VI. Pich en la cuenca minera

VI. Pich en la cuenca minera

Pich ha hecho un nuevo intento por documentarse para su misión. Fue al quiosco y pidió al quiosquero asesoramiento sobre el tema de las perforaciones, sin darle pistas de cuáles son sus verdaderos propósitos. De modo que se presentó en casa con tres videos: “Perforando a Ms. Daisy”, “Perforator III: el reingreso” y “Perfórame hasta el fondo, so cachondo”. Le vi luego tirando a la basura, decepcionado, los tres videos. No les había sacado ningún provecho. Yo los recogí y los guardé, porque aparte de El País y alguno de los libros y películas que recomienda, creo que hay que visionar también otras cosas para tener amplitud de miras. En la carátula de uno de los vídeos me pareció ver a una mujer igualita, igualita, que mi novia, pero luego me tranquilicé porque mi novia es morena y la chica del vídeo era rubia, y además ella es muy religiosa y siempre me dice que practica la ortodoxia griega. Por eso yo nunca la acompaño a sus santos oficios.

El caso es que Pich, tras este fracaso, entró en un ciclo depresivo. Según me ha dado a entender, los castigos si no cumple bien su misión serán terribles, e incluso pueden llegar a la pena capital: dejarle en la Tierra para siempre.

Le tuve que ayudar una vez más. Es que, sin mi, le faltan referentes útiles. Como tiene mucha facilidad para los estudios, le recomendé que se hiciera pocero o minero. Insistí vivamente en lo de minero, porque, la verdad, no me importaría tenerle lejos una temporadita y que, de paso, me ingresara algún dinero en casa, que sólo en sujetadores y chaquetas a medida ya se me ha ido un pico. Lo quiere todo de marca.

Así que hace dos semanas le subí a un autobús de ALSA, camino de la cuenca minera. Iba pletórico. Le dije que me llamara cuando llegase, pero no lo hizo. Pasé una noche horrible, pensando que podía aparecer en cualquier momento.

Ha estado allí diez días. Me dice que no le han cogido, que no cogen a nadie. Que allí no perfora ni Cristo. Viene apestando a chigre, eso sí, y canta –mal– continuamente:

La Virxen de Cuadonga ye pequeñina y galana

anque baxara del Cielu nu hai pintor que la pintara

ye la flor de les muyeres y de les xanes la xana.

Me dice que aquella es una tierra de jubileo, porque todos son jubilados o prejubilados y que, si no fuera por el cariño que me ha cogido y mi espíritu colaborador, se habría quedado a vivir, a beber y a perforar allí. Disfrutó mucho bajando a los pozos, porque, donde para todos sólo había oscuridad, él atisbó un rayo de luz: vio que el material no era muy duro y pensó que no le harían falta muchos megatones para cumplir con éxito su tarea criminal cuando llegase al centro de la Tierra.

Se ha traído de recuerdo –y por si acaso– un casco minero de polietileno, con aislamiento eléctrico y con un portalámparas estándar y fijador para el cable de alimentación. Cree que le combina muy bien con el último wonderbra que le compré. A mí me ha traído como souvenir un cartucho de dinamita y, al dármelo, me ha dicho:

-Tienes muchas maneras de hacer el bien con esto. Aprovéchalo…

No sé en qué estaría pensando. Ahora soy yo el que no tiene referentes. Tal vez si pregunto en el sindicato… 

 

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