«UE y Polonia violaron todos los derechos habidos y por haber con mi encarcelamiento”

Por Juanjo Basterra*
Tras una larga espera, Pablo González, periodista vasco-ruso, ha respondido a las preguntas de Sare Antifaxista. Sus respuestas no pierden actualidad en este contexto internacional complicado. Pasó más de 900 días en una prisión polaca, acusado de ser espía, sin prueba alguna. Fue liberado en agosto del año pasado como parte de un intercambio de 26 prisioneros de Estados Unidos y sus aliados europeos con Rusia. Afirma que “el futuro lo veo con cierto optimismo. Saliendo del agujero” y matiza que todavía “Polonia no ha cerrado el caso. Ni lo ha suspendido siquiera, al menos no de momento”. Querría volver, pero admite que “a día de hoy no tengo dudas de que si piso Euskal Herria, el Estado español me arrestará por petición polaca y me extraditará con un lazo de regalo”
¿Cómo estás de salud después de tu paso por la prisión polaca durante casi 900 días? ¿Qué haces? ¿Como ves tu futuro inmediato?
Estoy casi bien, cada vez mejor, prácticamente recuperado en lo físico y lo mental pues también mejor, aunque eso va por momentos.
Estoy escribiendo, estudiando proyectos laborales en los que involucrarme. Ante todo proyectos vinculados al periodismo y a la educación. Tirando de ahorros y ayuda familiar, aunque ésto no puede alargarse demasiado.
El futuro lo veo con cierto optimismo. Saliendo del agujero. Recobrar la libertad va paso a paso. Yo no he estado tanto tiempo preso, 2,5 años es relativamente poco supongo, pero la incertidumbre y el estrés que provocaron en mí fueron notables. Y la huella la sigo notando.
Comentaste que fuiste torturado, incluso que te conminaron a suicidarte, ahora que Polonia ha cerrado el caso, la acusación de espía básicamente, ¿qué piensas? ¿Vas a volver a Euskal Herria?

Polonia no ha cerrado el caso. Ni lo ha suspendido siquiera, al menos no de momento. Es la opción más probable, pero habrá que ver si lo hace, y en qué se traduce realmente. A día de hoy no tengo dudas de que si piso Euskal Herria el Estado español me arrestará por petición polaca y me extraditará con un lazo de regalo.
Lo que queda claro, y esto es innegable, es que no tengo ninguna condena ni la tendré. En Polonia por ley no pueden arrancar el juicio sin mi presencia. Sin embargo, me queda cierta duda, ya que tampoco podían presentar acusación formal en mi contra sin estar presente, y lo hicieron a las dos semanas de haber sido trasladado a Moscú. Pero en principio lo del juicio es más difícil.
Me paso 2,5 años preso y no me presentan ni acusación. Me extraditan a la fuerza, por que yo no firmé ningún consentimiento -no di mi visto bueno a nada, no consta mi firma ni la de mis abogados en ningún papel-, y a las dos semanas… acusación formal. ¡Ahora se preguntan si volveré para el juicio! Yo de verdad no quiero pensar mal de sus capacidades mentales, pero es todo un tanto surrealista.
En tu caso, la verdad es que se produjo ‘un linchamiento mediático’ como has denunciado recientemente, ¿a qué crees que se debe? Esta profesión, periodista, es bastante traicionera, pero ¿a quiénes sirven quienes te acusaban sin pruebas?

Hay varios dichos en diferentes idiomas que resumen en cierta medida esta situación. En ruso se dice algo así como “agitar los puños después de la pelea es tarde”, y en polaco “mostaza después de la comida”. No queda duda de que al Estado español le ha molestado, como mínimo, que no se haya contado con ellos para nada. Seguramente se enteraron del intercambio por las noticias de la tele; eso, por un lado. Por otro, está el tema mediático y la cobertura que se hace del conflicto entre Rusia y ‘Occidente’ vía proxys ucranianos. Entonces ni por A ni por B, les interesa que yo vuelva. Están a gusto en su burbuja y no quieren que nadie los moleste.
Los que me acusan, sin que medie condena ni una prueba que constituya mínimamente un delito, se retratan ellos solos. Les hacen un encargo, necesitan unos minutos de gloria a costa de otros… Es su elección. Ya os digo, ellos están a gusto en su ciénaga.
Llama la atención en este caso como José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, se posicionó en tu contra, que es lo mismo que decir el Gobierno español, ahora ¿qué piensas de la actitud del Gobierno español en este caso? Con otros encarcelados en otros países, no son iguales. Y del ¿Gobierno vasco?
