Argentina: 14 años de la “masacre del Puente Pueyrredón”
Redacción*. LQSomos. Junio 2016
Decenas de miles de manifestantes recordaron en el Puente Pueyrredón a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, asesinados por la policía hace 14 años.
A 14 años de la “masacre del Puente Pueyrredón”, ocurrida el 26 de junio de 2002, mientras era presidente Eduardo Duhalde, una multitud de militantes sociales y populares testimoniaron su repudio no sólo a los asesinos materiales de Maxi y Darío (hoy encarcelados) sino también a los autores intelectuales, que gracias a la injusticia habitual aún están en libertad (Duhalde, Aníbal Fernández, Juanjo Alvarez, Felipe Solá y otros muchos). Además, advirtieron al gobierno actual de Mauricio Macri que cese con los despidos, el tarifazo y la represión porque “no lo permitiremos y lo enfrentaremos en la calle con todas nuestras fuerzas”.
La actividad recordatoria comenzó, como todos los años, el sábado con una vigilia en la que además de realizarse múltiples actividades culturales y musicales, se recordó el espíritu humilde, combativo y solidario de los militantes caídos bajo las balas de la policía bonaerense en 2002. El padre de Darío, Alberto Santillán, en lenguaje claro y contundente reafirmó que no piensa bajar los brazos frente a la impunidad planteada por los sucesivos gobiernos, y criticó duramente al kirchnerismo (“porque nos engañó y no hizo nada para ir al fondo de lo que realmente sucedió en la masacre”) y al gobierno macrista porque insiste en proteger a los autores intelectuales de los dos crímenes.
También incidió en las victorias obtenidas “en esta larga lucha donde no nos han regalado nada, sino que todo lo conquistamos en la calle peleando, movilizándonos, haciendo escraches. Así se obtuvo la condena a cadena perpetua del comisario Alfredo Franchiotti y del ex cabo Alejandro Acosta, y el cambio del nombre de la estación “Avellaneda” por la de “Estación Darío Santillán y Maximiliano Kosteki”.
Con palabras similares, Leo, hermano de Darío, convocó a los jóvenes a seguir luchando contra la impunidad.
Casi a medianoche, fue homenajeado el poeta y escritor Vicente Zito Lema, a quien Alberto Santillán definió como “un hombre con un corazón gigante y solidario que siempre nos ha dado el ejemplo y del que aprendemos todos los días”. Zito Lema había leído minutos antes un poema dedicado a Maxi y Darío, y luego, dirigió unas palabras enmarcadas en la emoción del momento. Reiteró la necesidad de sumar fuerzas y coraje para acaba con el capitalismo que “representa el discurso de la muerte”.
Luego, una marcha de miles de jóvenes portando antorchas subió hasta el Puente para esperar allí la mañana del día domingo y recordar a Maxi y Darío como ellos se merecen.
Domingo frío pero con el calor rebelde de la militancia social
Decenas de organizaciones populares comenzaron a encolumnarse en la mañana del domingo 26, agitando sus banderas, y haciendo oír sus consignas de protesta por sus compañeros y compañeras asesinadas (Maxi y Darío pero también muchos otros caídos bajo las balas policiales en todos estos años). Llegados desde los barrios más humildes, multitud de mujeres, con sus niños y niñas en brazos, hombres mayores de rostro agrietado por años de explotación y miseria, jóvenes entusiastas para los que Maxi y Darío son un símbolo de ética (una palabra que no anida en los políticos actuales) y también de coraje para enfrentar a los poderosos.
Todas ellas y ellos, subieron al puente divididos en tres columnas de miles de manifestantes, a través de las cuales demostraron que la memoria está más vigente que nunca, y que las ganas de pelear no se amilanan con advertencias represivas y proclamas mentirosas de los actuales gobernantes.
Luego, en el acto final la periodista Liliana Daunes leyó un documento del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, y “Cachito” Fuckman (de la Asociación de Ex detenidos-desaparecidos) reseñó las organizaciones que convocaban el acto. Finalmente, hablaron con voz cortada por la emoción (y la bronca) la hermana de Maxi, Vanina Kosteki y Alberto Santillán. Ambos agradecieron “a quienes nos acompañan año a año en esta batalla contra la impunidad” y redoblaron su exigencia de que todos los autores intelectuales vayan a la cárcel.
Tras las consignas rituales de gritar los nombres de Maxi y Darío junto a los 30 mil desaparecidos y asesinados por la dictadura, surgió de decenas de miles de garganteas una respuesta masiva: “nos seguiremos encontrando en la lucha”. Como fue ayer, como es hoy, como será siempre, mientras continúen las injusticias y la rapiña del capitalismo.
DARÍO SANTILLÁN Y MAXIMILIANO KOSTEKI, ¡PRESENTES!