7 de marzo. Sí, 7 de marzo*

Te lo repito: si-e-te-de-marzo. No sabes qué es esa fecha, ¿verdad? Pues es la fecha que pone en evidencia la poca credibilidad de tus palabras, porque alguien que se atreve a negarla sin más, se desautoriza él mismo para ser tomado en serio.

Sigues sin entender nada, ¿me equivoco? Bien, seré bueno y no te haré sufrir más: el 7 de marzo de 2012, mi hijo y yo presentamos denuncia por agresiones y demás contra la policía… y si no lo hice de manera inmediata, fue por esperar la respuesta de Inma, de CC.OO., que tardó DOS semanas. Aunque te pese, aunque la niegues, la realidad es aplastante, ¿no? (Ya puedes respirar y beber agua).

Tu respuesta era más que predecible: negar la mayor, como siempre habéis hecho, de lo contrario, no hubiera escrito lo que he publicado a los cuatro vientos: “se puede engañar a muchos, pero no se puede engañar a todos, siempre”.

Puedes dar tu visión, subjetiva, claro, parcial, claro, como la de todo el mundo, claro…

Pues no, la mía, no. Porque mientras que tú hablas, yo hago una constatación de los hechos. Las actas de las reuniones de junio, hasta hoy, dan buena cuenta de lo que digo, y esas junto con las conversaciones que he mantenido con participantes relevantes de la asamblea, han sido mis fuentes fidedignas de información. ¿También quieres negarlas, como la denuncia? Pues has pinchado en hueso, pues esos documentos son de dominio público y guardo buena copia de ellos, por si acaso.

En las actas queda constancia de lo que ya he expresado y no voy a repetir. Y queda constancia de las llamadas desesperadas en las convocatorias de las reuniones a la ausente participación de esas 23 organizaciones, por uno de los miembros más activos de la asamblea, quien de hecho, durante muchos meses, ha sido la única persona que ha tirado del carro respecto a lo que al compromiso y respuesta política se refiere, no en la jurídica, de acuerdo que ahí es donde ha perdido fuelle la Asamblea. ¿Que de quién hablo? Por favor, léete las convocatorias de los últimos meses y lo averiguarás enseguida por la repetición de su nombre, que parecía ser al único que le importaba dar una respuesta a la represión, aparte de la jurídica. Ah, ¿que tampoco te has leído las actas? Entonces, ¿qué valor tienen tus palabras?

En mi carta-denuncia no he dicho nada que no os hubiera dicho ya a la cara y de buenas maneras en el Micalet. Al final de una de esas en las que coincidimos, me dijiste que “todas estas historias siempre eran igual: al final somos los independientes los que les sacamos las castañas del fuego a los partidos y sindicatos, mientras ellos se llevan las flores”. ¿La recuerdas? ¿o también lo niegas? Si es así, creo que deberías pensar seriamente en hacértelo mirar.

Salí más que asqueado de las reuniones de la Asamblea del Micalet, porque me parece obscena esa manera de funcionar en que lo único que consigue es mantener el estado de las cosas por pura inercia.

Supongo que seguirás sin entender nada.

Descuida: “Quien no entiende una mirada, no entenderá una larga explicación”. (Proverbio árabe).

Para subsanar, en caso de haberse producido, ese posible problema, reproducimos a continuación el mensaje de Ernesto Rodrigo, escrito el 24 de enero y dirigido a Ricardo Caro.