José Manuel Caballero Bonald, in memoriam
Ifigenia Bueno Bordell. LQS. Mayo 2021
Hoy es un día triste para el mundo literario. Ha muerto José Manuel Caballero Bonald (11 de noviembre de 1926 – 9 de mayo de 2021), así que desde mi humilde muro mando mi más sentido pésame a todos sus compañer@s y amig@s y en especial a su esposa Pepa Ramis con quién compartió más de 60 años de vida en común.
La vida me ha dado oportunidad de conocerlo personalmente y de haber participado en varias presentaciones y homenajes así que todo un honor para mí haberlo podido vivir tan de cerca.
Recuerdo que en el homenaje que con motivo de su 80 cumpleaños se hizo en Congreso del año 2006 que realiza la Fundación que lleva su nombre en Jerez y en el que estuve presente, Caballero Bonald, comentó lo siguiente: “El permanecer en la brecha te rejuvenece. El que no se queda callado, el que iguala el pensamiento con la vida, tiene ya mucho ganado para rejuvenecer”. Han pasado cerca de 15 años desde entonces y es rigurosamente cierta aquella afirmación, como hemos podido comprobar, pues casi hasta hoy se ha mantenido joven, al menos intelectualmente.
Que eligiera esta zona para vivir, es algo de los que l@s sanluqueñ@s deberíamos de sentirnos orgullosos. Que su Argónida, su Doñana, su paraíso privado, haya sido su referencia humana, que ese paisaje natural esté siempre en buena parte de su biografía, que sea ese mismo paisaje el que le ha inspirado sus memorias y algunas poesías y que haya sido el centinela privado ante el estado de acoso a su integridad que sufre nuestra Doñana y ahora el Río Guadalquivir, eso no se puede pagar con nada material, sólo con nuestro agradecimiento.
En un acto de Encuentros en la Paz que hicimos desde IU en 2014, recuerdo que sentí cierto pudor estar sentada al lado una figura literaria de su talla, que acabada de recibir el premio Cervantes en 2013 y hacer su presentación con los buenos críticos literarios que siempren le acompañan, pero creo que salí airosa de la misma y satisfecha de esos pequeños lujos que la vida te presenta.
Caballero Bonald es uno de los escritores primordiales de la literatura de buena parte del siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI. Repasando su biografía me ha recordado la canción de Sabina “La del pirata cojo”, ese hombre, ese intelectual polifacético que ha vivido tantas vidas: autor de las páginas más memorables de la literatura, ha hecho radio, adaptador de textos, guionista, editor, actor secundario, investigador folklórico, productor, flamencólogo, profesor, traductor, pintor, un apasionado, un insumiso, un infractor, un disidente, un hombre que ha levantado la poesía como bandera, un resistente, un correcaminos y trotamundos, y por parecerse más al pirata, su afición por el mar ejerce en él una fascinación muy especial, por todo lo que representa: la libertad absoluta, y también la aventura. Habría que preguntar a Sabina si no se inspiró en su vida cuando compuso esta canción.
Si no me equivoco creo que ha editado entre poemarios y antologías más de 30 volúmenes, cinco obras narrativas, tres memorias, tres adaptaciones de teatro clásico, no menos de 20 obras más de carácter diverso y un sinfín de colaboraciones con revistas y grupos literarios.
Más que a una generación, a él le gustaba decir que pertenecía al grupo de los 50, (Barral, Gil de Biedma, Ángel González, García Hortelano, Valente, Claudio Rodríguez, Agustín Goytisolo…) porque más que las afinidades literarias, les unían una actitud moral frente a la dictadura, esa oposición al régimen franquista, que le hizo conocer la cárcel, la censura y el exilio voluntario. Era el tiempo de la utopía, y otras muchas cosas que tenían también en común, como la estatura, y esa nueva manera de vivir, de trasnochar y de beber.
Es un escritor cuya literatura profundiza en la memoria colectiva y personal de los hombres. Su escritura huye de lo corriente. Un ejemplo de rigor y lucidez con una extraordinaria capacidad de trabajo. Es hijo del mestizaje y del barroco, con un gusto exquisito por la palabra escrita, por el lenguaje culto y elegante, que utiliza palabras y adjetivos fuera del uso común, la musicalidad en sus letras, la originalidad de sus composiciones, la exactitud en sus estructuras líricas, y sus infinitos matices, hacen única su obra. En definitiva, que es incapaz de escribir mal Los que la habéis leído sabéis de lo que hablo, y los que no, lo más acertado es recomendaros que os acerquéis a su narrativa los que os guste la novela y los que amen la poesía que lean sus poemas, o lo ideal, la totalidad de su obra.
Como escritor comprometido, nunca ha podido estar al margen de lo que ocurre en nuestro país, nunca cambió de chaqueta, siempre estaba donde tenía que estar, un poeta que ha sabido luchar en la calle con la palabra, con la poesía, con las que eran y son sus armas. Siempre partiendo de un sentido profundo de la estética para cerrar filas con los de abajo, con los desposeídos, con los débiles con los desahuciados. Siempre se ha mostrado partidario de lo público, de ahí su indignación con la destrucción que se está llevando a cabo, del afán colectivo en aras del progreso, tanto desde el punto de vista ideológico como económico.
Este maravilloso poema en prosa o prosa poética de su libro Laberinto de Fortunas, una especie de autorretrato, creo que de alguna manera nos acercan a la persona y al poeta que conviven juntos: “Vengo de muchos libros y de muchos apremios que la imaginación dejó inconclusos. Vengo también de un viaje absolutamente maravilloso que no hice nunca a Samarcanda. Y de un terror consecutivo vengo igual que de una madre. Soy esos hombres juntos que mutuamente se enemistan y ando a tientas buscando el rastro de una historia donde no comparezco todavía. ¿Seré por fin ese protagonista que de siempre ronda entre mis libros y que también está aquí ahora sustituyendo a quien no sé? Sólo el presente puede modificar el curso del pasado”.
Deseo que la tierra le sea leve. Su compromiso será nuestra guía y que esa llama de la cultura comprometida no la dejemos apagar.
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