Una imagen real vale más que mil imágenes artificiales

Una imagen real vale más que mil imágenes artificiales

Una imagen real vale más que mil imágenes artificiales

Por Jorge Izquierdo*. LQSomos.

Hacia una imagen real de la (mal llamada) Inteligencia Artificial

Hasta la ortografía de la lengua española viene en mi ayuda para intentar diferenciar entre una imagen real y mil imágenes artificiales. Aunque sea pura casualidad (ya saben, imagen no lleva tilde por ser una palabra llana terminada en -n, por el contrario la palabra imágenes, al ser una palabra esdrújula, lleva tilde) el caso es que la tilde parece querer decir algo. ¿Qué será? En singular o plural imagen  proviene del latín imago, y esto sí:  ya puede arrojar algunas pistas acerca de lo difusamente mágicas que pueden  resultar las imágenes. ¿Qué es una imagen? Una imagen  no es más que una representación visual  que émula la apariencia también visual de un objeto real o imaginario. Ahí es nada, algo visual que émula a algo también visual. Una mentira, vamos. O una traición si recordamos al pintor surrealista Magritte que ya nos previno, hace casi un siglo, que esto no era una pipa:

La traición de las imágenes
La traición de las imágenes

El cuadro original muestra una pipa con la inscripción: «Ceci n’est pas une pipe» («Esto no es una pipa»). El cuadro no es una pipa, sino una imagen de una pipa. Y a su vez lo que acabo de subir a esta entrada, y lo que se está publicando, es la imagen digital de otra imagen… de algo parecido al  cuadro original. Existe un cuadro, una obra, una, única obra que estará en el museo pertinente y después durante años se han ido creando miles de imágenes para ser impresas en litografías, impresiones, portadas, periódicos, etc… Con la llegada del mundo digital seguramente habrá millones de representaciones no ya del  cuadro original sino de las imágenes impresas, capturas de aquellas portadas y un largo, larguísimo etcétera. Por si fuera poco, el mundo digital necesita etiquetar todo incluso a las imágenes y esta imagen en concreto servidora lleva una etiqueta y dicha etiqueta será la forma en la que el todopoderoso Google podrá encontrar a esta imagen. Una imagen repetida y copiada hasta la saciedad pero a la que podemos etiquetar de cualquier forma. Los ordenadores son tontos. ¡Si! los ordenadores son “tontos”. En los años noventa a los usuarios se les decía la verdad “los ordenadores son tontos, los que pensamos somos nosotros, las personas”. Eran otros tiempos, la Televisión era la “Caja tonta”. Todo el mundo lo sabía. Cuanto más nos acercábamos al año 2000, poco a poco, todo era cada vez más inteligente: hasta George Bush  era inteligente, Aznar era muy inteligente, las bombas eran inteligentes. Y, atención un ordenador ganó al mejor jugador de ajedrez del mundo… El capitalismo que siempre ha sido muy listo no nos explicaba que Bush era un  ex-drogadicto patán y sanguinario, Aznar un mentiroso repelente, las bombas continuaban asesinando y el ordenador que ganó a Kasparov hubiera perdido al parchís con un niño de cuatro años (si una máquina está programada para una cosa no sabe hacer el resto). Es curioso, y triste, comprobar cómo cambian las imágenes que se tienen de una época. Ahora todo es inteligente.

¿Y qué dice la (mal llamada) Inteligencia Artificial de todo esto?

Si utilizo el chatbot de Prensa Alternativa, basado en GPT-4, y le pido que genere una imagen con la frase: Ceci n’est pas une pipe el programa genera lo siguiente.

