¿Antisemitismo? no, gracias
Por Nònimo Lustre
En algunos artículos anteriores hemos mencionado al antisemitismo pero siempre de paso, sin mayor abundamiento, porque nos parecía un término mucho más voluntarista y propagandístico que real. Sin embargo, vista su habitual manipulación por parte del sionismo, hemos colegido que merece alguna atención específica. Hela: considerándolo una expresión bíblico-decimonónica, nos maravilla que se mantenga en este siglo XXI y, sobre todo, aún nos asombra que sea malentendido puesto que descendientes de Sem, hijo de Noé, son también los palestinos… y los árabes en general. Que el sionismo se haya apropiado y hasta monopolizado de semejante vocablo, es materia que nos exige retroceder a fuentes arcaicas -manuales de primaria- que nunca hemos querido utilizar. Por ello, pedimos perdón por citar a la Ubicua Enciclopedia y a la Real Academia de la lengua Española (RAE) Con sólo referirnos a la RAE, sería suficiente pero, estando tan arraigada la utilización política de la maldita expresión, posiblemente tendremos que apoyarnos en otras fuentes. ¿Qué nos cuenta el diccionario DRAE?:
Semita; adj. Dicho de una persona: Que pertenece a alguno de los pueblos que integran la familia formada por los árabes, los hebreos y otros.
Semitismo.1. Conjunto de las doctrinas morales, instituciones y costumbres de los pueblos semitas. 2. Giro o modo de hablar propio de las lenguas semíticas. 3. Vocablo o giro de las lenguas semíticas empleado en otras.
Sin.; judaísmo, hebraísmo, arabismo.
En pocas palabras: arabismo es uno de los sinónimos de semitismo ergo no sólo los palestinos son semitas sino muchos más pueblos vivos y/o extintos. Ver los dos siguientes mapas:
Distribución de las lenguas semitas iniciales según Wikipedia
Distribución geográfica de los hablantes de lenguas semitas (en naranja) y de otras lenguas afroasiáticas en la actualidad (ibid)
Una vez aclaradas las banalidades de base, profundicemos: es un nefasto anacronismo prolongar hasta hoy cualquier taxonomía étnica anclada en Noé –Nuh, en el Corán. En primer lugar porque los Libros Sagrados (Biblia, Corán, Talmud y Torá) son unos palimpsestos; es decir, que la versión que hoy leamos dellos es el producto coyuntural de cientos de tachaduras, borradores, re-redacciones oportunistas y etcétera. En segundo lugar, porque del antisemitismo tenemos evidencias serias sobre su origen y su difusión -no digamos sobre su actual administración por el sionismo. Por ejemplo, el primer ‘semita’, Noé vivió ca. hace 3.000 años y murió a la lozana edad de 950 años -dicho sea metafóricamente. Sirva como ejemplo de los desastres que provocan los escribas excesivamente adictos al palimpsestismo, que las versiones canónicas nos enseñan que Sem, Cam y Jafet fueron sus hijos -nada dicen de quién era su madre- pero no mencionan al cuarto hijo de Noé; a saber, Aram, patriarca de los Arameos -pueblo y lengua que todavía existen- del que, a la postre, no queda claro si es hijo de Noé, de Sem… o (dejando por innecesaria a la hipotética madre) incestuosamente de ambos. Lo cual no sería raro porque los Libros Sagrados están plagados de incestos, biológicos y/o ficticios -en suma, mitológicos.
El único dato plausible de cuándo vivió Sem ha de ser físico y, desde luego, no puede apoyarse en ningún palimpsesto. En este sentido, guiados por los datos arqueológicos, sólo podemos aventurar: a) que el Diluvio Universal ocurrió, según algunas escuelas, hace unos 8.000 años; b) que no fue universal, aunque mitos parecidos los haya en muchas otras culturas -lo cual olvidan los empoderados ‘semitas’ (sean ellos quienes sean) para considerarse no los Padres de la Humanidad sino, más aún, los Padres de la Tierra (sea plana, esférica, tetraédrica u oblonga); c) que, unos 3.000 años después de la Gran Riada, los escribas sacramentados redactaron algunas de las primeras versiones de lo que ahora son Libros Sagrados.
Por delirante que parezca -y lo es-, todavía existen turbas de fieles piadosos que confían en imitar al Viejo Testamento porque creen que su veracidad ha sido demostrada a través de los siglos. En lo que hoy nos atañe, nos preguntamos, ¿qué suerte corrieron los tres hijos oficiales de Noé? Sobre los ‘semitas’, versa esta nota y sobre los jafetíes-jafetianos (hoy, los blancos) se fantasea menos de lo que cabría esperar del devenir caucásico -si acaso, que, en 1771, un tal Gatterer ‘demostró’ la veracidad de la predicción bíblica de la supremacía jafetiana (Génesis 9:25-27) En cuanto a otras tonalidades epidérmicas, ¿de qué color son los semitas? -mejor dejamos la respuesta para otra ocasión. Sin embargo, está ampliamente admitido que los camitas, son los Negros. ¿Por qué esta tempranísima discriminación?, ¿porque no son los primogénitos? No, la primogenitura era barata, se vendía por un plato de lentejas, hasta los africanos la hubieran podido comprar. Entones, ¿porque son malos de natural?: tampoco, Dios/Yavé es la Naturalidad Absoluta y no admite intrusismos. La verdadera respuesta es una fruslería: porque Cam, el benjamín, vio desnudo a Noé (Génesis 9: 20-25) No obstante, la “maldición de Cam” es un episodio controversial: aparte de que el libro sagrado no habla del color negro, milenios después, todavía se discute si el borrachuzo Noé maldijo a Cam o a su hijo, Canaán -lo cual justificaría la opresión que los canaanitas sufrieron por parte de los auténticos israelitas. Sea como fuere, no hay más que observar la sempiterna condición de los negros para concluir que la maldición se perpetúa. Corolario: al igual que la Historia, la Biblia es una maestra que no siempre se equivoca.Confusa y pudorosa reconstrucción de la maldición de Cam. Cam y Jafet tapan a su padre de espaldas mientras que Sem, lo mira. Pese a lo cual, Sem y Jafet son buenos mientras Cam -caucásico en el grabado- es tan perverso que es ¡simbólicamente negro!
