Viejos y nuevos imperialismos dispersos

Viejos y nuevos imperialismos dispersos

Por Nònimo Lustre. LQSomos.

Hace pocos días, planteábamos que la Humanidad se debate entre las prótesis y la subrogación -léase esclavitud. Hoy vamos a reflexionar sobre otro dilema universal: ¿seguiremos sedentarizándonos o irá ganando fuerza el nomadismo? La pregunta no es baladí y se puede expresar de otra forma: ¿quién predominará en la eterna lucha política entre las fuerzas sociales centrípetas y las fuerzas sociales centrífugas que se disputa actualmente entre la hegemonía urbanístico (hacinamiento) y la menguante ruralidad (dispersión)? Suponemos plausiblemente que habrá opiniones de toda laya por la simple razón de que la aglomeración en las ciudades va ganando en todo el Planeta pero… también hay atisbos de que esta urbanización extrema no puede seguir triunfando puesto que el campo todavía existe y es quien da de comer -claro está que otros piensan que, en el futuro, ya no será el antañón medio disperso sino que la presión demográfica le transformará en una granja mecánica cuidada por un puñado de proletarios.

En otro sentido, la Humanidad tiende actualmente a las grandes migraciones. Pero no por gusto ancestral sino obligada por infinidad de causas que van desde las catástrofes naturales -no las hay, todas son consecuencia de la invasión humana de zonas naturales-, las nuevas morbilidades y las nuevas nutriciones -vinculadas entre sí-, la gentrificación urbanita causada, entre otros, por los fondos buitres (con el BlackRock de Larry Fink a la cabeza), las invasiones continentales foráneas -mañana serán alienígenas… Y tutti cuanti, incluyendo en preferente esfera de deshonor a la proverbial sordidez del Poder. Por supuesto, todo ello se traduce en el Agente Mayor: la Guerra, gran matrona de la Historia… de la Dispersión.

Andábamos sopesando ambas tendencias macro cuando recordamos que, vaya el mundo por donde vaya, es probable que el futuro presencie la consolidación de enormes bloques, cada uno bajo un frontis de variopintas ideologías -la fachada no es el edificio, sólo es su símbolo- y de innumerables otros factores más mundanos. Entonces caímos en la cuenta de que bloques es un eufemismo de su parónimo: imperios. Vaya, vamos mal porque los imperios son organismos centrípetos que coadyuvan a la concentración urbana. Y es obvio que la hipotética existencia de imperios dispersos (centrífugos) repugna a la sabiduría convencional -valga la contradicción-, adicta a la centralización en Padres Fundadores, Héroes y Capitales de países. En ese momento, estudiamos un poco más y, con innegable alegría, vimos que la Historia está trufada con Imperios nómadas -i.e, dispersos. Veamos un recentísimo ejemplo:

“Los Xiongnu establecieron el primer imperio nómada. Durante tres siglos, controló las estepas de Eurasia del Este entre los años 200 ane y 100) Estudios arqueogenéticos recientes han identificado niveles extremos de diversidad genética. Corroborados por los datos históricos, demuestran que era un imperio multiétnico. Sin embargo, aún no sabemos si esta diversidad se estructuraba en el nivel comunitario local o por estatus sociopolítico. Para averiguarlo, investigamos los cementerios de las aristocracias locales en la frontera occidental del Imperio. Analizando la genética de 18 individuos, vimos que la diversidad genética de estas comunidades era comparable a la de todo el Imperio y que esta alta diversidad aparecía en las familias extendidas: la más alta heterogeneidad genética se daba entre los individuos de bajo estatus -lo que implica orígenes diversos-, mientras que los individuos de clase social alta eran menos diversos sugiriéndonos que las élites estaban concentradas en grupos específicos dentro de la amplia población xiongnu” (ver Resumen del paper Genetic population structure of the Xiongnu Empire at imperial and local scales; cf. Juhyeon Lee et al, en Science Advances, 9, eadf3904; 14 April 2023)

Para seguir argumentando sobre el nomadismo -aunque sea imperial-, debemos precisar qué entendemos por pueblos nómadas:

Para empezar, olvidemos la idea de que los llamados ‘nómadas’ son bandas relativamente inconexas que vagan sin brújula por un territorio hostil porque, en realidad, viajan siguiendo un circuito conocido. Un periplo corto si habitan la selva tropical o largo si habitan estepas o desiertos. Y, para terminar, no olvidemos que nómadas siguen siendo los pueblos más antiguos del planeta; los San (mal llamados bosquimanos) del desierto de Kalahari y muchos aborígenes australianos llevaban 40.000 años nomadeando y así seguirían si no les hubiera aplastado el avance de la sociedad envolvente” (cf. “La Muralla giratoria”, en Perezia, 09.I.2021; sobre la Gran Muralla China)

Y, obviamente, debemos citar casos histórico-antropológicos de imperios nómadas. Por varios motivos: por la referencia clave sobre los Xiongnu, prestando especial atención a los orientales y, en general, por un esmero aún mayor con los establecidos en los desiertos -dada la desertificación planetaria, ¡son el futuro!