Podría pensarse que la Inteligencia Artificial ha generado lo primero que se le ha pasado por la cabeza aunque más bien ha generado lo que no dejan de pasarle por la cabeza, esto es: representaciones de mujeres, jóvenes tirando a infantiloides. Por los “resultados” podemos ver que GPT-4 no ha sido entrenada, todavía, con cuadros de de Magritte aunque si utilizamos Google podemos encontrar miles de imágenes y obras derivadas. Por lo tanto podemos deducir que más tarde o más temprano las (mal llamadas) Inteligencias Artificiales terminarán generado imágenes basadas en los cuadros e ideas de Magritte… o no. Y esto es importante recordarlo: el mundo digital es volátil y además está libre de culpa: es tonto. Si la suministradora de turno te cobra de más en el recibo de la luz o el gas o el teléfono no es culpa de una Inteligencia Artificial ni de un programa maligno. Quizás sea culpa de un Ministerio de consumo que no es capaz de multar con cantidades millonarias a una empresa cuando se equivoca en los cálculos. ¿No habíamos quedado en que las máquinas son inteligentes? ¿Cómo puede ser que se equivoquen? CAPITALISMO, puro y duro. Punto.

Lo que la verdad esconde

Hace unos días Gerardo Vilches escribía en ctxt acerca de las falsas promesas de la Inteligencia Artificial. El uso de estos programas en el sector de la ilustración es la expresión última y más descarnada del capitalismo extractivo. Ojo. No le falta razón a Gerardo y además lo explica muy bien en su artículo, es más, es posible que en su canal de Youtube le dedique unos minutos a este tema. ¿Youtube? Sí, ese programa que hace veinte años vino a destruir la industria de la música y el cine… pero que al mismo tiempo permite que millones de personas muestren su creatividad sin necesidad de contar con distribuidoras o/y agencias intermediarias. Es posible que de no ser por Youtube y Google, muchos de nosotros no conociésemos un libro tan bueno como La satírica transición del mismo Gerardo Vilches. El panorama que dibuja Vilches en su artículo viene a decir: El sistema precariza a ilustradores y dibujantes de cómics, los fuerza a aceptar encargos alimenticios y dibujar al gusto de sus clientes, después impone un escenario de competencia darwinista en el que no queda otra opción que compartir su trabajo en redes sociales, en una desesperada carrera por ganar seguidores y visibilidad con los que lograr nuevos encargos precarios; y, finalmente, gracias a ese trabajo compartido en la red, la IA abre la posibilidad de prescindir de ellos una vez que se les ha chupado convenientemente la sangre. Que cualquiera de las variantes del capitalismo, incluyendo el extractivo, es cancerígeno en su más amplia y terrible expresión, es algo que muchos de nosotros ya sabemos. Que la mentalidad capitalista y ruin no cejará en su empeño de explotar y expoliar no es algo, desgraciadamente, nuevo. Que la (mal llamada) Inteligencia Artificial deba ser, o sea, una herramienta del capital….esa es seguramente es la imagen, nunca mejor dicho, que precisamente el capitalismo querrá inculcarnos. Y van ganando, claro.

Hoy por hoy, y también desde hace siglos, la tecnología ha permitido que los seres humanos cuenten con prácticamente los mismos instrumentos que el poder. Estoy pensando en la imprenta pero hay miles de ejemplos más. Por muy mal llamada que esté la dichosa IA, esta tecnología ha venido para quedarse y más vale que contemos con ella y veamos la forma de aprovecharla como hemos hecho, desde hace siglos, con  los otros miles de inventos.

Dos imágenes para terminar:

La lucha contra el capital es un asunto político y se gana, y se pelea, en la calle con la movilización, etcétera. Y digo etcétera porque todo el mundo sabe cómo se debe luchar para conseguir algo.

La lucha contra la tecnología se llama oscurantismo, religión, ilusionismo. Convertir a la tecnológica en una nueva religión es dar alas al capitalismo que estará encantado de llenarnos de simbolismo barato mientras ellos se llenan los bolsillos.

* Bracero de la tecnología, obrero del software y mecánico cualificado en esta Web, miembro y parte del Colectivo LoQueSomos. Creador en Wikimedia.   Más artículos del autor

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Jorge Izquierdo

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