Vampiros, Romance, Lujuria, Pasión

Vampiros, Romance, Lujuria, Pasión
En algún lugar del país de “No lo voy a hacer más”, cebado con el vicio de leer, ando hecho un intelectual y todo.
 
En algún lugar del país de “No lo voy a hacer más”, acabo de leer la última de las novelas aquí aparecidas, “Tango Extraterrestre” de Gini Koch, ayudado en la traducción con el Diccionario Inglés-Español Langenscheidt 1966, y me siento como montado en un carro de ruedas cuadradas que nos lleva a la Romería de la Virgen del Henar en Cuéllar, Segovia; carro guiado por un mulo tan trotón como falso, como el caballo blanco de Santiago.
 
Aquí se habla en procesión, en manifestación, en rosario de la aurora, de la mentira conchabada con la corrupción político social que es lo único que pasa por el ojo de una aguja, cual milagro; como el que los ciegos sean los únicos que se ven prestando su voluntad de ver a los murciélagos, vampiros, chotacabras.
 
Como un Hércules he detenido  el tiempo quemándome los ojos leyendo a  Valentine, Stacey, Ashlyn, Lynsay,  Cassandra, y Gini; y viendo cómo los ricos limpian los cubos de basura de la abundancia despertando en los pobres de solemnidad el urticante hormigueo del desahucio en ardiente deseo de seducirles con un espejo vuelto del revés como hicieron los conquistadores de las Américas a los indígenas en tiempos de los reyes católicos, para que se vuelva el desahucio contra ellos mismos y se ahorquen en la soga de su ignominia.
 
Que así se ahorcó el esposo que tenía concertado con la esposa el suicidarse porque iban a sufrir el desalojo de la vivienda, no pudiendo pedir a los padres y amigos dinero para pagar la deuda, que cuando llegaron los agentes del desahucio, al llamar a la puerta preguntaron:
 
-¿Quién está ahí?
 
Y la mujer respondiendo:
 
– Ya no es nadie. Que soy yo, y de mi casa no me echa ni dios.
 
Estas políticas de Insula Barataria mal inclinadas, viciosas, de latrocinio, falsarias y cosas semejantes lo son así porque el estado del bienestar se basa en las desgracias de los demás  y porque, como dice un amigo, “los ladrones se han dado a la política”. Y porque el pueblo se ha sentado inmóvil como un retrato de sí mismo y tan solo un algo dentro de él le exige un gesto de asco.
 
Pero, quizás, sin duda, le salve un breve encuentro con la novela en el cruce de los caminos, aunque no sepa leer y se pasee por las ferias del libro con la bolsa de la compra ordenada por la mujer, recién hecha.
 

LQSRemix

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