Ucrania, muyahidines Welcome

Ucrania, muyahidines Welcome

Por Guadi Calvo*. LQSomos.

Se ha conocido que la selección de unos mil muyahidines del Daesh, en su mayoría de nacionalidad chechena, uzbeka y turca del campo de prisioneros de Khan al-Jabal, en Siria para próximas operaciones en el “extranjero”…

Según el periódico británico The Financial Times, insospechado de ser afín a Moscú, informó que, cumplidos los once días de la contraofensiva rusa, solo se han producido algo menos de cuatrocientos civiles muertos, si, “solo” porque en toda guerra mueren civiles y aquí la noticia es que dada la magnitud del conflicto los civiles muertos es un número extremadamente bajo, si se lo compara con los muertos civiles que se pueden reportar en cualquier intervención norteamericana. De la cifra se desprende solo una interpretación, la decisión del alto mando ruso, de generar la menor cantidad de bajas entre la población. Mientras el Departamento de Estado, que no cuenta las bajas ucranianas dijo que, entre tres y cuatro mil muertos se habrían producido en las filas rusas, advirtiendo que la cifra era aleatoria, ya que había sido tomada de fuentes poco confiables, lo que insta a preguntarse porque razón ha brindado dicha información, sino se verifica en el campo.

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Mientras las operaciones de falsa bandera y la lastima internacional parecen ser las únicas estrategias de Volodímir Zelensky, que había ordenado destruir la planta nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, no sólo para impedir que cayera en manos rusas, sino para responsabilizar a Moscú de lo que habría sido un desastre nuclear quizás desconocido en el mundo. La patrulla de saboteadores habría sido neutralizada, aunque antes logró generar un incendio menor del que toda la prensa internacional amplificó hasta el infinito. Lo mismo sucedió con la planta de Chernóbil, ya asegurada en manos rusas y se acaba de conocer que también fueron saboteadores ucranianos quienes atacaron el hospital infantil de la ciudad de Mariupol y no un ataque ruso.

Mientras el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, se ha apurado a declarar: “No somos parte de este conflicto”, rechazado nuevamente el pedido de Kiev, que solicita protección aérea para contener los misiles y aviones rusos. Por otra parte, se confirma lo dicho por la inteligencia rusa sobre que la OTAN y los Estados Unidos están preparando en Siria y África combatientes de al-Qaeda para ser enviados a Ucrania a asistir al gobierno del judío Volodímir Zelensky, detonando todos los principios, si alguna vez los tuvo, de la organización fundada por Osama bin Laden.

Cerca de quinientos muyahidines, provenientes del Idlib, en el norte de Siria, después de atravesar Turquía llegaron en menos de tres días a Ucrania para incorporarse a las fuerzas fascistas de Zelensky. Los casi quinientos combatientes, entrenados en la base militar norteamericana de al-Tanf en el sureste de Siria, pertenecen a grupos tributarios de al-Qaeda como el Hayat Tahrir al-Sham o HTS (Organización para la Liberación del Levante), conocido anteriormente como Jabhat a-Nusra, Ansar Al-Tawhid (Compañeros del Monoteísmo) Hurras al-Din (Organización Guardianes de la Religión) trescientos son de origen sirio de las áreas de Idlib y Alepo, mientras que el resto son belgas, franceses, chinos-uigures, marroquíes, tunecinos, chechenos y británicos, que cobrarán por sus servicios entre 1200 y 1500 dólares al mes, otras fuentes hablan de tres mil. Esta khatiba terrorista fue conformada, tras reuniones de la CIA, con líderes del Partido Islámico de Turquestán, con quienes se resolvió la “tarifa”, el armado y el traslado de sus hombres.

El pasado 27 de febrero, Zelensky había anunciado la creación de la Legión Internacional de Defensa Territorial de Ucrania. Mientras que el Pentágono se ha lanzado a una campaña de propaganda de escala inusitada para convocar mercenarios de diferentes compañías militares privadas

El presidente ruso, Vladimir Putin, le había confirmado esta noticia al canciller alemán, Olaf Scholz, en una comunicación telefónica mantenida unos días atrás. Incluso le advirtió, de la llegada, a través de Polonia a territorio ucraniano de mercenarios musulmanes provenientes de Albania, Croacia y Kosovo, fogueados en Siria. También se ha conocido que fueron seleccionados otros mil muyahidines del Daesh, en su mayoría de nacionalidad chechena, uzbeka y turca del campo de prisioneros de Khan al-Jabal, en Siria para próximas operaciones en el “extranjero”. El día tres de marzo se conocieron fotografías de una columna cercana a doscientos vehículos estadounidenses que, desde Irak, se dirigían a la ciudad de Idlib al norte de Siria después de cruzar por el puesto ilegal de al-Walid, transportando mercenarios cuyo destino final sería Ucrania.