Imperios nómadas es parónimo vulgar de imperios de la estepa euroasiática. En Eurasia, los más renombrados son los Escitas, Sármatas, Heftalistas y, con reservas, los Hunos; además de los plenamente asiático-esteparios como los Xiongnu y los Mongoles. Casi todos estos últimos estaban regidos por un Jan (Khan no existe en castellano, es anglosajón) al mando de una Horda –de Oro, por ejemplo.Los nómadas también construían ciudades-capitales. Antigua ciudad de Meroe, en el desierto del Sudán. El Imperio Kush duró 1.400 años (1.069 ane – 330) y nació al noreste del actual Sudán hasta que se expandió rápidamente por todo el alto Nilo

En cuanto a África, los Amazigh (bereberes) y sus primos carnales los Tuareg fueron consumados nómadas imperiales: el Imperio almorávide dominó 1 millón de km² (en 1120) y un siglo después, su pariente el Imperio almohade, 2 millones de km². Otrosí, el Imperio del hoy paupérrimo Malí, poseía en el año 1.300, más de un millón y medio de km². Aunque el único con cierta fama fue el Imperio Songhai quien, ca. el año 1.600, era dueño de una extensión similar. Y, para terminar, en la América desértica, florecieron tres Imperios: el Moche (años 300-600), el Wari precursor y su heredero el Chimú (años 1000-1400)

Y una curiosidad: los judíos, pueblos errantes por antonomasia, ¡también construyeron un Imperio sedentario! Tal fue el caso de los Jázaros, un pueblo de lengua túrquica, quizá llegado de Asia Central, cuyo etnónimo está vinculado a un verbo que significa errante (gezer en turco moderno) Profesaron píamente la religión mosaica y se hicieron absolutamente inamovibles en cuanto llegaron al Poder.

Conclusión: en los desiertos de tres continentes, hubo y casi hay imperios nómadas. Dirán que no tienen traducción a la contemporaneidad pues eran tiempos en los que el medio ambiente y los centros de Poder eran muy distintos -antagónicos incluso cacareará más de uno. Sin embargo, ayer y hoy, los emperadores son los mismos, independientemente de que se manifiesten por la espada o por el misil nuclear. De hecho, ahora empiezan a notarse los llamados nómadas digitales, individuos dispersos y autónomos en apariencia pero maniatados por multinacionales y por Estados. A todos ellos, tenemos que añadir un fenómeno que se hace pasar por nuevo: el nomadismo urbanita. En realidad, esta migración interna está presente en la ciudad desde el nacimiento de las urbes, casi nunca es voluntaria y es un acontecimiento masivo -no una micro-tendencia pues aquí lo micro sólo se aplica a que se desarrolla en mínimas distancias físicas. Por todo ello, en este maremágnum hemos de distinguir entre imperios nómadas -o del desierto- y nomadismos en general -incluyendo los urbanos y los digitales cuya etiqueta imperial ha de ser analizada críticamente por dos razones: porque son súbditos de un kanato cibernético controlado por un Supremo Jan y porque sufren más que nadie en Occidente de la acelerada atomización-disgregación-individualización propia de este siglo XXI. Quizá este batiburrillo se aclare observando un ejemplo archiconocido:

Atila y los Hunos

[No caeremos en un tópico del que no tenemos opinión fundada: todavía no está claro si, como dictó el dieciochesco orientalista de Guignes -hoy asaz criticado-, los Hunos europeos del Danubio que invadieron Europa en el siglo V descendían directamente de los Xiongnu -cf. supra, Resumen anterior- o si, por el contrario, siendo ambos pueblos multiétnicos, sólo se parecieron en que tejían alianzas políticas en mayor medida que alianzas étnicas o de parentesco]

Traemos a los Hunos a colación porque, en Europa, la tropa pre-medieval de Atila es el tergiversado paradigma de los imperialistas nómadas. Poco importa que no fueran asiáticos sino de Centroeuropa, ni tampoco que sus barbaridades sean puras propagandas escritas por sus enemigos -el bizantino Prisco, coetáneo de Atila pero reescrito un siglo después por Jordanes y por Marcellinus Comes. Contra toda evidencia respetable, la perversidad cristiano-monárquica ha conseguido, además, que Atila sea el peor ‘azote de Dios’ -salvo en Hungría. Por ello, no tenemos escapatoria: tenemos que comentar al atta (padrecito) Atila. En cuanto a su elusiva etnia -un amontonado de hunos, alanos, búlgaros, ostrogodos, renegados romanos y etcétera-, los Hunos padecieron y padecen la ingrata fama de ser ‘crueles, inteligentes, sanguinarios y amantes de la batalla y el pillaje’. Para nuestra mayor preocupación, estamos ante la consabida imagen popular que se les encasqueta a todos los pueblos nómadas.

