2011: otro Nobel de economía fuera de tono
El último Premio Nobel de economía se ha concedido a Thomas Sargentha y Christopher Sims.
Dicen que Alfred Nobel quería que se premiara a aquellos que "han generado un beneficio mayor a la humanidad" Pero los premios que llevan su nombre no siempre se utilizan con esta noble finalidad.
Thomas Sargentha es un economista influyente: Sus propuestas han dado argumentos a los economistas convencionales para presionar a los gobiernos para que priorizaran la desregulación, la privatización, el control de la inflación y olvidaran el pleno empleo. El resultado han sido tres décadas en las que los salarios disminuyeron, muchas personas perdieron su estabilidad laboral y / o se tener que endeudarse y donde prosperaron las políticas que han alimentado (y alimentan!) Las raíces de la crisis económica actual.
A mediados de los setenta Thomas Sargentha contribuyó a popularizar la "teoría de las expectativas racionales" que se sustenta en la subjetividad de la gente y la acompañó de una formulación según la cual los mercados son eficientes y la economía en su conjunto es estable y tiene capacidad de autocorrección. Según esta opinión no existe el paro involuntario y por tanto los parados lo están por que no tienen ganas de trabajar, quieren beneficiarse de los subsidios e ir al bar.
Es verdad que los que han concedido el Nobel han resaltado las aportaciones teóricas de Thomas Sargentha a la econometría, y eso también lo han repetido la mayor parte de comentaristas. Pero de hecho, de esta manera se está premiando a la sofisticación matemática con la que él mismo ha envuelto sus propias teorías. En todo caso, estas opiniones críticas no significan ignorar que entre los estudios de Thomas Sargentha podemos encontrar algún trabajo de cierto interés e incluso con conclusiones razonables. Pero la excepción no rompe la norma.
En mi opinión, Christopher Sims es otra cosa ya que en este caso sí podemos decir que el mérito principal ha sido desarrollar un método estadístico que ayuda a hacer algunas previsiones. Ahora bien, lo que en este momento conviene, y sobre todo viendo lo que nos está cayendo, no son tanto las herramientas que ayudan al análisis del capitalismo desde fuera sino las aportaciones que nos permiten comprender las verdaderas contradicciones internas de este sistema tan injusto y destructivo.