevieron a publicarlas, y ya no pudo parar el escándalo por su dimensión planetaria.

La trama masónica

Una de las operaciones más que dudosas consistió en la venta de la Banca Cattolica del Veneto por el IOR al Banco Ambrosiano en 1972, por decisión personal de Marcinkus. Era entonces patriarca de Venecia Luciani, el futuro Juan Pablo I, que protestó por la culminación de esa operación que hubiera debido aprobar él debido a su cargo, pero no se le consultó. De ahí derivó el comienzo de la falta de entendimiento y enemistad entre Marcinkus y Luciani.
El Banco Ambrosiano estaba presidido por Roberto Calvi, miembro de la logia masónica Propaganda Due, y se dedicaba a exportar divisas a bancos suizos, amparándose en la inmunidad diplomática del Estado Vaticano. El papa Luciani se propuso tomar medidas para que el IOR actuase con claridad, y empezó a intentarlo, cuando falleció de la extraña forma no aclarada nunca. A consecuencia de ello no siguió adelante la investigación, pero dado que la opinión pública acusaba a Marcinkus de haber matado al papa, fingiendo un infarto, fue suspendido del cargo y trasladado a una diócesis de su país, en donde murió tranquilamente, se supone que él sí de muerte natural. Antes de morir se confesaría y todos sus pecados le serían perdonados, que es el gran beneficio inventado por la secta catolicorromana para sus fieles, no aceptado por ninguna otra confesión cristiana.
En cambio, su cómplice Roberto Calvi tuvo peor suerte. El Banco Ambrosiano quebró en 1982, cuando estaba siendo investigado por el Banco de Italia, porque además de negociar con la masonería lo hacía también con la mafia. El principal accionista del Ambrosiano era el IOR, que debió indemnizar a los demás accionistas por su implicación en la quiebra. Se sucedieron varias muertes de personas relacionadas con el Ambrosiano, y Calvi apareció ahorcado bajo un puente de Londres en 1982. No es el momento de recopilar más datos. Existen libros que detallan todo lo que representó aquella operación en la que intervinieron la mafia, la masonería y la secta catolicorromana italiana.
Los negocios del llamado Estado Vaticano siempre son sucios, porque se basan en actividades ilegales, en busca de los mayores beneficios. Ahora Paco parece que pretende poner orden en esa organización, como lo intentó Luciani. ¿Lo conseguirá o morirá repentinamente de manera extraña? En ese reducto en el que caben todas las corrupciones cualquier cosa es posible, con tal que sea delictiva. Pero los tribunales internacionales de Justicia lo toleran. Puesto que la Iglesia catolicorromana vendía bulas para comprar la salvación en su prometido paraíso celestial, disfruta asimismo de bula para cometer todas las abominaciones que quiere… mientras pueda.

* Presidente del Colectivo Republicano Tercer Milenio.
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