No tengo nada que agradecer y sí mucho que reprochar a ese gobierno. Pero no voy a entrar de momento en materia. Es algo que dejo para más adelante. Los dobles estándares que practican son cada vez más exagerados. Ellos mismos se pierden ya en lo que consideran bueno y malo. Yo no oculto que soy de izquierdas, y el partido “socialista” hace tiempo que dejó de serlo. Yo tengo mi hogar en Euskal Herria y antes he vivido muchos años en Catalunya. No es difícil encontrar rastros de mi posición respecto a los principales problemas del Estado español en cuanto a cohesión. El estado profundo español también sabe todo eso, y de ahí que no me tuviera simpatía. Yo a ellos tampoco; nunca les he votado, ni lo haré.
¿La UE y Polonia, en este caso, violaron los derechos básicos que tenías, aún estando en encarcelado?
Todos los derechos habidos y por haber. Es la UE actual que se preocupa de los derechos de cualquiera menos de sus propios ciudadanos. Consejos vendo, que para mí no tengo – debería ser el eslogan de la UE.
En Polonia solo están interesados en el dinero, en los fondos de la UE. Los “valores comunes” no van con ellos. Y todavía se puede agradecer que reciben esos fondos, si no fuera por ellos Polonia hace tiempo que hubiera evolucionado hacía un estado autoritario con toques xenófobos. No hay más que ver los resultados de sus elecciones de los últimos años, se balancean en el límite.
Su proceder es similar en el ámbito de las prisiones. Declaran su adhesión a los derechos de los presos, pero en realidad los ignoran de manera generalizada. No hay ningún intento de resocializar a los presos, se trabaja exclusivamente para deshumanizarlos, en hacer que sufran un doble o triple castigo. No solo los castigan con la privación de la libertad, sino también con el dolor psicológico y físico. Vale que a mí, ciudadano no-polaco me den ése trato, pero lo grave es que lo hacen de manera sistemática con decenas de miles de sus propios ciudadanos.
En algún escrito he leído que aseguras que lo que te ha ocurrido es por los reportajes de investigación que has escrito, ¿qué es lo que has denunciado que ha incomodado tanto a algunos?
Mi trabajo es público y está ahí. Conozco Ucrania mejor que la inmensa mayoría de periodistas hispanohablantes. He estado con batallones nacionalistas ucranianos, batallones de las milicias populares del Donbass, el ejército regular ucraniano, he tratado con tártaros, con políticos y activistas de casi cualquier espectro, desde los neonazis del Pravy Sektor, hasta los denominados (erróneamente en mi opinión) políticos prorrusos. Conozco y tenía contacto directo con diputados de Poroshenko o el propio Zelenskiy.
Conozco a la perfección la corrupción ucraniana, la manera en que algunos voluntarios y comandantes de batallones se hacen de oro, compran inmuebles en la costa mediterránea de la UE, cómo sus familias viven a todo lujo en Mónaco, Ibiza o Dubai mientras las clases menos afortunadas mueren en el frente.
Al empezar el conflicto se accionó la maquinaria de propaganda de estilo III Reich. No podían permitir que yo informara con todo el conocimiento de causa. Podría haber dificultado que prosperaran muchos de los bulos que se han lanzado. No tengo dudas de que si no hubiera estado trabajando en la tele en aquel momento, no me habrían quitado del medio. Pero al estar allí, en una cadena de proyección nacional, con la visibilidad que ello me dio, era demasiado arriesgado. De hecho, en la causa contra mí, la Fiscalía polaca deja bastante claro que ante todo me consideran peligroso como “agente de influencia”. Es decir, la acusación de espionaje no es más que un subterfugio, una excusa, nada original por cierto, para quitar a una persona del medio para que no informe contra la corriente general.
Puedo entender que eso lo haga un país en conflicto, pero la UE en teoría no es parte activa de ese conflicto, ¿o sí lo es?
Otro punto que no gustaba nada y que yo pude atestiguar es el de la quinta columna rusa. Esos disidentes son parte fundamental del plan (muy poco realista) de cambiar a la fuerza la dirección de Rusia. Occidente apuesta por ellos para una posible revolución de color. Pero esa gente no está libre de pecado. Unos pocos de ellos tienen doble o triple nacionalidad, inmuebles en Londres, Washington o Barcelona. Protestan no porque no les guste Putin, sino porque es su profesión. Están a sueldo. Yo lo sé, hay pruebas abiertas a montones, y otras no tan abiertas. ¿Alguien habla de ellos? No. Los protegen. Otro motivo para quitarme del medio. Ahora por mucho que yo vaya a publicar al respecto, siempre dirán que no soy de fiar, y éso que no tengo ni condena. En cierto modo han conseguido su objetivo de silenciarme.
Ése es el propósito de la campaña en mi contra. En mi contra y en contra de mucha gente más. Yo fui pardillo y pisé Polonia, pero a otra gente que sigue dentro del Estado español, les resulta algo más difícil de arrestar. Al menos de momento…
Desde Rusia, como se ve la guerra en Ucrania. ¿Se ve cerca una salida? Y ¿a Trump cómo se le ve?
