12 de febrero: La democracia se sienta en el banquillo

12 de febrero: La democracia se sienta en el banquillo

Alejandro Pacheco / Iñaki Alrui. LQS. Febrero 2019

El 12 de febrero se inicia en nuestro país un nuevo episodio de persecución política de primer nivel. La democracia se sienta en el banquillo. Otra vez un juicio político a presos políticos para dar escarmientos políticos. Algo clásico en España

El pueblo catalán ha querido ser dueño de su destino; lleva siglos queriéndolo y mereciéndolo. Una gran parte del pueblo español –incluida la mayor parte de la izquierda– se aferra visceralmente a la idea de que esa voluntad democrática de soberanía es una declaración de guerra, un obstinado, anacrónico e insano plan para romper la España Una y Única, la sola concebible en el ideario constitucional heredado de la tradición borbónica, falangista y nacional católica española. “Romper España” suena tremendo, pero más tremendo aun suena el mantenerla uncida sólo por la amenaza y el uso de la fuerza. Más tremendo aun es que en una autocalificada democracia se tenga pavor al solo enunciado del derecho a la autodeterminación y se le defina como hostilidad entre los pueblos cuando es el más elemental procedimiento democrático para redefinir la relación entre ellos, los pueblos, desde la libertad y el respeto mutuo.

No es casualidad que se atrincheren tras la Constitución del 78, uno de cuyos propósitos fundacionales fue, precisamente, blindar política, judicial y militarmente la Patria Una de la dictadura franquista. Dice Sánchez que “dentro de la Constitución, todo; fuera de la Constitución, nada”. El problema es que dentro de esta Constitución no caben derechos democráticos tan elementales como la elección de la Jefatura del Estado o el derecho de autodeterminación, y que dentro del bloque constitucionalista las riendas están en manos de una panda de fanáticos reaccionarios sobredosificados que llevan a rebufo al mismo PSOE. Las diferencias entre ellos radican en sus estrategias electoralistas, no en el fondo del asunto. Ese es el constitucionalismo de 1978.

Se inicia un proceso contra los “golpistas” catalanes, que en realidad es un proceso que amenaza a todos los que disienten, a los que rechazan el pensamiento único…

El españolismo, que es manso y camarero ante las imposiciones de fuerzas exteriores –UE, EE.UU., FMI, BCE, etc.–, se torna violento y bravucón en lo que entiende como SUS dominios, SU casa. Un comportamiento similar al presente en muchos casos de violencia doméstica: sumisión hacia fuera, despotismo y crueldad hacia dentro. Todo “por amor”, “todo por la Patria”.

“Por la Patria”, cruelmente, van a ser juzgados a partir del próximo 12 de febrero los líderes sociales y políticos soberanistas de Cataluña, l@s pres@s politic@s catalan@s, acusados nada menos que de rebelión y sedición. Como esos delitos requieren el uso de la violencia y todo, absolutamente todo, el proceso sometido a juicio –del 20 de septiembre al 27 de diciembre de 2017− transcurrió en términos ejemplarmente pacíficos, el Estado pensó: “No hay de qué preocuparse. Lo que falta lo ponemos nosotros”. Y lo puso: brutal violencia policial en las calles y violencia-ficción en los atestados judiciales. Ningún juez europeo ha visto tal violencia por parte de los acusados ni tal rebelión, pero eso aquí no importa. Inventada la mentira solo caben dos opciones: rectificarla discretamente o agigantarla para que, al ocuparlo todo, parezca una verdad innegable. La (in)justicia española ha optado por la segunda opción. Es una maestra de la costura. Siempre ha sabido confeccionar hechos a la medida del delito deseado.
La serenidad de los “Jordis” y su llamamiento a la tranquilidad y la convivencia, el ejemplo de valor democrático dado por millones de catalanes el 1 de octubre de 2017 materializando el derecho a decidir en las urnas, la demanda de diálogo respetuoso desde las instituciones representativas de Cataluña y el cumplimiento de los programas por los que habían sido elegidos sus miembros… todo ello, en el disparate crónico que es España, ha desembocado en detenciones, prisiones prolongadas, exilios, procesamientos, censuras, inhabilitaciones, mucho 155…

Se inicia un proceso contra los “golpistas” catalanes, que en realidad es un proceso que amenaza a todos los que disienten, a los que rechazan el pensamiento único, a los que quieren expresarse y decidir y vivir en libertad… Nos juzgan a todos. Tomarse la democracia en serio es un grave delito en España.

En lo judicial, la suerte parece echada. Nos toca a los pueblos ocupar la escena. Merecernos o no la libertad. Ahora estamos todos exigidos a luchar por ella, con el apoyo a tod@s l@s procesad@s, con la defensa del Derecho a Decidir y el soporte a una República catalana libre y solidaria.

– Imagen de cabecera:
A veces el juego de imágenes y pequeñas frases, aclaran más que los grandes ensayos. Nosotras hicimos: CataloniaWars

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One thought on “12 de febrero: La democracia se sienta en el banquillo

  1. El peor juicio es el que hace la población de este país, la indiferencia, seguir la corriente de losbmass media, no pensar, no plantearse que se están vulnerando los Derechos Humanos y las Libertades de todas. Y eso ya es una condena, contra el procès, contra todos. Si no abrimos.los ojos, seguiremos negándonos nuestro propio futuro

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