Medios británicos culpan a Putin de los recientes disturbios

Medios británicos culpan a Putin  de los recientes disturbios

Por Tomás F. Ruiz

Resulta cuando menos inquietante que la prestigiosa prensa que en otros tiempos convirtió al Reino Unido en un modelo de libertad de expresión para el resto de democracias europeas, haya caído tan bajo en su servilismo a intereses extranjeros

La campaña de demonización emprendida por la prensa británica contra Rusia y, más concretamente, contra su presidente Vladimir Putin, está alcanzando cotas esperpénticas en el Reino Unido.

Sin ninguna vergüenza, movidos sin duda alguna por sustanciosas y oportunas gratificaciones, algunos medios británicos promueven la imagen de un Putin siniestro y manipulador, un diabólico troll que maneja desde la sombra toda la oleada de vandalismo ultraderechista que sufre el Reino Unido. Según la prensa británica, el presidente ruso es quien, evocando los métodos de la antigua KGB, mueve desde el Kremlin los hilos que han generado los últimos disturbios xenófobos contra inmigrantes y refugiados en todo el territorio británico. Aún ningún medio británico se ha atrevido a hacer al presidente ruso responsable del asesinato de las tres niñas de Southport que fueron acuchilladas, pero, tal y como están los ánimos, es posible que pronto se llegue a tal punto de grotesca y malintencionada presunción.

Putin, cerebro master de los disturbios

El diario Metro, uno de los más leídos en Londres y que se reparte de forma gratuita, habla de un siniestro “mastermind” que opera desde San Petersburgo y desde donde se ha propiciado la oleada de disturbios que desde más de una semana atrás sufre el Reino Unido. Putin, según la versión de los hechos que ofrece este diario, es el responsable último de esta caótica situación.

Según la autora del artículo, Sarah Hooper, ha sido Putin quien, recurriendo a través de las redes a un patriotismo incendiario, ha despertado el odio racial y la xenofobia en todo el territorio británico. Según esta peregrina versión de los hechos, toda la perturbadora campaña de vandalismo, destrucción y acoso a las minorías étnicas que está sufriendo Gran Bretaña -especialmente destructiva con las mezquitas y refugios de inmigrantes-, ha sido promovida desde Rusia y encontrado un especial eco entre los “patriotas” que conforman la ultraderecha británica. Para ello, la periodista Sarah Hooper recurre a las declaraciones Keir Giles, cómplice de la organización terrorista OTAN, y que atribuye a Putin todo tipo de mensajes incendiarios que, en nombre de “patriotas” inexistentes, están siendo promovidos en los medios británicos desde que comenzaron los disturbios y cuyo objetivo encubierto es causar división y enfrentamiento entre la población británica.

Según esta teoría conspirativa, el Reino Unido está siendo bombardeado con este tipo de mensajes tóxicos, generados por “un vasto ejército de perfiles fantasma” que tiene su origen en territorio ruso, concretamente en la ciudad de San Petersburgo. Basándose en esta peregrina teoría de “conspiración”, el considerado experto en temas rusos, habla de una “troll factory” desde la que trabajan agentes rusos promoviendo noticias falsas y suplantando a ciudadanos británicos con perfiles falsos. Keir Giles no se ha esforzado tampoco mucho en el peregrino diseño de esta red de desinformación de que habla en sus teorías conspiratorias. Giles se ha limitado a tomar como modelo las tramas de envenenamiento informativo que existen desde mucho tiempo atrás en USA para manipular el terrorismo internacional y la violación de derechos humanos que sistemáticamente comete Estados Unidos; unas tramas en la que colaboran estrechamente FBI y CIA- y para la que los serviles medios de comunicación europeos, especialmente los británicos, hacen de sumisos “alguaciles”.

El ex secretario de Interior se suma a la campaña

Esta errática campaña contra Vladimir Putin cuenta también con la espontánea complicidad de miembros del gobierno. Así, el ex secretario de Seguridad británico, Stephen McPartland -cuyas temerarias declaraciones recoge el diario Independent– sugirió que Rusia podría estar detrás de una campaña de desinformación en las redes sociales para provocar los disturbios que se vieron en Southport. McPartland también se ocupó en su momento de difundir peregrinas acusaciones contra Putin: “La desinformación para socavar la democracia es también una parte importante de la estrategia rusa (…) Los trágicos acontecimientos de Southport están siendo utilizados por estados hostiles para fomentar el odio y la división entre sus ciudadanos”.

Lo que resulta francamente extraño es que la población británica, en estos días completamente desconcertada por el caos y la inseguridad provocadas por las bandas ultraderechistas en las calles, no se pregunte por qué su Estado sigue enviando costoso y sofisticado armamento a los batallones neonazis de Ucrania, mientras que aquí, a causa de la amenaza que suponen para el orden público, su policía tiene que enfrentarse cada día contra los mismos neonazis que apoyan en Ucrania.

De la misma forma, resulta cuando menos inquietante que la prestigiosa prensa que en otros tiempos convirtió al Reino Unido en un modelo de libertad de expresión para el resto de democracias europeas, haya caído tan bajo en su servilismo a intereses extranjeros. Las maniobras informativas con que los medios británicos intentan manipular al ciudadano medio, tienen todas un patrón común que ni siquiera se atiene a argumentos racionales y que choca abiertamente contra una lógica más que aplastante: si uno de los objetivos públicos de la campaña de Putin en Ucrania es acabar con los batallones neonazis que operan en el ejército ucraniano, los cuales están acusados de cometer todo tipo de atrocidades entre los ciudadanos del Donbas… ¿Cómo va el presidente ruso a exaltar su ideología y convertirse en su aliado en territorio británico? E pur si muove.

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