100.000 millones: más deuda (pensando en Grecia)
La Unión Europea, a través del Fondo de Estabilidad Europeo, ha abierto una línea de crédito de 100.000 millones de euros para el gobierno del reino de España.
Ante la ceremonia de confusión orquestada por De Guindos, en una conferencia de prensa bochornosa, conviene recordar que el beneficiario de esta línea de crédito no son los bancos españoles sino el FROB, el fondo de garantía bancaria, que depende del Gobierno, y que, en consecuencia, las sumas que éste (el Gobierno) decida utilizar (con ese tope de 100 mil millones) deberán ser devueltas por el Estado español, y no directamente por los bancos.
El FROB, en función de las estimaciones de necesidad de capitalización que se están realizando, aportará a los bancos que el Gobierno decida, los fondos que también decida. Lo hará siguiendo diferentes fórmulas (directamente en capital, en obligaciones convertibles en capital, en forma de “préstamo”, o como sea). En teoría, los bancos devolverán (si es un préstamo, pero no si se trata de aportaciones en capital) estos fondos al FROB, que a su vez los devolverá a la Unión Europea.
Esto es pura teoría ya que las entidades beneficiarias (en primer lugar las ya intervenidas por el banco de España: Bankia -19.000 millones-, Catalunya Caixa y Novagalicia -9.000 millones entre las dos- y Banco de Valencia) no podrán en ningún caso generar beneficios que permitan devolver esas sumas.
Se trata, pues, de una medida de urgencia destinada a cubrir el enorme agujero provocado por la corrupción de la casta política en las Cajas de Ahorro. Es el mínimo para “no cerrar el chiringuito”; no tiene nada que ver con que “el crédito fluya” ni tonterías parecidas. La única verdad que De Guindos dijo en su rueda de prensa es que “hay que mirar hacia delante”. Lógico, porque si miramos hacia atrás, nos tendremos que preguntar dónde ha ido a parar todo ese dinero que ahora falta.
Esta cobertura del enorme desfalco producido se presenta como una buenísima noticia, pero en realidad el agujero se cubre con un nuevo préstamo, aumentando la deuda del Estado en un equivalente del 10% del PIB, y del déficit anual a la altura de los intereses que habrá que pagar.
Recordemos también, para los que se preguntan de dónde salen esos 100 mil millones de euros, que éstos salen del “compromiso” de los estados de eurolandia de aportar esas sumas al Fondo de Estabilidad. Estamos siempre, no lo olvidemos, en la esfera del dinero “virtual”, de los avales de los estados, de sus “compromisos”.
Se miente, además, al decir que sólo hay condiciones para los bancos. Por supuesto que se van imponer a los bancos cierres de agencias y despidos, fusiones y una reestructuración general. Pero no es menos cierto que lo que se va a seguir desde Europa son las propias cuentas del Estado Español. Se van a exigir más ajustes en pensiones y sanidad, así como el aumento del IVA y otros impuestos.
La realidad de las cifras es mucho peor. La banca española debe a los bancos alemanes 500 mil millones de euros y otros 400 mil millones al Banco Central Europeo. Si redondeamos con lo que se debe a los bancos franceses, estadounidenses y otros, se sobrepasa el billón de euros, que es, más o menos, el equivalente del PIB anual del reino de España. Esto nos da la medida de la magnitud del problema, ya que esa deuda nunca podrá ser devuelta por los bancos españoles. Los 100 mil millones de hoy, en los cuales hay un margen de aproximadamente el 50% para poner parches por aquí o por allí, no son más que una gota de agua. Pan para hoy y hambre para mañana.
¿Por qué entonces esa urgencia en apuntalar el chiringuito? Pues porque el domingo próximo tienen lugar las elecciones griegas, y si el resultado no es el que los mercados esperan, la onda expansiva no sólo sacaría a Grecia del euro sino que se llevaría por delante a la banca española.
Vienen tiempos muy difíciles. La crísis entra ya en su tercera fase, la de las confrontaciones entre estados, después de la primera (la de los bancos) y de la segunda (la bancarrota de los estados). Por eso el FMI y Obama han apretado a los alemanes para que pongan más dinero encima de la mesa: quieren seguir en su loca carrera de pagar préstamos con nuevos préstamos, por eso van a oír ustedes hablar, y mucho, en los próximas semanas de Siria y de Irán.