Caca de ballena y mercados de carbono

Caca de ballena y mercados de carbono

Por Silvia Ribeiro*

El Fondo Monetario Internacional (FMI) opina que las ballenas pueden ser consideradas una “solución climática” y como tales generar créditos de carbono para el mercado financiero. Según varias organizaciones indígenas y ecologistas, se trata de otra medida que empeora tanto la crisis climática como la situación para las ballenas.

FMI se enfocó hace desde hace algunos años en señalar que se deberían monetizar las ballenas

Las ballenas cumplen funciones muy importantes para toda la vida marina. En sus trayectos de miles de kilómetros, recorren los océanos desde las zonas más frías a las tropicales, moviéndose también desde áreas marinas profundas a la superficie a respirar. En estas migraciones estacionales, dependiendo de la especie y su hábitat se alimentan de pequeños crustáceos como krill, de algunas especies de pequeños peces y zooplancton. Sus excrementos, a menudo muy ricos en hierro, fertilizan las aguas superficiales, aumentan el crecimiento de plancton y generan alimento para muchas otras especies.

Con la cada vez más dominante métrica global del carbono, que es la nueva medida de todas las cosas, a partir de aislar el cambio climático como si fuera independiente de todas las otras crisis ambientales, sociales, económicas, políticas, el FMI se enfocó hace desde hace algunos años en señalar que se deberían monetizar las ballenas, o mejor dicho, la caca de ballena, como una fuente importante de absorción de dióxido de carbono de la atmósfera.

Las ballenas son objeto de depredación por industrias pesqueras y víctimas frecuentes por heridas, contaminación, sonidos y otros impactos que las enferman y diezman por parte de las industrias de transporte marítimo, de petróleo y gas, de minería marina y otras. Por ello al FMI y los mercaderes del carbono se les ocurrió que al estimar su absorción de carbono y ponerle un precio en créditos o bonos de carbono, se estimularía su conservación, ya que las empresas que causan su extinción podrían ver un nuevo interés económico en ellas.

El FMI y las ONGs transnacionales de la conservación, como Conservación Internacional, WWF y similares, proponen que se hagan para las ballenas programas de “compensación” climática y otros parecidos al llamado REDD para los bosques (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de bosques) por el cual se les paga a los talamontes para dejar una parte del bosque en pie. Con casi dos décadas de experiencia, REDD ha demostrado ser un programa que no ha dado ningún resultado para detener la deforestación, ni el cambio climático pero sí ha sido una fuente de subsidios públicos para las empresas que deforestan. Uno de los mecanismos usados, es que los talamontes alegan que pretendían deforestar mucho más de lo que realmente planeaban, con lo cual reciben dinero para supuestamente no explotar lo que de todas maneras no iban a hacer. En el camino, se han violado territorios derechos indígenas, por lo que un reciente encuentro de pueblos indígenas de la Amazonía piden terminar urgentemente con los proyectos REDD (Movimiento Mundial por los Bosques, Julio 2024)

En el caso de las ballenas, esos programas tendrían un resultado parecido: las compensaciones o créditos de carbono generados por supuestamente no matar ballenas, servirán para justificar las emisiones de las industrias que destruyen su hábitat y causan el cambio climático, lo cual acelera la extinción de las ballenas. Además, las ballenas y el sustento de hábitat y redes alimentarias marinas que sustentan, también son parte de los modos de sustento de pueblos indígenas.

Tampoco es verdad que las ballenas y sus excrementos sean “sumideros de carbono”. Esto es una exageración intencional del FMI, las organizaciones conservacionistas y otros. Si bien es verdad que fertilizan los mares y esto es fundamental para el crecimiento de plancton, el carbono que absorbe el plancton luego se libera al ser consumido en la cadena alimentaria. Hay varios artículos científicos al respecto, que muestran justamente que tomado todo el ciclo de vida, el carbono se absorbe y circula en el ecosistema marino, pero no permanece “secuestrado” ni en el plancton ni en los cuerpos de las ballenas que se depositan en el fondo.

No obstante, el FMI y las ONGs conservacionistas promueven estos proyectos, como parte de lo que ahora se llaman proyectos de carbono azul o economía azul (paralela a la anterior llamada economía verde).

Conservación Internacional (CI) con algunas organizaciones maoríes en Nueva Zelanda están promoviendo uno de los mayores proyectos de carbono azul a nivel global, el proyecto Hinemomoana Halo, con el que además de buscar generar compensaciones y bonos de carbono con las ballenas, también se pretenden ampliar cultivos masivos de algas y otras actividades, incluso formas de geoingeniería marina de remoción de carbono de la atmósfera. (CDR por sus siglas en inglés). Llaman a esto el primer proyecto de bonos de carbono azul dirigido por indígenas.

Pese a los bonitos folletos con motivos indígenas producidos por CI en ese proyecto, el ánimo de inversión especulativa a la que se dirige el proyecto es inocultable: mencionan que los inversores del proyecto serán las mayores compañías transnacionales que con sus actividades causan el cambio climático, como las titanes tecnológicas Apple, Amazon, Microsot y otras como Walmart. Mencionan también el alto interés de los grandes bancos transnacionales y gestores de activos, que son los actores pesados del mercado financiero especulativo. La principal ganancia esperada del proyecto Hinemomoana Halo sería en el mercado financiero, no con las ballenas o las algas. Pretenden expandir las actividades en muchas zonas del Pacífico.

En la misma tónica de aprovechar los nuevos mercados de “carbono azul”, se están desarrollando proyectos dirigidos desde instituciones de California, Estados Unidos que de hecho “anexan” Baja California, como parte de este tipo de nueva apropiación de los ecosistemas marinos y costeros.

Tal como expresa Panganga Pungowiyi de la Red Ambiental Indígena, estos esquemas de mercados de carbono, “continúan el legado de utilizar tierras, océanos, cuerpos, bosques y aire indígenas como zonas de sacrificio”.

Más información:
Global Justice Ecology Project
Salvemos a las ballenas del mercado de carbono

* Periodista y activista uruguaya, directora para América Latina del Grupo ETC, con sede en México. En “desInformémonos”
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