Pero, tranquilícense los biempensantes, el Imperio Huno fue tan efímero (8 años) que muchos autores se niegan a calificarlo como ‘imperio’. Para estas masas excesivamente convencionales, los nómadas apenas duran en cualquier sitio pues creen que su natural es errante -suelen hipertrofiar unos provectos datos psicologizantes sin prestar la menor atención a las características naturales del territorio donde dizque vagabundean. Por ello, como su idea central es que los Hunos eran jinetes a caballo -¿acaso no tenían mulas ni borricos?- no inquieren por pastos ni por redes comerciales ni por ciclos anuales ni tampoco por aguas y/o cocinas. ¿Para qué guisar si Occidente profesa que comían la carne cruda que maceraban debajo de la silla de montar?

Item más, pese a que Atila fue europeo de pleno derecho pues nació y se crió en las llanuras del río Danubio, los occidentales siguen aferrados a su vetusta representación de lobo estepario, medio chino medio mongol. Y siguen erre que erre amparándose en el burdo prejuicio de que Europa nunca parió nómadas -vade retro Satanás, pero ¿por ventura no lo hizo en el siglo V ni, antes y después, en las pequeños o grandes edades del Hielo ni cuando las Pestes ni en las guerras de religión?El encuentro de León Magno con Atila (1513-1514) es un fresco de Rafael Sanzio y de su taller. Representa el triunfo de la Iglesia frente a los bárbaros de Atila que amenazaban la Santa Sede en el año 452. El Papa lleva una escolta de cardenales a caballo y logra la retirada de los Hunos en el río Mincio -clara alusión a las luchas del Papado contra la posteriormente llamada la Cristianísima Francia. En el centro del cuadro, Atila cabalga un corcel negro; está sorprendido por la presencia de San Pedro y San Pablo que caen del cielo para solidarizarse con el Papa. Rafael representó primero a León I con la cara del Papa Julio II pero, cuando éste murió, el de Sanzio cambió su pintura para que se asemejara al nuevo Papa, León X -sic transit la gloria artística.

El Vaticano propala que León el Grande convenció a Atila para que no asolara Roma, hazaña que consiguió sólo por la fuerza de su santa palabra -¿sin soborno, tributo, rescate ni botín alguno?. Recordemos que, desde que se creó en el año 395 el Imperio Romano de Oriente, Roma era una plaza moribunda gobernada por un Papa menor, por mucho que ahora le llamen el Magno, mientras que el cristianismo sólo prosperaba en Bizancio hasta el punto de llegar a China e India.
No podemos creer a los burócratas del tal León, en parte por sentido común y, en parte académica porque los Hunos no estaban sometidos a “any reverence for religion or superstition.” (cf. P. Howarth. 1994. Attila, King of the Huns. Man and Myth; p. 160)

Siglos después de las andanzas de Atila, la manipulación de su historia se mantiene gracias a la manipulación gráfica. Siendo la imagen la rama cultural que más ha crecido desde Gutenberg y Mélies, quizá sea útil espigar en la iconografía un ramillete de las absurdas invenciones que llevan siglos alimentando los odios y prejuicios que Europa vierte a diario contra los Hunos, desde la antes copiada obra del taller de Rafael -un feo panfleto para mayor gloria del Vaticano-, hasta las risibles pero venenosas de Hollywood. Velay:Uno de los escasos retratos coetáneos de Atila (ca. 395-453); éste tampoco es de fiar pues se le atribuye a Santa Marina, año 470.

A unos más que dudosos 58 años de edad, Atila muere dizque de una vulgarísima hemorragia nasal pero bien acompañado por una cariacontecida Ildico, princesa bactriana con quien pasaba la noche nupcial. La mort d’Attila, por J. Villeclère; siglo XIX, Musée des Beaux Arts.Roma envía al general Aecio para negociar un tratado de paz con los Hunos, pueblo gobernado por el dialogante rey Bleda… y por su hermano Atila, despiadado y belicoso. Sinopsis de la película Atila: hombre o demonio (1954) Sofía Loren de pechugona y Anthony Quinn con los bigotes de Cantinflas.

Los húngaros consideran a Atila casi como el fundador de su país. Helos aquí desfilando ‘bárbaramente’ ante los presidentes de los países de lengua túrquica: Kirguizistán, Kazajastán, Azerbaiján, Uzbekistán y Turquía.

Con esta nota, hemos querido estudiar cómo el Poder se tapiza con nuevos cortinajes, algunos heredados de la Antigüedad (imperios nómadas) y otros, inéditos (nómadas digitales) Aunque no tan inéditos -véase el indirect rule del Raj británico-, los modernos no tengan homologado el término que caracteriza su dispersiva inclinación, todos ellos sufren a un remoto y amable emperador –rey es vocablo anticuado- y, por ende, pueden etiquetarse como formas imperialistas. Dicho de otro modo, el arcaico desierto como ‘núcleo irradiador’ -perdón-, hoy se continúa en otro desierto, ahora rebosante de ornatos técnicos pero con un pueblo errante fragmentado dentro de una sociedad próxima a la anomia.

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