Yemen: al-Hodeidah, la batalla decisiva

Yemen: al-Hodeidah, la batalla decisiva

Guadi Calvo*. LQS. Junio 2018

A pesar de que el mundo del Islam se encuentra en plena Eid al-Fitr (Fiesta de la ruptura del ayuno) tras el mes sagrado de Ramadán, una celebración de la importancia de la navidad cristiana, los combates no se han detenido y en al-Hodeidah, la población ha acumulada la mayor cantidad de víveres sabiendo que de entrar las fuerzas invasoras, los combates serán tan prolongados como sangrientos

Desde hace casi una semana se desarrolla la operación, Golden Victory, contra el estratégico puerto yemení de al-Hodeidah, sobre el Mar Rojo, no solo será la batalla terrestre más impórtate de esta guerra, sino que muy posiblemente marcará el final del conflicto a favor de las fuerzas aliadas encabezadas por Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y asistidas por los Estados Unidos, Israel, Francia y Reino Unido.

Tras los combates por el aeropuerto de esa ciudad, que según fuentes occidentales ya habría caído en manos de las fuerzas invasoras, los combates se comenzaron a extender hacia la propia ciudad de al-Hodeidah. Soló el sábado se registraron al menos 280 muertos.
Los combates por el aeropuerto fueron particularmente sangrientos, dado la dura resistencia ofrecida por la el frente Ansarolá (Partidarios de Dios) más conocidos como houthis, por el nombre de su líder Abdulmalik al-Houthi, una organización popular yemení compuesta por chiís, un 47 por ciento de los 27 millones de ciudadanos y a un gran número de sunníes de clases baja.

Algunas fuentes, siempre pro-occidentales, advirtieron sobre decenas de muertos de ambos bandos desde el inició de las acciones el miércoles 13 de junio, debido a la férrea defensa de los houthis, que cubrieron las vías terrestres de acceso al aeropuerto, con minas y bombas camufladas entre rocas y bolsas de trigo, aparentemente abandonadas, además de un gran número de francotiradores.

Las operaciones para el asalto final del aeropuerto, que se había planeado para el sábado, ya para última hora del viernes, había comenzado a disminuir su ferocidad, debido a que la intensión de los jefes sauditas es conquistar el aeropuerto, ocasionando la menor cantidad de daños a los edificios, las pistas y los aviones de combate estacionados en cercanías de la estación aeroportuaria.

De confirmarse la caída del aeropuerto de al-Hodeidah, las fuerzas invasoras intentaran asaltar el puerto de la ciudad, ya que según la inteligencia aliada, allí llegarían armas y misiles provenientes Irán, para las fuerzas houthies. Según el departamento de estado norteamericano los misiles que cada vez con más frecuencia impactan en territorio saudita, tendrían esa procedencia. Por lo que cortar esa ruta de abastecimiento sería sustancial par Riad, para torcer finalmente el curso de la guerra. Ya que si las fuerzas houthies lograran conservar el puerto sin duda la guerra continuaría casi de manera indefinida.
Por lo menos así lo entiende el ministro de Asuntos Exteriores de los Emiratos Árabes Unidos, Anwar Gargash, quien declaró que “la batalla por al-Hodeidah es esencial para romper el estancamiento en la guerra civil, que de otro modo podría prolongarse durante años”.
Otro incentivo para las fuerzas invasoras, es que tras la caída del puerto se aseguraría la navegación en el estrecho de Bab al-Mandab o Puerta de las Lamentaciones, un paso siempre crítico para las naves, fundamentalmente petroleras, que desde el estrecho de Adén procuran alcanzar el Mar Rojo, siguiendo al Canal de Suez, rumbo a los puertos europeos.