Moscú, ha denunciado que Washington está entrenando muyahidines africanos, los mismos que hasta hace nada, países aliados de Washington como Francia y el Reino Unido estaban combatiendo en distintos lugares de ese continente. Los que ingresarán a Ucrania desde la frontera polaca, que al igual que durante los meses que duró el golpe contra el presidente Víctor Yanukovich, en lo que se conoció como la revolución del Euromaidam en 2014, se ha convertido en el gran abastecedor de recursos, financiación, provenientes de los Estados Unidos, jugando el mismo rol de Pakistán durante la guerra anti soviética de Afganistán.

Mercenarios del mundo unidos

Dada la falta de armamento y municiones, las numerosas pérdidas y la destrucción de la infraestructura militar clave y el desplante de la OTAN, que se ha cuidado muy bien de intervenir en el conflicto de manera efectiva, Zelenski, con la teatralidad de vodevil que sabe desplegar, comenzó a buscar activamente cualquier tipo de ayuda del exterior. El pedido desesperado de Zelenski, a los fascistas del mundo después de confirmar que ningún soldado de la OTAN, iba a llegar a Ucrania, la semana pasada al parecer todavía no ha sido respondido, aunque la propaganda occidental habla de entre 16 y 20 mil mercenarios provenientes de diferentes países del mundo están listos para ingresar a Ucrania desde Polonia, para luchar por “la paz y la democracia”, como era lógico esperar.

El pasado 27 de febrero, Zelensky había anunciado la creación de la Legión Internacional de Defensa Territorial de Ucrania. Mientras que el Pentágono se ha lanzado a una campaña de propaganda de escala inusitada para convocar mercenarios de diferentes compañías militares privadas, norteamericanas como Academi, la antigua Blackwater, Cubic y Dyn Corporation para enviar a Ucrania. Según algunas fuentes los mercenarios norteamericanos, alcanzarían a cobrar hasta 60 mil dólares al mes, de los que ya habrían llegados unos trescientos de Academi. Al tiempo que Zelenski, llamó a movilizarse a todos los judíos del mundo para combatir en su guerra. “Ahora me dirijo a todos los judíos del mundo. ¿No ves lo que está pasando? Por eso es muy importante que millones de judíos en todo el mundo no se queden callados en este momento”, dijo y agregó: “El nazismo nace en el silencio. Así que grita sobre los asesinatos de civiles. Grita sobre los asesinatos de ucranianos”, como si los grupos que son parte sustancial de su gobierno, como el Pravý Sektor (Sector de derecha) o el Batallón Azov, incorporado a la Guardia Nacional de Ucrania, perteneciente al Ministerio del Interior, fueran Hermanitas de la Caridad, olvidando sus innumerables acciones contra la comunidad judía del país.

El pasado cuatro de marzo, unos cincuenta mercenarios provenientes de unos diez países entre ellos Georgia, Canadá, Gran Bretaña, Colombia y Brasil, fueron detectados ingresando a Ucrania desde Polonia a través de los pasos de Shehyni y Krakovets.
Se ha conocido por medio del diario japonés Mainichi, citando una fuente no identificada de la Embajada ucraniana en Tokio, que cerca de setenta voluntarios japoneses, cincuenta de ellos antiguos miembros de las Fuerzas de Autodefensa terrestre de Japón o Rikujō Jieitai se unirían a los mercenarios de la legión extranjera ucraniana.

Ya el presidente ruso ha anunciado que los mercenarios no serán considerados prisioneros de guerra y de ser detenidos podrían no disfrutar los derechos que estos tienen en cualquier guerra. Mientras la contraofensiva rusa continúa, la estrategia de Estados Unidos requiere efectivamente la destrucción de Ucrania a cualquier precio para poner a Rusia como el enemigo que justificara en los próximos años cualquier accionar de Washington, en una nueva guerra con la que se intenta salvar el fracaso del partido Demócrata con Biden a la cabeza y evitar la llegada Trump a cualquier precio, incluido darles la bienvenida a miles de muyahidines a Ucrania, los que más allá de su objetivo inicial, podrían expandirse por Europa, generando nuevas oleadas de terror.

* Escritor y periodista argentino. Publicado en Línea Internacional

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