Agencia Europea del Medicamento y Pensamiento Único
Acacio Puig. LQS. Marzo 2021
Primero fue el desconcierto durante el inicio oficial de la pandemia en marzo de 2020, después pánico e inversiones públicas millonarias apuntalando la investigación de poderosas industrias farmacéuticas y también la acelerada carrera buscando el milagro sanador ante la extensión de contagios y mortandad. Por último, confianza tautológica en las vacunas adquiridas por la UE y el reclamo del apoyo entusiasta de las instancias políticas, científicas y medios de comunicación. Apoyo sin fisuras de todo aquello que quiere “salir en la foto” (junto a críticas insustanciales de la derechona política y mediática, meramente electoralistas).
Durante marzo de 2021 y ante la visibilización de efectos secundarios producidos por la vacuna de AstraZeneca, países de la UE decidieron suspender temporalmente su inoculación, pero el 18 de marzo la Agencia Europea del Medicamento implementó línea-dirección-obligatoria, que resumiremos en: esa vacuna vale, sus efectos secundarios son insignificantes respectos a su capacidad de protección frente al Covid 19: ¡Vía libre hasta agotar las existencias!
El “remiendo” se actualiza cuando hay países en que ya se estudia ampliar su uso hasta los 65 años y cuando al detectar mayor incidencia de trombos en mujeres, se contempla añadir a la vacunación medicaciones anti trombos (…). Probablemente y como se decía aquí en los años del hambre: ¡más vale que siente mal que qué se pierda!
(Esperamos noticias de la otra vacuna, la de Pfizer BioNTech, de la que ya debería haber trascendido algo en estas fechas, aunque no ha sido así)
Recapacitemos… El proceso de producción y comercialización de las vacunas ha sido opaco y sin garantías. La gigantesca operación de compra y difusión se ha blindado recurriendo:
-Al mito de la neutralidad de la ciencia.
-A la eliminación de cualquier atisbo de debate público con expertos críticos a la doctrina oficial.
-A la discriminación del campo de negocios (restringido a “occidente”).
-A la salvaguarda del modelo productivo dominante mediante la aceleración de los procesos de inoculación masiva como hipótesis protectora del funcionamiento laboral y consumista del capitalismo neoliberal.
1.- Sabemos que la ciencia pura está abandonada a su suerte en casi todos los países y que su entidad solo acierta a ser respetada (¿e invulnerable?) cuando se complementa con Técnicas (productivas e ideológicas) que la dotan de dimensión económica, de rentabilidad en dinero. Se idolatra la “investigación aplicada”.
Un proceso que la izquierda conoce bien y denuncia desde hace décadas (el mito de la neutralidad tecnológica)… ¿Por qué ahora el silencio marca el paso?
El pánico a ser tachados de “negacionistas” se ha extendido como otra pandemia a pesar de que nadie duda del valor del debate y confrontación de ideas y es evidente la existencia de desarrollos de las ciencias desde “visiones de derechas y de izquierdas” en ámbitos como la ciencia política, la económica, la ecología… o la ética. ¿Constituyen la excepción las ciencias de la salud? En absoluto. Por eso la investigación sobre medicaciones poco rentables no se desarrolla al ritmo necesario.
La descalificación de hipótesis alternativas mediante el recurso al calificativo “negacionistas” es similar a la proliferación de otros recursos retóricos como terroristas, antisistema… y nos trae a la memoria aquello de “las armas de destrucción masiva iraquíes”, el “abrir viejas heridas” tan usado aquí por neo franquistas de toda calaña o la persecución “del golpismo catalanista”. Se trata simplemente de comodines que neutralizan la libre discusión y que son acuñados por los poderes del momento, pero comodines que amedrentan y son paralizantes.
2.- No hay debate público. No es comprensible que durante este año largo de pandemia ni aquí ni en la UE se hayan arbitrado espacios de debate público, fundamentado y plural, en los medios de comunicación y menos cuando consta que existen voces críticas alternativas en sectores de investigación, epidemiología y salud en diferentes países (voces acalladas y en muchos casos en exilio-emigración forzosa).
En muchas ocasiones desde la izquierda se ha denunciado el peso de los lobbies que circundaban las instituciones de la UE. Cabe preguntar entonces ¿la poderosa industria farmacéutica es una excepción, no presiona y además ofrece sus productos “sin ánimo de lucro”… como cualquier ONG?
Lo propio de la actividad científica a lo largo de la Historia ha sido el recurso permanente al debate, porque permite avanzar cuidando el contraste de análisis, de resultados, de pareceres. En este caso, no hay debate, solo un modelo de prueba-error en que la población sirve -nos tememos- como conejo de indias, máxime cuando “los contratos” con los productores de vacunas incluyen cláusulas que les eximen de cualquier responsabilidad por posibles efectos secundarios.
Con AstraZeneca hemos conocido algo (muy poquito) de los efectos más graves tras su inoculación en el cortísimo plazo. Efectos como trombos, ictus… pero otros muchos más como cefaleas, temblores, diarreas ni siquiera constan porque las gentes que los sufren no los notifican: asustadas, se limitan al consumo de paracetamol y a la paciente espera. En cualquier caso esos efectos son subvalorados por “los vendedores” de vacunas ya pagadas. ¿Dónde está el periodismo de investigación? ¿Dónde la exigencia de pensamiento crítico?
¿Qué efectos pueden esperarse en el medio y en el largo plazo? No se sabe. Importa utilizar lo comprado y… ¡ya veremos qué pasa mañana! También en este campo la ausencia del riguroso respeto al principio de precaución es similar a su ausencia en tantos otros como en la agricultura y ganadería, la energía nuclear, las armas de nueva generación, etc. etc. etc.