Tengo la impresión de que la Operación Militar Especial (OME, así se le llama aquí) era un tanto incomprendida al principio en Rusia. Las autoridades no supieron explicar bien a la población de qué iba eso. El tiempo lo ha hecho. Todas las “teorías conspiranoicas” se han ido confirmando. La financiación del Maidán por parte de (¿), el golpe de estado, los laboratorios bacteriológicos, la construcción de bases de la OTAN, la expansión de ideas nacionalistas que son muchas veces de índole neonazis, la involucración de los anglosajones hasta la médula del régimen de Kiev… Todo ésto el público al comienzo lo veía con muchas dudas, con desconfianza. Ahora el tiempo ha demostrado que la denominada “propaganda del Kremlin” era en los puntos claves información de calidad contrastada.
Muchos rusos no creían que el país fuera capaz de aguantar una carrera de fondo contra el omnipotente Occidente, pero no solo aguanta la carrera, sino que ese “ejercicio” se está convirtiendo en algo positivo en determinados aspectos. Un ejemplo: el mundo unipolar dominado por EE.UU. va quedando en el pasado, tal y como se pudo ver escenificado en los actos de conmemoración del 80 aniversario de la victoria sobre el nazismo en Moscú, donde hubo representación institucional al más alto nivel de buena parte del mundo no-occidental. Asia, y especialmente África y América del sur y central, cada vez más conscientes de que ellos son los dueños de su destino, rehúsan seguir aceptando que el neocolonialismo les dicte qué hacer o dejar de hacer. Ven que hay socios con los que construir unas relaciones justas basadas en el respeto del carácter propio de cada uno.
A mi parecer Donald Trump, el presidente estadounidense, ya no se ve como una figura que tenga el poder absoluto. En Rusia se espera de él que devuelva a su país a una posición mucho más respetuosa hacia el resto del mundo, y que se ocupe primero de los numerosos problemas internos de su país. Los demás ya nos ocuparemos de los nuestros.
La UE al destinar más dinero para armamento ¿está provocando que el conflicto se enquiste y mantenga, qué opinas?
La UE ha caído en la trampa estadounidense. Ha pasado de estar a las puertas de crear un espacio de colaboración y respeto mutuo desde Lisboa hasta Shanghái, a tener serios problemas en numerosos campos. El primero es por supuesto el campo energético. La UE sigue comprando petróleo y gas ruso en grandes, enormes cantidades. Pero ahora lo hace a precio de mercado, más los márgenes de las reventas que se lo suministran. Esto es terrible para economías como la alemana, con una fuerte base industrial.
Una de las razones por las que empezó la Primera Guerra Mundial fue que a Alemania se le negó el acceso a productos energéticos; lo mismo pasó con la Segunda Guerra Mundial y la entrada de Japón en ella. Ahora es la propia Alemania la que se pega un tiro en el pie al prescindir de los contratos de larga duración y precios muy por debajo de mercado que le ofrecía Rusia.
La UE habla ahora de rearme. La parte de la corrupción nadie la va a poder controlar. Los gastos de rearme serán en muchos puntos secretos, fuera del control público. Cuando un estado construye 10 kilómetros de autopista por x (equis) dinero, todos podemos ver esos kilómetros construidos, valorar la calidad y calcular la relación calidad-necesidad-precio. Cuando un estado compre buques de guerra, misiles, minas antipersona, proyectiles de artillería, etc, ¿cómo se fiscalizará éso? De ninguna manera. Y si es que estalla una guerra, entonces ese armamento se utilizará y el gasto quedará “amortizado”, pero ¿y si no hay una guerra? ¿Si la falacia de que Rusia va a atacar a la UE se queda en éso, en falacia? El presidente Putin ha dicho siempre, por activa y pasiva, que Rusia no tiene ninguna pretensión sobre los territorios de Polonia o los Países Bálticos. Entonces es un negocio redondo, armas y más armas, cuyo coste nadie controla, cuya existencia real nadie puede certificar, y que desde los almacenes siempre son exportables a otros países lejanos.
Y mientras, los hospitales cada vez tendrán menos personal, abrirán menos horas, peor educación, más problemas sociales… Ésto ya está sucediendo y por desgracia con estos políticos, irá en aumento.
Por último, añade lo que quieras.
Me gustaría volver a agradecer todo el apoyo que se me brindó mientras estaba preso. A todas las compañeras y compañeros que no se olvidaron de mí, a los que protestaban contra la violación de mis derechos como persona y como preso.
Vivimos en unos tiempos muy convulsos. Por éso os animo a seguir la actualidad, a informaros, y hacer siempre que vuestra voz se oiga. ¡Juntos, solidarios, somos fuertes!
Publicado en Sare Antifaxista
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