A pesar de que el mundo del Islam se encuentra en plena Eid al-Fitr (Fiesta de la ruptura del ayuno) tras el mes sagrado de Ramadán, una celebración de la importancia de la navidad cristiana, los combates no se han detenido y en al-Hodeidah, la población ha acumulada la mayor cantidad de víveres sabiendo que de entrar las fuerzas invasoras, los combates serán tan prolongados como sangrientos. Algunas fuentes describen a las calles de la ciudad como ya desiertas a excepción de mendigos y combatientes.

Al-Hodeidah tiene una población cercana a los 600 mil habitantes, por lo que una batalla en su interior podría provocar un número impensado de víctimas, a los que se sumarían los 12 o 15 mil que ya se han producido en estos tres años y tres meses de guerra.
Otro atractivo para la conquista de al-Hodeidah, por parte de la coalición invasora, es que se encuentra a solo 150 kilómetros al suroeste de Sanaa, la capital yemení, bajo el control houthis desde 2012. En esto momentos por lo menos 2 mil efectivos de la coalición saudita esperan órdenes a las afuera de la ciudad. Mientras que Riad ha reconocido que desde el miércoles último, la alianza realizó 18 ataques aéreos contra posiciones houthies en las afueras de al-Hodeidah.
Fuentes pro yemenitas han anunciado la destrucción de trece unidades blindadas de la coalición y la muerte de sus ocupantes en la región de al-Fazeh, al oeste al-Hodeidah.

Se estima que de ser derrotados las fuerzas houthies se retirarán a las montañas cercanas donde seguirán librando batalla contra los invasores, con otras estrategias, lo que hará sin duda todavía más lejanas la paz en Yemen, por otra parte de caer la ciudad de al-Hodeidah, no solo se producirá una matanza por los combates, sino que se llevaran a cabo infinidad de venganzas contra los chiíes tanto por parte de los invasores como un grupo armado conocido como Resistencia Popular Tihamah, (TPR) una fuerza aliada al ex presidente yemení Abd-Rabbu Mansour Hadi, responsable político de esta guerra, cuyo integrantes podrían ser tanto mercenarios, como hombres de al-Queda para la Península Arábiga y miembros del Daesh.

La boca de Yemen

Dos tercios de la población yemení dependen del puerto de al-Hodeidah para conseguir alimentos y ayuda humanitaria, dado que es el único puerto de aguas profunda y el que ha quedado exento de le fuerte bloqueo de las fuerzas invasoras. De caer el puerto, llamado “la boca de Yemen”, porque históricamente ha sido el receptor de las importaciones, se podría incrementar en mucho la crisis alimentaria y sanitaria, que sufre Yemen, el país más pobre de Medio Oriente. Ya en mayo de 2017 un gran brote de cólera, afectó a má
s de un millón de personas, aunque el registro de muertos es incierto. Además del cólera de manera permanente se registran epidemias de dengue, malaria y difteria.
Las necesidades humanitarias de Yemen, han aumentado con la prolongación de la guerra, de los casi 27 millones de yemeníes, 8.4 millones dependen de la ayuda exterior para sobrevivir la mayoría en peligro literalmente de morir de hambre.

Por su parte Naciones Unidas, por intermedio del enviado especial a Sanaa, Martin Griffiths, llegado a la capital yemení el último sábado 16, intenta convencer a los líderes houthies, de que se retiren de la ciudad de al-Hodeidah. Al tiempo que nada hace por detener el avance saudita, que es la fuerza invasora y quien han iniciado el conflicto.

Históricamente el puerto de al-Hodeidah, fue el gran punto de llegada de productos extranjeros, con casi un 85 por ciento de eses importaciones incluidos alimentos y medicinas y combustible.

Arabia Saudita en 1934, en su campaña de unificación de la península arábiga, mantuvo una guerra con el entonces Imanato yemení e intentó apoderarse del puerto de al-Hodeidah aunque fracasó, del vano orgullo saudita, debe haber mucho de aquella derrota, para una vez más intentar un masacre, quizás, esta vez, definitiva.

* Escritor y periodista argentino. Publicado en Línea Internacional
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