En definitiva, se trata de exigir que hablen TOD@S los expertos y que se creen así cauces de información plural que hagan posible la decisión razonada y participada de la población. Eso es algo muy diferente a machacar conciencias con consignas y demandas de fe ciega en los discursos instituidos como oficiales en toda la UE.
3.- Se acota el mercado-mercadeo de vacunas al campo económico afín, discriminado el espacio de negocio por consideraciones espurias. De modo que las vacunas de producción cubana, china, rusa… quedan fuera del mismo, porque son de “la competencia”.
Sin embargo, lo razonable por justo, sería evaluar todos los logros internacionales, valorar –sin prisa- su eficacia y posibles efectos secundarios, tomarse el tiempo necesario y proponer todos los estudios al debate público con transparencia en composición, precios y “prospectos de información al paciente”… (Como se hace hasta con las aspirinas).
Tampoco parece que en esos terrenos se esté por la labor, aunque precisamente en esta situación crítica, la cooperación científica internacional debiera producirse sin exclusiones y buscando de verdad poner la defensa de la salud en el puesto de mando y hacerlo en los cuatro puntos cardinales del planeta.
4.- Sus beneficios valen más que nuestras vidas. Por eso nunca se puso en cuestión la estricta disciplina sanitaria en las grandes empresas y tampoco los test, las PCR y los rastreos. Y sin embargo parece evidente que las cadenas de montaje, edificaciones, grandes superficies comerciales, transportes… fueron y son centros de transmisión de gran entidad y en los que abundan los contagios por humanos frecuentemente asintomáticos.
Sobre eso algo se ha alertado desde esta web y también en el extenso artículo de Laurent Vogel “El trabajo, ángulo ciego en la crisis Covid-19” publicado por viento sur digital el pasado 18 de diciembre, en el que se acusaba a la OMS de haber mirado a otro lado a pesar de haber recibido pertinentes informes europeos al respecto.
En definitiva, aterra la disciplina acrítica de tantos colectivos políticos, sociales, sindicales que se doblegan ante derivas como las citadas, derivas que ilustran con la expansión del pensamiento único, la opresión económica y la especulación a todo el andamiaje de este sistema depredador y tan corrupto como manipulador de conciencias. Algo evidente porque esta UE sigue siendo la de la Europa del Capital… o ¿creemos que “ha mutado”?
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De máxima urgencia es analizar, como lo hace Acacio en este artículo, la peligrosa obstrucción y el ataque a los reflejos democráticos de la ciudadanía por parte los poderes que malgestionan la epidemia Covid.
Este virus no hace sino resaltar las graves patologías que asolan las sociedades: crueles desigualdades, jibarización del maltrecho y mal llamado estado de bien estar, destrucción de derechos laborales y todo el largo etc conocido. Olvido y abandono total de los países “pobres”
En cuanto al Covid, un solo ejemplo:
– en España se suspendió la investigación SARs hace 20 años
– Ahora están investigando en el CSIC equipo_s que tienen que recurrir incluso a científicos jubilados por la falta de inversión! Y tampoco tienen dinero para comprar los componentes básicos que requiere la vacuna contra Covid. Parece que la del CSIC promete mucho y bueno, pero no antes de finales de año o en 2022…
– De gran interés será_n la_s referencia_s sobre las hipótesis alternativas de las que habla Acacio. Cuanta más amplia y razonada información, mejor para todas_os.
¿Pues, cómo se va a confiar en quienes mercadean con la salud y la vida: farmacéuticas, políticos y sus replicantes en redes y media.
En lo inmediato, hay que exigir la expropiación de patentes, por mencionar sólo lo más urgente. Y sí, la mucha energía e imaginación encapsuladas, aún más con los confinamientos, han de hacerse visibles para democratizar el control ciudadano sobre los llamados expertos, políticos e industriales que no pueden seguir enriqueciéndose y siendo los amos de nuestras vidas.
Afortunadamente, crecen el descontento, la crítica racional y las movilizaciones con propuestas para remediar el caos, la improvisación y el autoritarismo político-policial que tanto sufrimiento están causando. Por supuesto, los grandes media no se hacen eco de lo que se mueve tanto aquí como en otros países.
Muy consciente de todo ello, de lo mucho por recorrer y a sabiendas de las enormes lagunas y ocultaciones en tantos ámbitos, yo sí voy me pondré la vacuna, la que me toque, cuando me toque.
Bienvenidos a la distopía. Aun estamos a tiempo de parar la votación del jueves 25 de marzo en el Parlamento europeo para imponer el certificado digital de vacunación? https://r2020.info/covid-pass-diciamo-no-al-passaporto-vaccinale/
Acertada exposición, pero por desgracia se vacunan y me vacunaré como si fuese una rueta rusa. No tenemos acceso a la cubana, ni a la china y además, en mi caso, solo tengo en bolsa 17€ en bolsa, aun no estoy entre los virtuosos, en poco menos de 159 años creo lograrlo. S y R
Somos el sueño histórico del capitalismo, una sociedad totalmente manipulable. Nos están manejando como les da la gana. El futuro no es ciencia ficción, estamos dentro!
Muy interesante la nota. El principal escollo para debatir u opinar es que se hace desde el miedo. A la población se la ha metido miedo, por otra parte hemos visto miles de muertes, y poner alguna teoría en cuestión significa que te etiqueten como “negacionista”. Es un debate que se deja solo para expertos, científicos… nos hemos autoanulado como voz de opinión.