Avanzando milenios: a mediados del siglo XIX, se pasó del concepto lingüístico al concepto racial, es decir, de la noción de lenguas semíticas al de raza semítica, opuesta al de raza indoeuropea -léase, aria. Y todo ello derivó en la creación del concepto racismo cuyo más conspicuo estudioso fue Gobineau para quien, y pese a no ser personalmente antisemita, la raza aria era superior a las demás. Resumiendo: lo que empezó como teoría lingüística, degeneró rápidamente en un peligroso y escurridizo ‘concepto racial’. Simultáneamente, autores como Renan sostenían que la lengua era epítome de la cultura y, consecuentemente, de la etnia. Asimismo, reconocía que la Historia de Mesopotamia dominaba el ancestro hebreo y, también, que el folklore y la ciencia social -la antropología aún no se llamaba así- desvelaban un rasgo cultural que, al poco tiempo, fue confundido con lo racial. Continuando con la opinión de don Ernesto R., por culpa del monoteísmo, las razas semíticas eran inferiores a las razas arias puesto que la reducción del politeísmo a la creencia en una única deidad -monoteísmo-, había logrado que la raza aria padeciera “instintos raciales lujuriosos, violentos, sin escrúpulos y egoístas.” Por si no fuera suficiente con esta declaración de guerra, propuso depurar el Cristianismo de sus ingredientes semíticos. Para coetáneos suyos, esta descalificación denotaba un “prejuicio antisemita”.
El martirio del Niño Jesús y la Cerda de Wittenberg
Durante el franquismo, nos adoctrinaban en que los judíos eran una raza maldita porque mataron a Jesús alias el Cristo. Dentro del “contubernio judeo-masónico”, los episodios más propalados fueron las innumerables ‘pruebas’ de que esa raza indigna acostumbraba a matar niños.
Hasta que rebrotó la suinofobia o aversión a los suinos, gorrinos incluidos; un ejemplo de lo sencillo que fue olvidar el Tremendismo y llegar al Sarcasmo -doctrinalmente más eficaz y más popular.
Desde ca. 1290, alto-relieve en el exterior de la Wittenberg Stadtkirche -iglesia municipal donde, en 1517, cuando se llamaba ‘de Todos los Santos’, Lutero clavó sus 95 tesis sobre las indulgencias vendidas por Roma. Escena arquetípica de una Judensau (=cerda lactante) Amamantándose, dos judíos. A la drcha.., un rabino levanta la cola de la marrana. Encima de la cochina, hacia 1570, se añadió la inscripción “Rabini Shem HaMphoras”, una frase gramaticalmente incongruente que proviene de un texto aparentemente ‘antisemita’ de Lutero -o eso defienden algunos activistas más o menos tendenciosos.
Sabemos que Luperca -más conocida como la Loba Capitolina-, cuando sólo era un bronce ¿etrusco?, no amamantaba a Rómulo y Remo. Estos bebés le fueron añadidos en 1.471 por lo que podríamos preguntarnos: el escultor de Wittenberg, seguramente un artista que hoy bombardearíamos por flagrante antisemitismo, ¿se inspiró en Luperca? Pero, en el siglo XVI no existía esta palabra; ergo, los bebés judíos de abajo y el rabino que levanta la cola de la marrana son originales -no inspirados por Luperca. ¿Existía entonces el antisemitismo?: sí, pero no con ese nombre y, muy seguramente, sin ninguno de los rasgos por los que hoy le conocemos -salvo el sarcasmo medieval.
Coda
Derivando de lo la lengua a la raza, el semitismo fue creado hace más de un siglo sin tener cuenta otras características independientes de lo bíblico-coránico-toránico. Que, religiosamente hablando, haya perdurado pocos años (aunque ‘pocos’ son ya demasiados, esa poquedad es esperanzadora), nos enseña que el voluntarismo sionista se aferra a unos mitos que tienen menos de religiosos que de políticos. En la actualidad, fuera de los eruditos círculos filológicos, ni siquiera deberíamos hablar de lenguas semitas puesto que, tanto los idiomas como sus respectivos alfabetos, no son los mismos que hace muchos milenios o pocos siglos -sólo sobreviven unos escasos miles de arameo-parlantes. Por ende, el antisemitismo es un pretexto sionista para monopolizar su versión de la historia de Palestina (y hasta de Arabia) Una apropiación fraudulenta y majadera promovida con millones de shekels/dollares desde Israel (= etimológicamente, “el que pelea con Dios”) que entorpece gravemente el conocimiento científico pues desprecia siglos y siglos de evidencias serias sobre las religiones del área palestina, la Historia y, en suma, las culturas del que llamamos ‘Oriente Próximo’.
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Enhorabuena! Un artículo excepcional, cargado de pedagogía y muy interesante. Mis felicitaciones al autor, quién por cierto siempre suele ser muy acertado en sus análisis. Gracias
Muchas gracias por este excelente artículo, cuánto se aprende de los que saben.